Investigadores del CONICET y de la UBA llegaron a esa conclusión estudiando un cangrejo, pero creen que los resultados serían aplicables en humanos. Y que el hallazgo podría orientar enfoques para tratar (en el futuro) el estrés postraumático y otros trastornos.  

(06/10/17 – Agencia CyTA-Fundación Leloir)-. ¿Cómo procesa el cerebro la información de una experiencia que  involucra consecuencias deseadas y no deseadas? ¿Cómo se integra esa información para generar un comportamiento adaptativo? Mediante estudios en cangrejos, científicos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UBA comprobaron que se forman dos memorias en paralelo y que, además, estos recuerdos se modulan y compiten entre sí cuando se trata de evocarlos.

El hallazgo podría tener implicancias terapéuticas, dado que “se podría intentar minimizar selectivamente el efecto de los aspectos traumáticos de una experiencia y no el de otros”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir el doctor Fernando Locatelli, miembro del Laboratorio de Fisiología Sensorial del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIByNE), que depende del CONICET y de la FCEN.

En el estudio, publicado en la revista PNAS, Locatelli y sus colegas “entrenaron” a cangrejos del barro (Neohelice granulata) con estímulos positivos y aversivos asociados al mismo contexto. En particular, expusieron a los crustáceos a un alimento y a una amenaza visual cuando estaban en su búsqueda. En otras palabras, el contexto gana características deseadas por el animal y otras por las que preferiría evitarlo. El enfoque es diferente a los modelos clásicos de investigación del aprendizaje y la memoria, que tienden a recrear una u otra situación (la positiva y la negativa), pero no las dos en simultáneo.

“Lo que demostramos es que, luego de ese ‘doble’ entrenamiento, los animales forman dos memorias paralelas que se adquieren y almacenan de modo independiente”, señaló Locatelli. Y, según las circunstancias, son capaces de rememorar una por encima de la otra.

El trabajo también reveló que los animales conservan la información de la experiencia de forma que refleja fielmente lo sucedido. “Esto representaría una gran ventaja adaptativa, ya que el animal contaría con toda la información para ser evocada de manera oportuna según la situación”, subrayó el doctor Martín Klappenbach, quien realizó esta investigación como parte de sus tesis de doctorado bajo la dirección de Locatelli.

“Aunque esto dista de ser nuestra área de conocimiento, resultados como éste alientan la búsqueda de tratamientos para lidiar con trastornos de estrés postraumático o desórdenes similares”, se esperanzó Locatelli.

 

Los autores del avance científico, Federico Locatelli (izq.) y Martín Klappenbach, investigadores del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (CONICET- FCEN-UBA.)

Los autores del avance científico, Fernando Locatelli (izq.) y Martín Klappenbach, investigadores del CONICET y de la UBA en la sala experimental de comportamiento para cangrejos.

El estudio del cerebro de los cangrejos del barro permite comprender procesos básicos del aprendizaje y de la memoria que ocurren en humanos.

El estudio del cerebro de los cangrejos del barro permite comprender procesos básicos del aprendizaje y de la memoria que ocurren en humanos.