(10/06/08 – Agencia CyTA, Instituto Leloir. Por María Cristina Chaler)

¿Un nuevo paradigma?

En la nota de Ciencia Fácil donde hablamos de las fuerzas de la naturaleza, dijimos que se estudian cuatro fuerzas fundamentales, transmitidas cada una de ellas por partículas subatómicas que ofician de mediadoras.

Recordemos que las cuatro fuerzas fundamentales son:

• Fuerza gravitatoria.

• Fuerza electromagnética.

• Fuerza nuclear fuerte.

• Fuerza nuclear débil.

Habíamos dicho que:

Toda la materia se encuentra afectada por esas cuatro fuerzas fundamentales, que la ciencia fue estudiando y que todavía no puede unificar en una única teoría, pero que posiblemente muy pronto, pueda hacerlo.

Einstein pasó los últimos años de su vida tratando de encontrar una teoría que explicase lo macro y lo micro. A pesar de su renombre, muchas veces, se ganó la burla de sus contemporáneos, y murió sin poder lograrlo. Hasta que esa teoría no esté vigente, la mecánica cuántica, que explica la naturaleza a nivel atómico, tiene incompatibilidades con la teoría de la relatividad, que explica el universo a nivel macro.

Evidentemente, este inconveniente tiene que ver también con lo relativo, ya que lo inmensamente pequeño para nosotros es difícil de analizar por problemas tecnológicos. Cuando hacemos mediciones, éstas son indirectas, de modo que el sistema se ve afectado de tal manera, que alteramos el proceso; y así la incertidumbre es parte de los resultados y sólo hablamos de probabilidades.

Los físicos teóricos junto con la curiosidad de los filósofos, poco a poco se están acercando a una teoría unificada y estamos prácticamente al borde de un cambio de paradigma tanto para la ciencia como para la filosofía.

La teoría de la unificación sería posible en un Universo de catorce dimensiones. Aquí es donde nuestros sentidos tan acostumbrados a la tridimensionalidad (largo, ancho, alto) eclosionan y no tienen capacidad de entender.

Aunque es muy ilógico que sólo existan tres dimensiones espaciales y cuatro con la temporal en un Universo tan enigmático y complejo, que con el álgebra y el análisis matemático puede explicarse en forma N dimensional.

La matemática puede lo que nuestro cerebro todavía no es capaz de entender y lo que experimentalmente aún no podemos comprobar porque la tecnología del momento a pesar del avance, no permite hacerlo. El cuerpo matemático alcanza a visualizar una realidad mucho más compleja que la que nuestros sentidos son capaces de captar, ya que nos podemos acercar al infinito y estudiar la variación de funciones en él, bastante fácilmente.

Sólo nos queda demostrar experimentalmente lo que la matemática ya ha demostrado teóricamente y no es tan fácil, ya que necesitamos una tecnología de avanzada para poder hacerlo.

La Ciencia va en camino de la Teoría del Todo, el cuerpo matemático de la misma está prácticamente unificado pero todos sus cálculos se basan en que la gravedad es transmitida por una partícula llamada gravitón que si bien es lógica, su existencia todavía no ha podido retenerse en forma experimental.

El descubrimiento de esta partícula cambiaría radicalmente el mundo de la ciencia y el modelo atómico con el que se está trabajando en la actualidad. Además, cambiaría la concepción de universo que cada uno de nosotros tenemos y abriría el camino del pensamiento a profundidades que aún no hemos alcanzado.

Hablaríamos de un Universo de energías vibrantes como el sonido que provocan las cuerdas de diferentes instrumentos. Las dimensiones serían más de diez para poder explicar aquello que no somos capaces de percibir con nuestros sentidos.

Sería algo así como una serie de universos paralelos dentro del universo que conocemos con nuestros limitados sentidos, que están acostumbrados a lo tridimensional y que no imagina siquiera, las hiper-dimensiones.

Estos universos nos atraviesan y son imperceptibles. Así como el mundo de los humanos es desconocido por el pez, para éste, los humanos son inexistentes porque sólo conoce su universo de experiencias y vive en su propia dimensión.

Somos peces en el universo y no somos capaces de captar su inmensidad porque nuestros sentidos son absolutamente limitados. La matemática ya lo ha alcanzado.