El profesor Norbet Gleicher, especialista en genética reproductiva y envejecimiento ovárico, presentó en la Argentina una nueva modalidad de diagnóstico y tratamiento para mujeres con envejecimiento ovárico prematuro.

(8/11/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Verónica Engler) – Antes de nacer una beba cuenta con una plétora de cuatro millones de óvulos, pero al nacer sólo le quedan unos 400 mil, muchos más de los que necesitará a lo largo de toda su vida fértil. Luego de la menarca la función ovárica empieza a declinar y la mujer llega a los 38 años con aproximadamente 25.000 óvulos que bajaron su calidad de antaño. Este proceso se acelera hasta que llega la menopausia, a los 50 años aproximadamente, y quedan cerca de 1.000 óvulos.

Esta curva en declive se repite en casi todas las mujeres, pero en algunas, el 10 por ciento del total, todos estos hitos se dan por anticipado y llegan a la treintena con pocas posibilidades de concebir. Esta afección, que se conoce como envejecimiento ovárico prematuro, suele ser diagnosticada tardíamente, cuando la mujer ya no tiene demasiadas opciones para planificar su maternidad.

Hasta el momento, la técnica más utilizada para determinar el nivel de envejecimiento ovárico es la medición de la hormona FSH (foliculoestimulante), que es la que estimula la producción de óvulos. “En la actualidad a pesar de que un análisis de función ovárica pueda dar normal, por debajo de 10, se puede ver que en realidad no es así”, explicaba en una videoconferencia el doctor Norbet Gleicher, profesor de Obstetricia y Ginecología en la Universidad de Yale (EE.UU.), en la primera jornada del Simposio Internacional “Genética e Inmunología de la Reproducción. De la investigación básica a la aplicación clínica”, organizado por el Instituto Médico Halitus en la ciudad de Buenos Aires los días 7 y 8 de noviembre.

“Una mujer de 33 años no debería tener un nivel superior a 6,6, pero la mayoría cree que el nivel normal es 7. Pero en este nivel de FSH, su función ovárica está comprometida”, señalaba este especialista en genética reproductiva y envejecimiento ovárico.

Esta idea de tomar valores que están en el límite del rango normal, y que habitualmente son desechados, le permitió a Gleichner desarrollar una perspectiva novedosa que ofrecerá a las mujeres la posibilidad de saber con antelación cuánto puede verse disminuida su etapa fértil.

Predicción génica

Pero Gleichner no se quedó sólo con su observación clínica y llevó el mismo razonamiento –el de cuestionar lo valores que se consideran en el límite de la normalidad para determinados fenómenos– a un nivel molecular y encontró una particularidad genética que puede estar relacionada con esta misma afección ovárica. “La menopausia prematura puede ser de origen genético. Una mutación sobre el gen X frágil se relaciona en mujeres con insuficiencia ovárica prematura”, aseguró.

El gen X frágil es el que habitualmente está asociado a un síndrome que ocasiona retraso mental. Este trastorno se produce porque en este gen se da una repetición defectuosa de tres nucleótidos (el triplete Citosina-Guanina-Guanina) que regula su expresión. Cuando esta falla se repite más de 200 veces se produce lo que se conoce como síndrome del X frágil. Hasta la fecha se consideraba que menos de 50 repeticiones de este triplete podían considerarse en el rango de lo normal. Sin embargo, Gleichner comenzó a considerar valores por debajo de esta cifra que se daban en sus pacientes. “Tal vez se esté ante un marcador genético de envejecimiento ovárico –estimó–. Cualquier recuento sobre 31 se considera en riesgo. Estas repeticiones en el gen X frágil pueden ser predictivas, puede servir a la mujer para planificar su maternidad. Creemos que habrá múltiples diferencias en los tratamientos, se podrán personalizar y ajustar de acuerdo a sus etiologías específicas”, augura.

De hecho, Gleichner ya está utilizando sus diagnósticos tempranos para implementar una terapia que hasta ahora no era habitual este tipo de pacientes. “El ovario que está envejeciendo se puede tratar con DHEA (una hormona conocida como “Elixir de la Eterna Juventud”, porque se la utilizaba en tratamientos anti-age), mejora la cantidad y calidad de óvulos y embriones. Y mejora la tasa de embarazo natural e in-vitro en mujeres de entre 40 y 46 años. El porcentaje de embarazos subió sorprendentemente entre las mujeres que recibían DHEA”, comentó en relación a sus pacientes.

“Generar un diagnóstico temprano permite desarrollar estrategias preventivas”, apunta la investigadora Claudia Perandones, del Departamento de Genética del Instituto Médico Halitus. “Lo que hace Gleichner es definir una nueva categoría de disfunción ovárica. Esto lo hizo a partir de redefinir los límites de los dosajes hormonales, encontró una zona para definir riesgo a partir de lo que hasta ahora se consideraba normal. A partir de esto se puede predecir y desarrollar estrategias terapéuticas”, señala Perandones.