Realizaron en Chaco un nuevo relevamiento de la fauna entomológica orientado a la búsqueda de flebótomos, que son unos mosquitos de 2-3 mm de longitud, y encontraron varias especies no registradas para esa provincia y otras para el país, por lo que se realizan estudios de capacidad vectorial para demostrar su potencialidad como transmisores de Leishmaniasis.

(03/07/09 -Agencia CyTA-Instituto Leloir / UNNE. Por José Goretta)- En la actualidad investigadores del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad Nacional del Nordeste realizan estudios de vigilancia entomológica dirigido a futuras acciones para minimizar los riesgos de transmisión ante un eventual foco de la Leishmaniasis en la región. Los investigadores realizan tareas de laboratorio para comprobar si los insectos encontrados tienen capacidad de transmitir la parasitosis y ser considerados vectores, como así estudiar las variables de comportamiento.

La leishmaniasis en sus formas clínicas cutánea, mucocutánea (con diferentes niveles de gravedad) y visceral está distribuida en 88 países en donde se describieron más de 700 especies de flebótomos y sólo 70 están implicados como potenciales vectores. De éstos, 25 especies se hallan en Argentina.

La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria que afecta a humanos y a animales, por ello se dice que es una zoonosis. Es producida por un parásito llamado Leishmania y es transmitida por la picadura de la hembra de un insecto pequeño de 3mm de longitud en promedio y de color marrón oscuro a negro según la especie. Su cuerpo está cubierto de pilocidades al igual que sus alas, las que siempre están separadas y extendidas. Es conocido como flebótomo, aunque puede tener otros nombres comunes según la región de cada país. En Argentina algunos lo refieren como “carachai”, “jején”, “polvorín” o “mbarigüí”, pero solo por su similitud general.

La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria producida por un protozoo (organismo unicelular) que se localiza en macrófagos (células del sistema retículoendotelial).

Las formas clínicas de la leishmaniasis se manifiestan a nivel de la piel, conociéndose como leishmaniasis cutánea o tegumentaria y diversas subformas clínicas a este nivel. Se caracteriza por presentar una lesión ulcerosa superficial de forma redondeada que tiene los bordes elevados y engrosados y fondo rojo con o sin costra (cáscara). Cuando se manifiesta a nivel de mucosas (oral, nasal, faríngea) se conoce como leishmaniasis mucosa y si está junto con ulceras en la piel es la forma cutáneo-mucosa. Todas estas formas clínicas no producen riesgo para la vida, producen trastornos a nivel de la piel, la boca, labios, paladar, con destrucción lenta y progresiva con las complicaciones propias de la localización.

La leishmaniasis visceral, en cambio, es mortal si no se diagnostica y se hace tratamiento a tiempo. Produce agrandamiento de órganos (organomegalias) como el hígado y bazo principalmente pero también afecta médula ósea y ganglios linfáticos. “Estos signos y otros síntomas pueden confundir con otras enfermedades como leucemia por ello hay que pensar en que podemos estar frente a un cuadro de leishmaniasis visceral”, indicó Juan Rosa, del área de Entomatología del Instituto de Medicina Regional.

Como en la provincia del Chaco los primeros registros de flebótomos datan de la década del 40’ y con escasa actualización, el Instituto de Medicina Regional está realizando una tarea de identificación, distribución y abundancia de flebótomos para determinar la situación de aquellas especies consideradas como probables transmisoras de la Leishmaniasis, tanto en su forma cutánea, más leve, o la variante más grave y hasta letal que es la visceral.

En el marco de ese relevamiento, que aún se está desarrollando, no sólo se está logrando determinar la ubicación geográfica y abundancia de los potenciales vectores, sino que además se encontraron especies desconocidas en el país y que no se tiene precisión respecto a si son transmisoras o no de la enfermedad.

“Encontramos en la región del Chaco Seco y Misión Nueva Pompeya especies que no se sabían que existían en esta provincia, además de hallar a otras especies no conocidas en el país, como Lutzomyia peresi y L. torresi por lo que debemos corroborar si son transmisoras” explicó Rosa.

Señaló que algunos de las especies de flebótomos encontrados en Chaco son vectores de la enfermedad en Brasil como Lutzomyia migonei y L. cortelezzii por lo que se está analizando si tienen la misma actividad transmisora en la región estudiada del Chaco.

“Queremos saber de la presencia de los flebótomos y si tienen capacidad de transmisión de la enfermedad, en qué regiones geográficas se localizan, qué lugares son los de mayor riesgo, cuál es la abundancia según las estaciones del año, entre otros datos que resultan de interés para abordar la problemática de la leishmaniasis”.

Sostuvo que Chaco es una región vulnerable a la leishmaniasis visceral como lo fueron Corrientes, Formosa y Misiones donde se registraron casos humanos y animales (en perros) y algunos con presencia demostrada del vector Lutzomyia longipalpis y en tal sentido se pretende generar conocimientos que sirvan para diseñar estrategias sanitarias de control de su propagación.

El relevamiento para la vigilancia entomológica de la leishmaniasis visceral está previsto se realice en toda la provincia del Chaco como primera instancia para conocer la situación vectorial, y luego instrumentar medidas preventivas propias de un plan de vigilancia y control vectorial.

A la par de los estudios de campo, los investigadores realizan tareas de laboratorio para comprobar si los insectos flebotominos encontrados tienen capacidad de transmitir la parasitosis y ser considerados vectores, como así estudiar las variables de comportamiento.

“El accionar del Instituto de Medicina Regional se trata de una tarea de servicio a la comunidad que a la vez nos permite realizar labores de investigación científica para analizar la evolución de la enfermedad y de los potenciales vectores principalmente” expresó el profesional.

Agregó que la proyección es poder ligar la información que se genere sobre la situación en Chaco con lo que ocurre en la región, pues se trata de una enfermedad que necesariamente requiere de estrategias conjuntas entre Universidad y sistemas de salud locales y nacionales.

Los estudios del Instituto de Medicina Tropical se concretan en coordinación con el Centro Nacional de Investigación en Endemo-Epidemias (CeNDIE), Red de Investigación de Leishmaniasis en Argentina (REDILA) y en coordinación con el Ministerio de Salud Pública del Chaco. Además se desarrollan junto a alumnos que realizan pasantías de la carrera de la Licenciatura en Ciencias Biológicas de Ciencias Exactas y de la Facultad de Medicina de la UNNE como parte de la formación de grado.