La nave espacial Mars Express de la Agencia Espacial Europea ha encontrado nubes de gran altitud sobre Marte. Los resultados son una nueva pieza del rompecabezas para explicar el funcionamiento de la atmósfera marciana y ayudarían a planificar mejor el descenso de las naves que se envíen a ese planeta.

(11/09/06 – Agencia CyTA – Instituto Leloir. Por Alejandro Manrique)– Hasta el momento, los científicos planetarios sabían de la existencia de nubes que moraban en la superficie y proximidades de Marte. Ahora, gracias a los datos del Espectrómetro Atmosférico Ultravioleta e Infrarrojo del SPICAM (SPectroscopy for the Investigations and the Characteristics of the Atmosphere on Mars) a bordo de la Mars Express de la ESA (Agencia Espacial Europea), se ha descubierto una gran capa de nubes, mayormente compuestas de dióxido de carbono, entre unos 80 y 100 kilómetros de altitud sobre el planeta rojo.

El resultado de la investigación se publicó en la revista científica “Icarus” del mes pasado, en un artículo titulado “Nubes de hielo de dióxido de carbono sub-visibles en la atmósfera de Marte”, a cargo de F.Montmessin, J.L.Bertaux y colaboradores, pertenecientes al Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés) en Verrières-le-Buisson, Francia.

Desde el inicio de las operaciones científicas de la Mars Express, a comienzos de 2004, el SPICAM ha estado sondeando la atmósfera marciana en toda su extensión.

El hallazgo fue hecho al efectuar observaciones de estrellas distantes, justo antes que éstas desaparecieran detrás de Marte. Al apreciar los efectos de la luz que viajaba a través de la atmósfera marciana, SPICAM pudo lograr una fotografía de las moléculas en diferentes alturas. Cada barrido a través de la atmósfera, se denomina perfil.

El primer indicio de la nueva capa de nubes se presentó cuando ciertos perfiles mostraron que la estrella disminuía su brillo en forma notable al encontrarse detrás de la alta capa atmoférica de 100 kilómetros. Si bien este fenómeno ocurrió solamente en un uno por ciento de los perfiles, para cuando el equipo reunió unos 600 ya se tenía por cierto que el efecto era real.

Franck Montmessin, científico del equipo y autor principal del trabajo que llevó a cabo la investigación, expresó: “…si se quisiera ver estas nubes desde la superficie de Marte, uno probablemente tendría que esperar hasta el atardecer…”.

La causa es que las nubes son muy tenues y solamente se pueden ver cuando la luz del sol se refleja en la oscuridad del cielo nocturno. En ese aspecto, son similares a las nubes que están en la mesosfera de la Tierra, a unos 80 kilómetros de altura sobre nuestro planeta, donde la densidad de la atmósfera es similar a la de Marte a los 35 kilómetros de altitud.

Las nuevas nubes descubiertas recientemente en Marte, podrían generarse en un lugar de la atmósfera mucho más rarificado. A los 100 kilómetros sobre la superficie marciana, la temperatura disminuye hasta unos 190º bajo cero, lo que significa que las nubes no están compuestas de agua. Explica Montmessin: “…Observamos las nubes en condiciones de congelación, donde el principal componente de la atmósfera de Marte, el dióxido de carbono, se enfría por debajo de su punto de condensación. Esto nos hace inferir que las nubes están hechas de dióxido de carbono”.

El instrumento SPICAM puede haber revelado también la forma en cómo se forman estas nubes, ya que ha encontrado una gran cantidad de minúsculos granos de polvo desconocidos a unos 60 kilómetros en la atmósfera de Marte, que tienen un diámetro de una centésima de nanómetro. Un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro, es decir, una magnitud decenas de miles de veces más pequeña que el grosor de un cabello humano.

Estos granos parecen ser los núcleos centrales alrededor de los cuales los cristales de dióxido de carbono se forman para generar las nubes. Son microscópicos fragmentos que procederían de rocas de Marte que han sido transportados a extremas altitudes por los fuertes vientos que se producen en ciertas épocas del año, o bien restos de meteoros que se han quemado en la atmósfera del planeta rojo.

Esta nueva capa de nubes de gran altitud tiene implicancias significativas para el descenso sobre Marte, dado que las capas superiores de su atmósfera podrían ser más densas de lo que se preveía. Será un importante factor a tener en cuenta en futuras misiones, cuando se use la fricción de la atmósfera exterior para reducir la velocidad de la nave espacial –con una técnica conocida como “aerobraking” o aerofrenado-, tanto al descender como para ponerse en órbita alrededor del planeta.