“H2O, una biografía del agua”, acaba de ser publicado por Philip Ball, químico y doctor en física de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, y editor de la revista científica Nature.  De acuerdo con Ball las “concepciones del agua y de sus recursos no sólo atañen a la física, la química, la biología, sino también a otros aspectos sensibles de nuestra cultura, nuestras sociedades, nuestra salud y nuestros derechos humanos”.  

(01/10/10 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. En el libro “H2O, una biografía del agua” (Editorial Fondo de Cultura Económica), Philip Ball, químico y doctor en física de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, señala que hasta el día de hoy se producen acalorados debates sobre la estructura del agua a escala molecular y su combinación única de propiedades. En sus páginas, Ball narra “la vida del agua”, desde sus “azarosos orígenes en el Big Ban hasta su presente como artículo de lujo occidental, anticipando un futuro conflictivo, que sin embargo presenta también luces esperanzadoras”. 

“Los papeles que el agua asume en el funcionamiento de las células vivas, así como las implicaciones de esta ‘matriz de la vida’ en las investigaciones  sobre la existencia de la vida extraterrestre, siguen generando sorpresa, excitación y polémica”, afirma en sus escritos el autor del libro, que también se desempeña como editor de la revista científica Nature. Y agrega que también es consciente de que fuera del ámbito de lo que se suele llamar ciencias puras, el agua tiene un significado diferente. Asimismo se refiere a su esperanza de poder convencer a través de su libro de que las “concepciones del agua y de sus recursos no sólo atañen a la física, la química, la biología, sino también a otros aspectos sensibles de nuestra cultura, nuestras sociedades, nuestra salud y nuestros derechos humanos”.

La afirmación de Ball cobra aún más sentido si se tiene en cuenta que un inmenso porcentaje de la humanidad no tiene un acceso adecuado a ese recurso líquido vital para la vida.En la actualidad, 1 100 millones de seres humanos, es decir, el 17 por ciento de la población mundial no tiene acceso a volúmenes de agua de una calidad mínima para usos humanos esenciales como beber, cocinar e higienizarse. Por otra parte, 2 400 millones de personas no tienen servicios de recolección y tratamiento de excretas adecuado. Esa injusticia social los priva del derecho a una vida digna, provoca diversas enfermedades y hasta la muerte”, señaló a la Agencia CyTA el doctor José Esteban Castro, catedrático argentino en Sociología de la Universidad de Newcastle, Inglaterra.

Para Castro, que también es coordinador de la red de investigación sobre agua, gobernabilidad y ciudadanía en América Latina WATERLAT, que cuenta con investigadores en la mayoría de los países de la región incluyendo Argentina y Brasil, “las principales dificultades que impiden el acceso universal de la población al agua potable no tienen un origen tecnológico sino que se trata de un problema fundamentalmente social, ético y político”. 

Gestión del agua

Si bien ha habido avances muy importantes desde la década de 1970, las condiciones relativas a los servicios de saneamiento a nivel mundial  (que incluyen el agua potable y la recolección segura de excretas) siguen siendo inaceptables en muchos países y regiones, subrayó Castro. Y continuó: “Aún más, a pesar de los compromisos asumidos formalmente en años recientes por parte de los gobiernos de los países industrializados y de las instituciones de desarrollo internacional, las metas establecidas para reducir las carencias en los servicios de saneamiento no se están cumpliendo, especialmente en los países más necesitados, como en África y en parte de Asia y América Latina.”

De hecho, el Tercer Informe Mundial del Agua de la UNESCO publicado en marzo de 2009 reconoce que “de acuerdo a las tendencias actuales la meta de Desarrollo del Milenio establecida por las Naciones Unidas para los servicios de saneamiento no será alcanzada por un amplio margen en la mayoría de los países en desarrollo”.

De acuerdo con Castro “si la humanidad no toma conciencia de la inadecuada gestión actual del agua, la situación continuará empeorando en forma irreversible”.  Por otra parte, destaca que ante la desigual distribución de ese recurso vital para la vida es necesario instalar “una ética universal del agua fundada en los principios de la solidaridad y la justicia social y ambiental.” Por el contrario, el investigador y docente considera que la “ética individualista, que se ha instalado como modelo predominante, es una ética fundada en el principio de exclusión, una ética que subordina las necesidades del conjunto de los seres humanos, incluyendo las ambientales, a los requisitos de la acumulación capitalista cuyos frutos son monopolizados por una relativamente pequeña fracción social.

Sin embargo, para el investigador argentino, residente en el Reino Unido, hay caminos alternativos. “Los elementos embrionarios de una ética universalista y solidaria que nos permitan desarrollar formas sociales más avanzadas e inclusivas tienen una larga existencia y han dado lugar a distintos procesos sociales contemporáneos, como lo ilustran las políticas de Brasil y Venezuela, y las que se han aplicado en algunas ciudades como Rosario, en Argentina”, afirma.

En Santa Fe, se canceló la concesión privada del servicio de agua y saneamiento en 2006, casi simultáneamente con la cancelación de la concesión de Aguas Argentinas en Buenos Aires el mismo año. “El caso de Rosario se inserta dentro de ese proceso provincial, pero tiene la particularidad de que el gobierno municipal ha venido implementando políticas basadas en formas de democracia directa, como el presupuesto participativo originalmente desarrollado en la ciudad de Porto Alegre, Brasil”.

El presupuesto participativo implica la consulta a la gente de los barrios y otras unidades poblacionales. En muchas zonas urbanas del Brasil, dividen la ciudad en secciones, y hacen asambleas en cada sección, donde la gente discute las necesidades de inversión en agua y saneamiento, entre otros temas. “La comunidad tiene la posibilidad de incidir en las decisiones, y puede también participar en la verificación de que las obras se hagan a tiempo, con la calidad adecuada”, explicó Castro. Y concluyó: “No se trata solamente de reestatizar las empresas privatizadas, sino de desarrollar formas de gestión de los servicios esenciales que permitan una mayor participación de los usuarios en la toma de decisiones y particularmente, en el control democrático de la gestión de las empresas.”

 foto nota AGUA

 

 

 

 

 

 

 

De acuerdo con Philip Ball, químico y doctor en física de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, y editor de la revista científica Nature,  las “concepciones del agua y de sus recursos no sólo atañen a la física, la química, la biología, sino también a otros aspectos sensibles de nuestra cultura, nuestras sociedades, nuestra salud y nuestros derechos humanos”. 

Créditos: Wikipedia