El género Aotus incluye 11 especies que habitan desde Panamá hasta la Argentina. Por la pérdida de sus hábitats, la caza y la propagación de enfermedades, entre otras amenazas, su conservación está en riesgo. Un grupo internacional de expertos hizo un llamado a la acción para protegerlos, entre ellos, Alba García de la Chica, becaria posdoctoral del CONICET y miembro del Proyecto Mirikiná de Formosa, una de las iniciativas con más trayectoria del mundo en el monitoreo continuado de primates. 

(Agencia CyTA-Leloir).- No son famosos como los chimpancés u otros de sus parientes con mayor prensa, pero los monos del género Aotus son exclusivos de América latina y presentan muchas características que los hacen especiales. Sin embargo, de la mano de la pérdida de sus hábitats, la caza, el tráfico ilegal o el uso como mascotas, su conservación está en riesgo. Por eso, un grupo internacional de expertos hizo un llamado a la acción para protegerlos. Y en un Comentario publicado en el American Journal of Primatology resaltó las estrategias llevadas a cabo en diferentes lugares para hacer frente a esos desafíos, como el Proyecto Mirikiná, que funciona en la provincia de Formosa desde 1996. 

“El género Aotus se compone de 11 especies distintas que viven en la selva, desde Panamá hasta la Argentina, y su supervivencia está amenazada en muchos países; en algunos más que en otros”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir la experta en comportamiento animal Alba García de la Chica, una de las autoras del artículo. Nacida en España, García de la Chica se sumó en 2014 al Proyecto Mirikiná, fundado por el biólogo y antropólogo argentino Eduardo Fernández-Duque, para estudiar primates en su hábitat natural. Y ahora también realiza una beca posdoctoral del CONICET, con sede en el Laboratorio de Ecología y Comportamiento Animal de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, que tiene como protagonistas a esos pequeños monos, cuyo nombre científico en el país es Aotus azarae. 

“Siempre me interesó entender más sobre la evolución del comportamiento humano y sus bases biológicas y una manera muy valiosa para hacerlo son los modelos animales ‘libres’ de las ‘trampas culturales’ que nos caracterizan a los seres humanos. Aunque mucha gente lo olvida, nosotros también somos primates”, resaltó la especialista, que está abocada a la adaptación de un protocolo desarrollado en la Universidad de Pensilvania y optimizado en la de Yale, Estados Unidos, para la identificación de individuos mediante análisis genéticos, así ya no deben enviar las muestras al exterior. 

“Será un protocolo único para los monos mirikiná. Trabajo con un panel de 22 microsatélites, es decir, secuencias de ADN en las que un fragmento se repite de manera consecutiva. Los microsatélites y la cantidad de ellos necesarios para identificar individuos varían dependiendo de la especie”, señaló García de la Chica.  

Eduardo Fernández-Duque y Alba García de la Chica trabajan juntos para estudiar y proteger a los monos mirikiná. (Fotos: E. White/Proyecto Mirikina, Formosa-Argentina)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Genes y comportamiento 

Días atrás, la revista Science publicó un número especial en el que un consorcio internacional de científicos presentó el mapa genómico de primates más completo hasta el momento, a partir de la secuenciación del genoma de 233 especies diferentes (la mitad de las existentes). El argentino Eduardo Fernández-Duque, que contribuyó al trabajo con muestras de monos mirikiná de la reserva privada que existe en la Estancia Guaycolec, donde funciona el proyecto que fundó, es coautor de 2 de los 10 artículos. 

“Hasta hace poco todos los análisis genéticos de la especie eran realizados en el extranjero. A través de mi postdoctorado, bajo la supervisión de la doctora Bettina Mahler, especialista en genética de la conservación, estamos poniendo a punto el protocolo para poder hacer los estudios en Argentina, lo que además de contribuir a la ciencia y técnica del país permitirá tener resultados de muchos individuos de manera más rápida”, destacó García de la Chica, quien abundó: “Los análisis genéticos permiten explorar diversas preguntas de investigación. En el caso de los artículos de Science estaban más relacionadas a cuestiones de diversidad genética y riesgo de enfermedades. En mi caso, el interés radica en entender la evolución y el mantenimiento del sistema social y de apareamiento de la especie”. 

A través de muestras biológicas colectadas en el campo de manera no invasiva (heces del piso), la investigadora y su equipo extraen y amplifican ADN para poder determinar el sexo e identificar genéticamente distintos individuos y, de esa manera, evaluar cómo son las relaciones entre machos y hembras, cuáles son las estrategias reproductivas de la especie, qué papel juega la selección sexual y la competencia entre individuos.  

Los mirikiná presentan algunas características poco comunes en mamíferos, como sus hábitos parcialmente nocturnos y su sistema social de vida en pareja y apareamiento monógamo. “Estos aspectos biológica y evolutivamente tan interesantes fueron los que en parte dieron lugar al Proyecto Mirikiná, una de las iniciativas con más larga trayectoria de estudio y monitoreo continuado de primates, no sólo de la Argentina, sino también del mundo”, aseguró García de la Chica. “Esto permitió muchísimas investigaciones y ha hecho que ahora contemos con datos de individuos que fueron seguidos toda su vida, desde que nacieron hasta que murieron, y que tengamos identificados muchos de varias generaciones diferentes”, añadió. 

Tapa del número especial de la revista Science.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La especialista que se focalizó en el estudio del sistema social de estos primates explicó que viven en pequeños grupos formados por una sola pareja reproductiva, su cría más reciente y uno o dos hermanos de años anteriores. “Además, los machos mirikiná son de los padres más involucrados en el cuidado de sus crías que se pueden encontrar en el mundo animal. Las transportan en la espalda desde el primer día de vida, comparten el alimento, las acicalan y juegan con ellas más que las madres”, graficó. 

Amenazas 

Si bien de acuerdo a los criterios de conservación de la IUCN, el riesgo de extinción de los mirikiná o Aotus azarae que habitan en el norte de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Perú no es tan preocupante, al menos cinco especies de Aotus sí están seriamente amenazadas. La situación más grave es la de las poblaciones de Colombia, advirtieron los científicos en el American Journal of Primatology, donde hicieron un llamado a apoyar los esfuerzos de conservación y a trabajar con autoridades locales y la sociedad civil para desarrollar programas educativos y leyes que avancen en ese sentido.  

“En el caso de Argentina, la importancia de conservar a los mirikiná radica en que cumplen la función de ‘especie paraguas’. Esto quiere decir que conservándolos a ellos y a su ambiente se conservan también muchas otras especies de fauna y flora características de los corredores biológicos de las selvas formoseñas”, explicó García de la Chica. Y señaló que en Formosa desde 2012 la especie es considerada “Monumento Natural Provincial”, por lo que se encuentra legalmente protegida.