Científicos de Rosario identificaron un mecanismo que facilita el crecimiento de Enterococcus faecalis, un microorganismo que realza el sabor de los quesos o produce infecciones hospitalarias.

(Agencia CyTA-Fundación Leloir)-. Responsable en parte del exquisito aroma y sabor de quesos, así como de muchas infecciones que prolongan la internación en hospitales, la bacteria Enterococcus faecalis se suma al universo de los Dr. Jekyll y Mr. Hyde microbianos. Ahora, científicos de Rosario identificaron los secretos moleculares que favorecen su multiplicación y crecimiento, lo cual podría tener aplicaciones tanto en la industria de alimentos como en la medicina humana.

El hallazgo “podría alentar el crecimiento de las variedades beneficiosas, así como permitiría mejorar las estrategias que apuntan a debilitar la resistencia a antibióticos de las patógenas”, sintetizó el doctor Víctor Blancato, investigador del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR) que depende del CONICET y de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

Tal como describe la revista PLoS ONE, Blancato lideró un equipo que comprobó que Enterococcus faecalis mejora su crecimiento cuando metaboliza o “digiere” citrato, un compuesto que se encuentra ampliamente distribuido en la naturaleza (por ejemplo, en frutas y vegetales o en la sangre de animales e insectos) y se utiliza también como preservante de alimentos.

El investigador asociado del Laboratorio de Fisiología y Genética de Bacterias Lácticas en el IBR explicó que conocer el mecanismo podría favorecer, por ejemplo, la producción de bacterias probióticas o beneficiosas a nivel industrial que puedan incluirse en alimentos.

Pero también permitiría explorar intervenciones contra las variedades que causan infecciones urinarias, bacteriemias y endocarditis en ambientes hospitalarios, que afectan sobre todo a pacientes con su sistema inmune deprimido.

Blancato y sus colegas comprobaron la relación entre la disponibilidad de citrato y el crecimiento de la bacteria incubándolo en muestras de sangre y orina. Asimismo, en estudios realizados con larvas de la polilla de la cera, observaron que aquellas cepas del enterococo incapaces de metabolizar el citrato también tenían menos virulencia y capacidad de proliferar dentro del insecto.

Por otra parte, los científicos estudiaron bases con datos genómicos de la bacteria y verificaron que el citrato es un “combustible” para todos los Enterococcus faecalis, independientemente de su procedencia: animales, pacientes, agua, leche, plantas, insectos o queso. El mecanismo “cumpliría un rol importante para la persistencia y crecimiento del microorganismo en diferentes medioambientes”, destacó Blancato, quien también integra el Laboratorio de Biotecnología de Inocuidad de los Alimentos de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas (FBioyF) de la UNR.

Del avance también participaron Gabriela Martino (primera autora del estudio); Cristian Pérez, del IBR; y Christian Magni, del IBR y de la FBioyF de la UNR.

 

Gabriela Martino, Christian Magni y Víctor Blancato, científicos rosarinos que junto a otros colegas realizaron el hallazgo con posibles aplicaciones en la industria láctea y en la salud.

Algunas variedades de Enterococcus faecalis son beneficiosas para la salud e incluso le otorgan sabor y aroma a los quesos.