De no combatirse a tiempo, en algunas décadas el cambio climático podría desencadenar una severa recesión económica mundial, según un informe del Gobierno británico. A menos que se tomen medidas urgentes para disminuir las emisiones de gas, el producto bruto global podría reducirse entre un 5 y un 20 por ciento por año. Expertos argentinos opinan que el informe es un llamado de atención sobre el funcionamiento actual del sistema socioeconómico mundial.

(3/10/06 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – El mundo afrontará una grave crisis económica si el cambio climático se mantiene fuera de control. Pero si trabajan juntos, los países aún están a tiempo de impedirlo. Esa parece ser la conclusión fundamental del informe más exhaustivo elaborado hasta ahora sobre la economía del cambio climático, presentado el pasado 31 de octubre por Sir Nicholas Stern, jefe del Servicio de Economía del Gobierno del Reino Unido.

“La conclusión del informe de revisión es en esencia optimista. Si unimos ahora los esfuerzos a nivel internacional, estamos a tiempo de evitar las peores consecuencias del cambio climático. Se necesita decisiones políticas firmes y meditadas. Pero la tarea es urgente: demorar la acción, aunque fuera una o dos décadas, nos ubicará en una zona de riesgo. No podemos desperdiciar la oportunidad”, comentó Stern al darse a conocer el informe, según un comunicado de prensa del Tesoro británico.

El trabajo llegó a la conclusión de que todos los países se verán afectados por el cambio climático, aunque los pobres serán los más perjudicados, porque lo sufrirán antes y con mayor intensidad, en parte por las dificultades de acceso a la tecnología necesaria para resolver los problemas emergentes. Si la situación no se mantiene bajo control, el mundo corre el riesgo de que las temperaturas promedio suban más de 5° C con respecto a los niveles preindustriales.

Las investigaciones más alarmantes sobre el impacto del cambio en los patrones meteorológicos hablan de consecuencias desastrosas para la pesca y el laboreo de tierras, además del desplazamiento de millones de personas a causa de huracanas, sequías e inundaciones, entre otros fenómenos extremos que dañarán o destruirán viviendas, fuentes de producción y de materia prima.

Según el informe de Stern, considerando el escenario más optimista, delineado a partir del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de 2001, se prevé que el deterioro de la geografía física y humana del planeta represente por año una baja del 5 por ciento en el producto bruto global. Pero si se consideran datos científicos más recientes, como los riesgos que comportan los gases causantes del efecto invernadero, el impacto económico sobre la vida y el medio ambiente diezmaría el producto global en más del 20 por ciento cada año.

“El informe es un llamado de atención sobre los criterios de funcionamiento del actual sistema socioeconómico mundial, que no es sostenible en el tiempo, debido a las presiones exacerbadas sobre los recursos naturales renovables y no renovables, los ecosistemas y la sociedad”, opina el doctor en Ciencias Físicas Pablo Canziani, investigador del CONICET especializado en cambio climático.

“Es necesario un esfuerzo conjunto de los políticos, empresarios y economistas que, junto con los sectores de ciencia y tecnología, deben desarrollar con creatividad nuevas formas de generar productos y servicios, así como fuentes de energía que apunten a criterios de sostenibilidad integral de la sociedad, el medio ambiente y los recursos. Por otro lado, la sociedad en su conjunto debería tender a criterios de vida y de consumo acordes con los conceptos de sostenibilidad”, agrega Canziani.

En comparación con las enormes pérdidas económicas que ocasionaría el cambio climático, el costo de ocuparse del problema es prácticamente insignificante. Reducir las emisiones de gases puede representar un costo aproximado de apenas 1 por ciento del producto global. Se estima además que con el tiempo esta política reportaría beneficios del orden de los US$ 2,5 trillones anuales.

Según Canziani, esta situación puede ser una oportunidad para la Argentina si se maneja desde el Estado y desde la actividad privada con criterio y responsabilidad, sobre todo en un esfuerzo conjunto de ambos sectores. “El problema no deja ni tiempo ni espacios para rencillas e intereses sectoriales. La base de conocimiento científico-tecnológico autóctono es fundamental, en particular para conocer nuestro sistema geofísico y ambiental, que hoy por hoy está escasamente monitoreado y controlado, y para desarrollar nuevas actividades y servicios en base a recursos locales que pueden ocupar espacios importantes en los mercados regionales e internacionales”, reflexiona.

El informe propone algunos elementos de política nacional e internacional necesarios para librar a la economía global del fantasma del cambio climático: incrementar el precio del carbono, desarrollar a gran escala productos tecnológicos altamente eficientes y reducidos en carbono e instruir a la población sobre las medidas que pueden tomar para combatirlo.

“La protección y manejo sostenible del medio ambiente puede ser sumamente beneficioso para nuestro país, pero requiere un urgente cambio de mentalidad de los políticos, los empresarios y productores, así como de los generadores de conocimiento y de tecnologías. Es más: es una obligación moral”, concluye Canziani.

Más información:

http://www.hm-treasury.gov.uk/independent_reviews/stern_review_economics_climate_change/sternreview_index.cfm

http://www.hm-treasury.gov.uk/newsroom_and_speeches/press/2006/press_stern_06.cfm