Para el director científico del Centro de Medicina Tropical y Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Universidad Nacional de Rosario, la estimación se basa en que muchas veces la infección es asintomática, aunque el virus de esos pacientes también puede ser transmitido.

(04/03/2016 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller)-. De acuerdo a las últimas estadísticas oficiales, los casos de dengue notificados en todo el país durante los dos primeros meses del año llegan a casi 20.000. Pero la cifra real supera “cómodamente” los 80.000 casos si se toman en cuenta aquellas infecciones que cursan y se resuelven sin presentar síntomas, señaló a la Agencia CyTA-Leloir el doctor Antonio Montero, director científico del Centro de Medicina Tropical y Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

“Puesto que los casos asintomáticos también contagian la enfermedad durante el periodo virémico [a través del mosquito vector], esta cifra elevada da una idea de la magnitud del problema”, indicó Montero.

En noviembre de 2015, la revista PNAS publicó la primera evidencia concluyente de que los pacientes con dengue sin síntomas también pueden transmitir el virus al mosquito Aedes aegipty, contribuyendo de manera significativa a la propagación de la epidemia. Incluso son más contagiosos que los enfermos que caen en cama, porque se siguen exponiendo al vector en sus tareas cotidianas. De acuerdo a los autores del trabajo, las tres cuartas partes de los 390 millones de nuevas infecciones anuales por dengue que se estiman en el mundo son “clínicamente inaparentes”.

En Argentina, se espera que el pico de casos se alcance en las próximas semanas. De acuerdo a Montero, autor del libro “Medicina Tropical”, editado en 2014 por Elsevier, la lógica indica que “la época de las lluvias, a mediados de marzo, es la época más favorable para la reproducción del mosquito, si el clima se mantiene templado”.

La medida más inmediata para enfrentar la enfermedad es controlar los sitios propicios para la reproducción del mosquito (descacharrado), aun cuando Montero señaló que resulta “poco realista” esperar grandes resultados cuando extensas zonas urbanas están cubiertas por villas miserias en las que abundan fuentes de agua estancada en chapas, latas, cubiertas en desuso, bolsas de plástico y aljibes improvisados. “El dengue no puede manejarse adecuadamente sin profundos cambios sociales”, dijo.

Con relación a las fumigaciones, que suelen ser reclamadas por los vecinos, Montero señaló su preocupación por la toxicidad de los compuestos que se utilizan (“que incluso se pueden escurrir hasta las napas”) y relativizó su impacto práctico para limitar la epidemia. “Aedes aegypti es un mosquito de hábitos domésticos, que habita en el interior de las viviendas, y por lo tanto es poco afectado por la fumigación de espacios abiertos como parques y calles”, destacó.

FOTO VECTOR DENGUE

Aedes aegypti, vector del dengue.