En Italia fue presentado un estudio sobre la percepción de la ciencia por parte de los ciudadanos. Se demostró que los italianos están informados y confían en la ciencia y la tecnología. No obstante, demandan una mayor participación y transparencia y menos influencia del sector político en la investigación científica.

(02/05/2008 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Alejandro Manrique) – ¿En qué sectores de investigación se debería invertir más de acuerdo con los italianos? ¿Cómo han cambiado los intereses de los ciudadanos respecto a la energía y la protección del clima? ¿Y en quién confían cuando se trata de cuestiones científicas y tecnológicas?

Esas y otras preguntas tuvieron respuestas en el brochure “Los italianos y la ciencia – Primer reporte de la ciencia, la tecnología y la opinión pública en Italia”, a cargo de “Observa – Science in Society”, organización que desde 2003 monitorea la orientación y las tendencias de la opinión pública italiana en lo atinente a investigación e innovación tecnológica.

El trabajo se realizó mediante un muestreo de 1.000 personas mayores de 15 años, representativas de la población italiana. Contó con la supervisión de Massimiano Bucchi (Universidad de Trento), Federico Neresini y Giuseppe Pellegrini (Universidad de Padova) y la dirección de Valeria Arzenton (Observa – Science in Society).

El reporte forma parte de una sección especial de la cuarta edición del “Anuario Ciencia y Sociedad 2008”, que fue presentado en febrero; y ofrece por primera vez, una inédita perspectiva de la relación entre los ciudadanos italianos y el mundo de la ciencia.

Confianza en la ciencia

La gran mayoría de los italianos valora los beneficios de la ciencia y el rol central que tienen en el desarrollo económico. Además, desde el momento en que la ciencia y la tecnología tienen un rol más importante en la sociedad, considera a los científicos como la categoría de interlocutores más creíbles. Le siguen los ambientalistas y las asociaciones no gubernamentales. En cambio, los políticos que se dedican a estos temas parecen tener un grave déficit de credibilidad.

Según el reporte, la investigación científica es, de hecho, una prioridad en materia de inversión pública directa para un italiano sobre seis. El área tecnológica más valorada es Internet. Más atrás se ubican la asistencia sanitaria, la educación y la lucha contra el delito.

Se observó que la mitad de los italianos, la parte de la muestra más joven e instruida, siente el deseo de ser informada sobre ciencia, mientras que la otra mitad, de edad avanzada y con títulos de estudio más bajos, no siente la necesidad de acceder a la divulgación. Puede resultar banal, pero es un dato que induce a pensar en el momento de organizar un evento orientado al gran público, de manera de no correr el riesgo de predicar siempre para los adeptos.

En lo que atañe a la confianza en la ciencia, se encontraron puntos de vista contrastantes. Una gran mayoría (el 73 por ciento) reconoce que la ciencia y la tecnología hacen la vida más saludable y segura y el 60 por ciento sostiene que los beneficios de la ciencia son mayores a los posibles efectos negativos. Pero por otro lado, sorpresivamente, se detectó que el 53 por ciento de los entrevistados piensa que la ciencia y la tecnología son responsables de la mayor parte de los problemas ambientales, mientras que un revelador 40 por ciento se preocupa por la posibilidad de que los propios valores de la vida puedan ser puestos en discusión por la investigación científica.

Respecto de los sectores de investigación en que Italia debería invertir, no existen dudas: las energías renovables ocupan el primer lugar (46 por ciento), seguidas de la investigación en el cambio climático (17 por ciento), un área que en los últimos años, captó la atención de un público más amplio, al punto de desplazar el tema de la biotecnología.

La mayor sensibilidad está orientada hacia el ambiente y a los problemas conexos. En ese marco, tal vez la sorpresa que encontraron los investigadores fue que la cantidad de apoyos a la energía nuclear está exactamente equilibrada por los que se oponen a ese tipo de energía.

Alfabetización y medios

Luego de evaluar la muestra, se verificó que la alfabetización científica de la población de Italia entra en la media europea. A pesar de ese dato, debe considerarse el llamado analfabetismo digital: casi un 60 por ciento de italianos no tiene nociones informáticas de base. Serían los nuevos analfabetos del siglo, excluidos no solamente de los instrumentos de uso cotidiano, sino también de los nuevos modelos de cultura.

