(05/08/08 – CyTA-Instituto Leloir- Por María Cristina Chaler) – Las hormonas son específicas. Cada una actúa sobre un determinado blanco llamado “blanco diana”. Ese es un número limitado de células que poseen determinados receptores, es decir moléculas que reciben a la hormona para generar la respuesta deseada. Una vez unida la hormona al receptor, se produce una respuesta que provoca los cambios buscados.

Además, las hormonas poseen vida media. Son degradadas para evitar su acumulación, que es perjudicial para el organismo vivo. El tiempo medio de vida puede variar desde un segundo a días, dependiendo de la hormona.

También son altamente activas. Actúan en muy pequeñas cantidades como las enzimas (catalizadores biológicos). Por lo tanto, los niveles de las mismas en sangre son sumamente bajos.

Las hormonas poseen ritmo de acción y velocidad. Eso dependerá del medio y de la necesidad que se presente en cada momento.La alimentación, el clima, el sexo, las situaciones de estrés, la edad de la persona o el ciclo de vida en el que se encuentre, requieren la secreción de determinadas hormonas en los diferentes momentos.

Las hormonas se unen a receptores, que son macromoléculas que se encuentran en el interior o el exterior de la membrana celular.

Las hormonas no polares pueden atravesar la bicapa lipídica (membrana celular) y unirse a receptores internos, como lo hacen los esteroides, la vitamina D y las hormonas de la tiroides. Por su parte, las hormonas polares no pueden atravesar la membrana y se unen a receptores externos.

Los receptores son sumamente específicos, como en el caso de las enzimas con sus sustratos (ver notas de enzimas) y la hormona requiere de una adaptación estructural al receptor.

La cantidad de receptores es limitada y en determinados momento se ocupan todos, de modo que se produce la saturación.

La unión de la hormona con el receptor puede revertirse y una misma hormona provocar respuestas diferentes en células distintas.

Muchas veces, hay sustancias que provocan respuestas parecidas o de mayor intensidad que las que produce la hormona, esas reciben el nombre de agonistas. Otras sustancias se unen al receptor como si fueran la hormona, pero no producen ningún tipo de respuesta, esas reciben el nombre de antagonistas e inhiben la acción hormonal. En farmacología, se utilizan esas sustancias para potenciar o inhibir las acciones hormonales.

Como dijimos en la nota anterior, la cantidad de receptores varía de 10.000 a 20.000 por célula, y la respuesta se produce con una cierta cantidad de receptores ocupados que no tiene que ser la totalidad de los que existan, ya que los no ocupados servirán para reserva.

Hay ciertas enfermedades que producen la absoluta o relativa disminución de la actividad de los receptores, ya sea por alteraciones genéticas, intoxicaciones u otras causas.

El complejo Hormona-Receptor (HR) debe interactuar con otras estructuras de la célula para generar la respuesta. Un aumento sostenido de hormona provoca la disminución de receptores, para mantener el equilibrio en la respuesta. Ese fenómeno de regulación se llama “down regulation” (desensibilización). El fenómeno opuesto es el “up regulation”. Se produce cuando hay disminución de la hormona.

La down regulation a veces, se produce por un fenómeno de degradación de receptores por los lisosomas celulares, luego de la introducción de los mismos en el interior de la célula (endocitosis).

Poco a poco, iremos conociendo todos los secretos de estas importantes moléculas de vida.