Dos ingenieros industriales egresados de la Universidad del Nordeste (UNNE) proyectan una planta de pellets de madera para el interior de la provincia del Chaco. Su producción inicial podría reemplazar el 5 por ciento del fuel-oil que hoy consumen las fundiciones, las siderurgias y las plantas de producción de electricidad de la región. Generaría un beneficio económico y ambiental.

(25/06/08 – Agencia CyTA, Instituto Leloir. Por Catriel López Acosta – UNNE) – Con la idea de aprovechar los desechos de la actividad forestal para producir biocombustibles; y así, potenciar económicamente a aserraderos y carpinterías de Chaco, Dario Yarros y Enzo Judis, los dos primeros ingenieros egresados de la facultad de Agroindustrias de la Universidad del Nordeste (UNNE), con sede en Sáenz Peña, Chaco, proyectaron una fábrica de pellets – palabra inglesa que denomina a las pequeñas porciones de material comprimido – para aprovechar los desperdicios de astillas, viruta y aserrín.

Yarris y Judis, en el trabajo final de la carrera, realizaron un relevamiento de la actividad maderera del interior del Chaco y analizaron la posibilidad de complementarla con esa alternativa económica. Pese a ser una de las principales actividades productivas en esa provincia, en el proceso realizado en aserraderos y carpinterías, sólo se aprovecha el 60 por ciento de la materia prima. El otro 40 por ciento se pierde. Es considerada basura o desperdicio.

Altenativa ecológica

Previo a esa evaluación, ambos profesionales habían realizado un análisis sobre la evolución de los combustibles utilizados y las consecuencias provocadas en el medio ambiente. “Se hace necesario buscar una alternativa económica, ecológica y limpia para poder reemplazar parte de los combustibles existentes”, aseguró Yarros a Ciencia y Técnica. “Generar pellets de madera es una idea que surgió al recorrer los aserraderos y carpinterías, una de las principales actividades productivas desarrolladas en la región”, explicó el ingeniero Yarros.

Mediante un trabajo de campo, él y Judis realizaron encuestas en distintas ciudades del interior chaqueño, y descubrieron que se producen al menos 70 toneladas diarias de desperdicios en concepto de astillas y aserrín.

Ese remanente de la producción actualmente no está siendo utilizado, salvo en contadas excepciones. Para eliminarlo, lo queman o lo usan como relleno, lo que implica no sólo una pérdida económica para el empresario, sino también, un foco de contaminación para la región.

A partir de esa comprobación, surgió la idea del proyecto para la producción de “pellets” de madera para utilizarlos como biocombustibles.

Mercado externo e interno

Los “pellets” de madera se fabrican tanto en los países nórdicos como en Norteamérica – donde hay grandes extensiones forestales – desde los años 80. A partir de cortes de madera residuales, astillas, viruta y aserrín, se hacen pastillones comprimidos de forma redondeada de 20 a 30 milímetros de largo por 6 a 10 milímetros de diámetro.

Se utilizan para generar energía calórica en las plantas termoeléctricas, en fundiciones y siderurgias, en sustitución del fuel-oil. Con ese biocombustible, se reduce la dependencia de combustibles tales como el petróleo y sus derivados de origen fósil, las emisiones de gases en los procesos de combustión y la cantidad de residuos.

Yarros y Judis también estudiaron dónde ubicar la producción de esos pellets. “El producto puede ser comercializado en el mercado europeo, ya que existe una demanda insatisfecha”, aseguró Yarros. “Según muestra nuestro estudio, no está siendo utilizado en el ámbito nacional. Las únicas empresas instaladas que lo producen exportan toda su producción y obtienen grandes beneficios en divisas”, acotó.

Aunque no se descarta que el mercado internacional pueda ser una opción para ubicar ese biocombustible, obtenido a partir de la basura de los aserraderos y carpinterías del Chaco, existe la posibilidad de comercializar toda la producción como un sustituto del fuel-oil en el mercado interno a un precio de 250 pesos la tonelada. Ese es el destino donde se estima ubicar toda la producción.

Inicialmente, se plantea poder reemplazar el 5 por ciento del fuel-oil utilizado en las fundiciones, siderurgias y plantas eléctricas. Al respecto, Yarros relató que de acuerdo con la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (FECRA), en 2002 se consumían en Argentina 39.372 toneladas de fuel-oil. “Luego de cinco años, en el 2007, el consumo ascendió a 1.897.078 toneladas, pasando del 0,2 al 12 por ciento del consumo total de combustibles. Con esas cifras, puede proyectarse una demanda de 100.000 toneladas de pellets, con un crecimiento anual del 2 por ciento para los próximos años”, aseguró el ingeniero Yarros.

Beneficio económico y ambiental

Las inversiones necesarias para la instalación de una planta con una capacidad productiva de 8.600 toneladas anuales en el interior del Chaco, según la investigación de Yarros y Judis, rondaría los 1.353.754 pesos.

Luego de hacer un análisis global, Yarros y Judis determinan en su trabajo que el pellet “es una muy buena propuesta desde el punto de vista económico; pero es mucho más interesante desde el punto de vista ambiental, ya que se solucionarían muchísimos problemas en el sector productivo más importante de la región”.

También recalcan que la planta de pellets permitiría mejorar la rentabilidad de las industrias madereras, que podrían comercializar sus desperdicios. Al mismo tiempo, se contribuiría a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de las industrias termoeléctricas.