Así lo afirma la doctora Alicia Damiano, jefa del Laboratorio de Biología de la Reproducción en el Instituto de Fisiología y Biofísica Bernardo Houssay, en Buenos Aires. Su equipo ha identificado mecanismos biológicos que operan en la placenta y que estarían vinculados con ese trastorno hipertensivo que pone en riesgo la salud y vida de la madre y el bebé. 

(24/02/2017 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. La preeclampsia y su forma grave, la eclampsia, constituyen un tipo de trastorno hipertensivo exclusivo de la gestación humana cuyo origen es desconocido y que pone en riesgo la vida y la salud de la madre y del bebé si no se toman medidas médicas en forma oportuna. En el mundo, es responsable de 76.000 muertes maternas y 500 mil fetales o de recién nacidos. En la Argentina, representa un 13% de la totalidad de los embarazos patológicos.

La doctora Alicia Damiano, jefa del Laboratorio de Biología de la Reproducción en el Instituto de Fisiología y Biofísica Bernardo Houssay (IFIBIO), que depende del CONICET y de la Facultad de Medicina de la UBA, dirige un grupo de investigación que explora la causa de esta patología “con el fin de encontrar elementos que permitan diagnosticarla antes de que aparezcan los síntomas y sus complicaciones”, dijo en diálogo con la Agencia CyTA-Leloir. Extracto de la entrevista: 

¿Qué es la preeclampsia y cuándo se expresa?

Alicia Damiano: Se la define por la aparición en la mujer embarazada de un aumento repentino de la presión arterial luego de la semana 20 de gestación, muchas veces asociada algún tipo de fallo renal en la madre. Si bien se manifiesta con más frecuencia en el último trimestre, puede presentarse en cualquier momento durante la segunda mitad del embarazo, así como también durante el parto o incluso en las primeras seis semanas después de dar a luz.

Teniendo en cuenta que la ciencia médica vincula a las alteraciones en la placenta con el origen de la preeclampsia, ¿qué tareas específicas realizan en su laboratorio? 

Nuestro objetivo es entender qué es lo que ocurre en esa placenta que se formó mal, y encontrar algo que nos permita detectar estos cambios a tiempo de modo que el ambiente en que se geste ese bebé sea el mejor posible. Y se disminuyan los riesgos tanto para él como para la madre.

En 2001 descubrieron las “acuaporinas” en la placenta humana. ¿Qué rol cumplen? ¿Cuál es su relación con la preeclampsia?

Fuimos los primeros en identificarlas. Se cree que estas proteínas permiten el pasaje de agua entre la mamá y el bebé, aunque todavía su función completa es desconocida. Sin embargo, encontramos que las acuaporinas están alteradas en placentas de embarazadas con preeclampsia, aunque no existen evidencias que muestren que interfiera con el flujo de agua materno-fetal.

¿Y cuál es entonces el mecanismo que podría desencadenar la enfermedad?

Durante una gestación normal, las células de la placenta se van muriendo a medida que avanza el embarazo. Es una muerte que la misma célula programa, es un proceso normal denominado apoptosis y que no afecta el funcionamiento de la placenta. Sin embargo, en las placentas de mujeres con preeclampsia, este proceso está aumentado, o sea, muere un mayor número de estas células. Estamos diseñando modelos in vitro de cultivo de placentas humanas. Y creemos que las acuaporinas cumplen un rol crucial durante la apoptosis y que sus alteraciones podrían incrementar este proceso. 

¿El ácido úrico también podría jugar un rol?

Bueno, en un estudio que estamos llevando a cabo en el Hospital Posadas desde 2010, estudiamos el comportamiento de esa molécula que se mide en los análisis clínicos corrientes pero a la que se le da poca o ninguna importancia durante el embarazo. Y pudimos determinar que un aumento mayor a 1,5 veces en los valores de ácido úrico entre el principio del embarazo y luego de la semana 20 de gestación nos permitirían diferenciar a un grupo de mujeres que podrían estar en riesgo y que deberían realizarse controles más frecuentes para detectar a tiempo los cambios clínicos involucrados en la preeclampsia. Esta molécula tendría un valor predictivo negativo. Es decir, si el ácido úrico no aumenta en 1,5 veces luego de la semana 20 de gestación, esa mujer embarazada no tendría riesgos de padecer esta enfermedad. Es preciso realizar estudios más amplios para confirmarlo.

¿El objetivo último sería detectar la  preeclampsia antes de que aparezcan los síntomas? 

Así es. Hoy se sabe que la preeclampsia no solo afecta a la gestación. Las madres que la tuvieron presentan un riesgo elevado de enfermedades cardiovasculares. Y los bebés nacidos de estas madres pueden también sufrir enfermedades cardíacas, diabetes y trastornos neurológicos en su vida adulta, debido al estrés que sufrieron dentro del útero materno.

La doctora Alicia Damiano, jefa de grupo en el Instituto de Fisiología y Biofísica Bernardo Houssay, que depende del CONICET y de la Facultad de Medicina de la UBA, e integrantes de su equipo.

La doctora Alicia Damiano, jefa de grupo en el Instituto de Fisiología y Biofísica Bernardo Houssay, que depende del CONICET y de la Facultad de Medicina de la UBA, e integrantes de su equipo.