Investigadores argentinos demuestran que frutos carnosos de seis especies silvestres que crecen en los alrededores de Bariloche y en la región andina de Neuquén serían beneficiosos para la salud por ser ricos en minerales. Algunas de esas especies son el maqui, el calafate y dos especies de rosas, la mosqueta y la canina.

(08-09-08 – Agencia CyTA – Instituto Leloir) – “Los frutos carnosos de especies que crecen en forma silvestre en la región de la Patagonia podrían contribuir a ampliar la oferta de alimentos y aportar nuevos productos para quienes plantean la innovación en actividades productivas relacionadas con nuevos alimentos”, señala la doctora María A. Damascos, a cargo de la cátedra de Fisiología Vegetal del Departamento de Botánica, del Centro Regional Universitario Bariloche y profesora adjunta regular de la Universidad Nacional del Comahue.

Un trabajo de Damascos y sus colegas, publicado en fecha reciente en la revista científica Biological Trace Element Research, revela que varios de esos frutos son ricos en minerales. “Hemos encontrado en ellos una variedad de elementos minerales como hierro, calcio y potasio en cantidades significativas para la salud humana. Los resultados obtenidos a nivel del contenido de calcio de los frutos son importantes porque algunas personas adultas que tienen problemas digestivos para consumir lácteos requieren otras fuentes de calcio”, señala Damascos, que es especialista en ecología, crecimiento y usos de plantas leñosas, especialmente arbustos nativos y exóticos. En el estudio, también participaron investigadores del Centro Atómico Bariloche, de la Comisión Nacional de Energía Atómica y del INTA-Bariloche

Los investigadores analizaron seis especies: el maqui (Aristotelia chilensis), el calafate (Berberis microphylla), el michay (Berberis darwinii) y la parrilla (Ribes magellanicum), todas plantas nativas de las comunidades naturales de la Patagonia. También estudiaron dos especies de rosas, la mosqueta (Rosa rubiginosa) y la canina (Rosa canina), que son propias de otras latitudes, pero crecen como especies exóticas invasoras de la zona andina.

“En Argentina estas variedades no son cultivadas, sino que crecen en forma silvestre. Decidimos estudiar sus composiciones químicas dado que no se conocen bien sus propiedades, pese a que tienen frutos carnosos que en la actualidad se emplean para consumo humano y también para otros fines”, señala Damascos. Y agrega: “Son varias las razones que nos llevaron a estudiar esas especies. Una de ellas es que existen diversas bases de datos en las que se presenta información sobre la composición química de hojas o frutos de plantas cultivadas, pero no se cuenta con suficiente información sobre las plantas que crecen en forma silvestre”.

Por otra parte, si bien existen también publicaciones científicas que se refieren a la composición química de hojas y frutos de especies silvestres usadas a nivel doméstico o comercial por poblaciones de otras latitudes, tanto en América Latina, como en Europa, no se cuenta con información comparable sobre los frutos de las plantas que crecen en forma silvestre en la Patagonia, indica la especialista.

Frutos del sur del mundo

Los resultados del trabajo publicado se refieren a plantas que crecen en los alrededores de Bariloche y a la región andina de Neuquén.

“Los frutos de las especies nativas estudiadas tienen propiedades medicinales para la prevención de enfermedades relacionadas con el estrés (afecciones cardíacas y cáncer, entre otras) debido a la presencia de antioxidantes que brindan protección frente a los radicales libres (producidos por el organismo), que son los causantes de los procesos de envejecimiento y de algunas otras enfermedades”, explica Damascos.

Si bien en la actualidad, el maqui, el calafate, el michay y la parrilla, y las dos especies de rosas estudiadas evidencian un consumo a nivel doméstico y también comercial, los autores del trabajo recomiendan que se estimule su producción y comercialización.

“Los más factibles de usar serían el maqui, el calafate y las rosas porque son los más abundantes. Además de ser beneficiosos para la salud, el aumento de su producción y venta generaría fuentes de trabajo”, sugiere Damascos.

Hoy en día, se venden dulces especialmente de calafate y de rosa mosqueta y se preparan helados de calafate, de maqui y de rosa mosqueta. Además el calafate y la rosa mosqueta.se usan como rellenos de chocolates.

“Los turistas se llevan estos productos como típicos de la zona”, explica Damascos. Y continua: “También se vende la pulpa seca y molida para té de calafate y de rosa mosqueta. A nivel nacional una empresa muy conocida tiene variedades de té de mosqueta y de manzanilla”.

Por otro lado, el michay, el calafate y la rosa mosqueta se usan para preparar cremas, aceites, champoo y se venden a los turistas.

Con respecto a la rosa canina, la investigadora sostiene que los frutos de esta planta silvestre serían recomendables para el consumo humano y para elaborar otros productos. “En Europa se usa y tiene las mismas propiedades que la rosa mosqueta”, afirma.

En lo que al cultivo se refiere, la especialista advierte que es necesario establecer diferencias. “Recomendamos el cultivo y el mejoramiento en el caso de las especies nativas; sería muy interesante poder propagar estas especies y mejorarlas para que sean más productivas. En cambio, la rosa mosqueta y la rosa canina tienen un carácter invasor, es decir, se propagan fácilmente en áreas naturales sin ser cultivadas y no se las puede controlar. Al punto que pueden convertirse en malezas indeseables”.

Para Damascos, los resultados de su trabajo contribuyen al conocimiento de los productos no madereros que brindan los bosques nativos de Patagonia y que se pueden usar sin afectar su conservación.