Un reciente estudio de una universidad alemana comprobó que las personas que empiezan a hacer actividad física a los cuarenta reducen significativamente el riesgo de desarrollar cardiopatías casi al nivel de las que practicaron ejercicio toda la vida. Expertos argentinos advierten que si bien la actividad aeróbica ayuda a bajar el riesgo cardíaco a cualquier edad, es importante empezar desde la infancia para disfrutar de una vida más saludable.

(CyTA – Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – Que la actividad física hace bien al corazón no es ninguna novedad. ¿Pero es lo mismo empezar de chico que de grande? Un equipo de epidemiólogos de la Universidad de Heidelberg, la más antigua de Alemania, estudió el tema y comprobó que los que se calzan las zapatillas a los cuarenta reducen el riesgo cardíaco coronario casi al nivel de los inquietos de toda la vida, según informa la revista Scientific American.

El epidemiólogo Dietrich Rothenbacher y colegas, de la Universidad de Heidelberg, estudiaron a más de 300 pacientes (la mayoría hombres) de entre 40 y 68 años que padecían cardiopatía coronaria, y a unos 500 voluntarios distribuidos por edad y sexo en proporción equivalente a la del otro grupo. Los resultados del trabajo fueron originariamente publicados el 19 de julio pasado en la revista especializada Heart.

Los investigadores pidieron a los participantes que detallaran la actividad física que habían desarrollado desde los 20 hasta los 39, de los 40 a los 49 y después de los 50. Más del 10 por ciento de los pacientes y el 6 por ciento del grupo de control reconocieron que nunca habían hecho actividad física.

Según arrojó el estudio, los que habían practicado ejercicio toda la vida tenían un 60 por ciento menos de probabilidades de desarrollar cardiopatías que los sedentarios. Pero lo llamativo fue que aun los que se habían puesto en movimiento después de los cuarenta gozaban de 55 por ciento menos de riesgo cardíaco que los inactivos. Además, obtuvieron el mejor pronóstico de salud los que habían pasado del sedentarismo al ejercicio constante.

“Nunca es tarde para comenzar a hacer actividad física y disminuir el riesgo cardíaco. De hecho, hace años que se viene indicando con éxito el ejercicio aeróbico regular moderado a los cardiópatas, y ahora también para combatir afecciones como la diabetes y los trastornos arterioscleróticos”, explica el doctor Arnaldo Angelino, del Centro de Vida de la Fundación Favaloro, de Buenos Aires, donde se desarrollan programas de rehabilitación cardiovascular basados en el ejercicio físico con la supervisión de médicos y profesores de educación física.

“Pero no todo empieza y termina en el corazón. Hacer deportes, alimentarse bien y recibir cuidados médicos de prevención desde la infancia son factores importantes para desarrollar una vida más plena y un envejecimiento sano”, advierte Angelino.

Si bien la técnica de recordación utilizada por el equipo de Alemania no está totalmente libre de sesgos, porque las personas pueden equivocarse al estimar su actividad, los datos que aportaron los participantes coincidieron con el estado físico constatado por los médicos y, más aún, con la historia clínica de cada uno.

“Los investigadores tomaron una edad bisagra. Hasta los 40 en el hombre y los 45 en la mujer (comienzo de la perimenopausia) se puede hacer prevención primaria del riesgo cardíaco coronario. Después, la actividad física apunta a reconstituir daños. Aun así, un plan de ejercicio aeróbico regular, moderado y constante ayuda a bajar más del 50 por ciento el riesgo de morbilidad y mortalidad. Esto a cualquier edad e incluso con enfermedad cardiológica”, explica el doctor Angelino.

En el informe de investigación, los epidemiólogos concluyen: “Los resultados que obtuvimos indican que un patrón de actividad física más activo está claramente asociado con una reducción del riesgo de cardiopatía coronaria. Y pasar de un estilo de vida sedentario a uno más activo aun en la adultez avanzada puede disminuir ese riesgo drásticamente”.