En Italia, la puerta de acceso a la información científica está representada en primer lugar, por las transmisiones de televisión. Más del 50 por ciento de los entrevistados declaró que ve una transmisión de ciencia y tecnología al menos una vez al mes, aunque no recuerden el nombre del programa. Le siguen los periódicos, mientras que las revistas especializadas en divulgación científica llegan a un digno 30 por ciento de lectores. Por su parte, el deleite de la ciencia a través de Internet, como era de esperar, está concentrado en la franja de público de hasta los 30 años de edad. El 50 por ciento de esos jóvenes consulta un sitio web especializado al menos una vez al mes.

Pero los canales mediáticos no son los únicos que ofrecen el acceso al conocimiento científico. También son una pieza clave las exhibiciones y museos de ciencia, los festivales y manifestaciones públicas que ofrecen oportunidades de contacto directo con los experimentos y con los mismos investigadores. Impulsado por la necesidad de informarse y aprender algo nuevo, más de un italiano de cada cuatro ha visitado por lo menos uno de esos centros en el curso del año.

Algunos datos sorprendentes, que dejaron perplejos a los investigadores, surgen de la auto-percepción de los ciudadanos italianos: mientras que cerca del 60 por ciento de los entrevistados se considera bastante o muy informado sobre el cambio climático, las células madre o los organismos genéticamente modificados, sólo un 36 por ciento expresa estar informado sobre movimientos financieros o la reforma electoral de Italia.

Más participación y transparencia

Del estudio surge que un número importante de italianos está convencido de que la investigación de su país está afectada por un fuerte condicionamiento de la esfera política. Según Massimiano Bucchi, profesor de Sociología de la Ciencia en la Universidad de Trento, “emerge en diversos niveles, un reclamo de mayor participación en las decisiones relacionadas con la ciencia y la tecnología: un 82 por ciento de los encuestados opina que los ciudadanos deberían estar más involucrados y un 45 por ciento afirma directamente que también las prioridades de la investigación deberían definirse con la participación de todos los ciudadanos”.

De la misma forma, el público tiene muy poca expectativa en cuanto a una mayor apertura de parte de los científicos para que informen los resultados de sus propias investigaciones a la sociedad. Asimismo, se confía mucho en la información proveniente de ambientalistas y científicos, pero muy poco de la que procede de fuentes políticas.

Por otra parte, existe la sensación de que hay una alta permeabilidad entre investigación e intereses económicos. Una reflexión particular merece el hecho de que sobre el mundo científico se reflejan comportamientos propios de la política. A los ciudadanos italianos no les gusta la poca transparencia en los procedimientos de incorporación en el sector científico. Para casi un 65 por ciento, en el mundo de la investigación, hace carrera sólo el que está recomendado.

Cuatro categorías de italianos

La innovación es uno de los temas clave en Italia. Teniendo en cuenta su inserción en la ciudadanía y el insistente reclamo a cada sector, desde la telefonía a la industria automotriz, pasando por los electrodomésticos, cada producto se publicita destacando el componente innovador. De ese modo, la innovación es un estímulo tanto para la economía como para la calidad de vida. La cultura tecnológica es promotora de la fuerza competitiva a nivel global, pero asimismo, se demuestra capaz de incidir profundamente en el bienestar de quien la aprovecha.

Concretamente, frente a la ciencia, el estudio halló que los italianos se dividen en cuatro categorías: el “Científico Informado” (13,6 por ciento), confiado e interesado en los beneficios de la ciencia, generalmente público joven instruido y que se informa; el “Anti-Científico Desinformado” (26,8 por ciento), poco atento y escéptico, difundido entre los de menor nivel educativo, que no se informa y tampoco participa; el “Pragmático Informado” (15,8 por ciento), que tiene una visión utilitaria de la ciencia, aprecia sus implicaciones prácticas y confía en sus beneficios, pero prefiere dejarla fuera de la esfera de la participación ciudadana; y el “Crítico Optimista” (43,8 por ciento), moderadamente educado y optimista sobre la importancia de la ciencia, pero con dudas y un tanto perplejo sobre las actuales líneas de investigación existentes.

La organización “Observa – Science in Society” se financia por la Compañía de San Paolo de Italia y tiene como propósito ofrecer a políticos, medios, instituciones de investigación y ciudadanos, una sólida base de conocimiento susceptible de comparación a nivel internacional y con actualizaciones periódicas, para favorecer un debate informado y constructivo sobre los temas que intervienen en la relación entre ciencia y sociedad.