La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) hizo un llamado a donantes de todo el mundo para reunir un millón de dólares estadounidenses a fin de apoyar un proyecto destinado a ayudar a los países en desarrollo a negar el acceso a sus puertos a los barcos involucrados en la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.

(26/06/08 – Agencia CyTA-Instituto Leloir) – A causa del alza de los precios de los alimentos a nivel mundial y la creciente preocupación por la conservación de determinadas poblaciones de peces autóctonos, hay más motivos que nunca para impedir que la pesca ilegal afecte a esas comunidades, señaló Ichiro Nomura, subdirector general de pesca de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Teniendo en cuenta ese contexto, la FAO pretende continuar con un proyecto destinado a ayudar a los países en desarrollo a impedir el acceso a sus puertos, a los barcos involucrados en la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, revela un comunicado de prensa de ese organismo internacional.

La pesca ilícita es especialmente problemática en los países en desarrollo, en donde la escasez de fondos y la falta de experiencia implican que el control de las actividades pesqueras en aguas costeras sea a menudo laxo e insuficiente. Aprovechando esas circunstancias, los pescadores ilegales operan en esos países porque allí encuentran puntos de entrada adecuados para sus capturas.

En 2005, la FAO puso en marcha un proyecto para fortalecer las medidas que toman los Estados para combatir la pesca ilegal. Algunas de ellas incluyen la inspección de los barcos que atracan en búsqueda de combustible o suministros, entre otras actividades, o bien solicitar a las embarcaciones que informen de su actividad antes de entrar al puerto.

Según la FAO, cuando se detecta que una nave ha estado involucrada en la pesca ilegal, se le puede negar el derecho a atracar, lo que implica un perjuicio económico considerable para los armadores. Esas medidas se encuentran entre las más eficaces para prevenir la importación, el trasvase o el blanqueo de pescado capturado ilícitamente.

Los países en desarrollo necesitan conocer las prácticas más avanzadas, tener funcionarios capacitados y “establecer mejores líneas de comunicación a nivel regional para compartir información sobre los transgresores y armonizar sus acciones”, explicó Nomura.

Hasta ahora, la FAO ha realizado talleres de capacitación en diversos países como Mauritania y Senegal, que se dirigen a inspectores, autoridades pesqueras, expertos legales y funcionarios de aduanas y de asuntos exteriores.

El organismo internacional ha recibido numerosas solicitudes de otras regiones para la realización de más talleres, y tiene planes de organizar al menos seis antes de 2010 en el Medio Oriente, el Caribe, África occidental, Asia meridional, Centroamérica y Sudamérica.

De acuerdo con Nomura, está cobrando impulso la adopción en un futuro próximo, de un acuerdo internacional vinculante sobre las medidas de los estados rectores de los puertos, basado en el modelo de plan de la FAO. Por esa razón, es urgente que los países creen la capacidad a nivel nacional para implementar de forma eficaz esas medidas, afirmó.

“Los seminarios permitirán a los países estar preparados para actuar cuando el acuerdo internacional entre en vigor”, señaló. Pero para lograr la realización del proyecto contra la pesca ilegal, la FAO precisa de recursos, por lo que hizo un llamado a donantes de todo el mundo a fin de reunir un millón de dólares estadounidenses.

Más allá de las pérdidas económicas del frenesí de la pesca ilegal, está en peligro la supervivencia de numerosas especies marinas porque muchas embarcaciones capturan especies de tamaño inferior al permitido y/o prohibidas.