El hallazgo se describió en dos trabajos publicados en Nature un 13 de mayo de 1961. El estudio de esta molécula biológica es crucial para entender todas las formas de vida y desarrollar nuevos tratamientos para diferentes enfermedades.

(Agencia CyTA-Leloir. Por Bruno Geller)-. Hace 60 años, un 13 de mayo de 1961, una intensa saga de experimentos e imaginación culminó en la publicación de dos emblemáticos artículos que describían el descubrimiento del ARN mensajero, molécula intermediaria entre el ADN y la síntesis de proteínas.

Los artículos se publicaron en la revista “Nature”. Uno se titulaba “un intermediario inestable que lleva información de los genes a los ribosomas para la síntesis de proteínas” y fue realizado por Sydney Brenner (premio Nobel de Medicina 2002), François Jacob (premio Novel de Medicina 1965) y Matthew Meselson. El otro trabajo fue liderado por James Dewey Watson (premio Nobel de Medicina 1962), uno de los investigadores que revelaron la estructura en doble hélice del ADN.

“Comprender la biogénesis, regulación y función de las diversas moléculas de ARN es crucial para entender todas las formas de vida. De hecho, la primera molécula pre-biótica fue ARN. En particular, el llamado ARN mensajero funciona como intermediario entre el ADN –en donde se almacena la información genética- y su producto final, las proteínas”, explica Graciela L. Boccaccio, jefa del Laboratorio de Biología Celular del ARN de la Fundación Instituto Leloir (FIL) e investigadora del CONICET. Y agrega: “La historia del descubrimiento del ARN mensajero es compleja, y en sus inicios involucró más imaginación que trabajo de mesada, incluyendo el aporte de científicos de otras áreas, como fue el caso de George Gamow, que era cosmólogo y tenía ideas muy inspiradoras”.

ARN y COVID-19

“En la década del 50 se discutía y fantaseaba sobre la naturaleza bioquímica del ‘mensajero’, en varios artículos más recordados por los historiadores que por los biólogos moleculares actuales. Hoy en día, que se habla tan frecuentemente de virus a ARN, como el COVID-19, y de vacunas a ARN para controlarlo, es interesante saber que el ARN mensajero fue justamente identificado en un virus!!!”, destaca Boccaccio, una de las coordinadoras del Club del ARN de Buenos Aires que cuenta con el aval de la RNA Society, una entidad internacional sin fines de lucro dedicada a fomentar la investigación y la educación en el campo de la química y biología del ARN.

“60 años después de la publicación de los dos trabajos publicados en Nature, un total de 60 microgramos de esta molécula tan esquiva se administra en dos dosis y constituye una de las herramientas fundamentales con las que cuenta la humanidad para defenderse de otro ARN encapsulado que ha paralizado al mundo”, afirma Juan Pablo Tosar, investigador del Instituto Pasteur Montevideo, en Uruguay.

Algunas vacunas que se están aplicando para enfrentar la actual pandemia por COVID-19 contienen ARN mensajero con información para que las células de las personas vacunadas “fabriquen” proteínas específicas del nuevo coronavirus (llamadas spike). De este modo el sistema inmune reconoce esos antígenos y produce anticuerpos neutralizantes que brindan protección ante una eventual infección.

“Desde la identificación de las primeras moléculas de ARN mensajeros que tuvo lugar en sistemas experimentales sumamente sencillos, el enorme conocimiento acumulado en las décadas posteriores por grupos de trabajo en el mundo entero nos permite hoy entender y combatir virus altamente patogénicos, como el que causa COVID-19”, concluye Boccaccio, también profesora de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

El estudio del ARN mensajero es crucial para entender todas las formas de vida y desarrollar nuevos tratamientos para diferentes enfermedades.