En la orina de los bebés cuyos padres fuman, se detectaron niveles de nicotina metabolizada casi seis veces superiores a los registrados en bebés de padres no fumadores, según los resultados de una investigación realizada en el Reino Unido.

(26/6/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – El humo del tabaco impacta a todas las personas: adultos, niños y también a los bebés. En promedio, los bebés cuyos padres fuman excretan casi 6 veces más cotinina – un metabolito de la nicotina- en su orina, que los bebés cuyos padres no fuman, revela un estudio publicado en la revista científica Archives of Disease in Childhood.

El doctor Mike Wailoo, autor del estudio, y un equipo de investigadores del Departamento de Salud Infantil de la Universidad de Leicester, Reino Unido, señalan: “Investigamos el nivel de transferencia de la cotinina a los bebés cuyos padres fuman. Esta sustancia podría provocar daños en el sistema cardiorespiratorio de los bebés”.

Wailoo y sus colegas seleccionaron a 104 bebés de 12 semanas de vida en promedio. “Del total, 71 bebés tenían padres fumadores”, indica el especialista. En 44 de las viviendas, fumaban ambos padres, en 13 sólo fumaba la madre y en 14 el padre, y en promedio cada padre fumaba 16 cigarrillos por día.

Los investigadores que llevaron a cabo el estudio no sólo preguntaron a los padres sobre sus hábitos de fumar, sino que visitaron sus hogares para observarlos directamente. Algunas de las variables que tuvieron en cuenta en esas visitas fueron el tiempo de exposición al humo al que eran sometidos los bebés, la distancia que adoptaban los padres frente a ellos y el tipo de ventilación que había en las casas.

Paralelamente, obtuvieron muestras de orina de los bebés. Al analizarlas, notaron que el nivel de concentración de cotinina era casi seis veces mayor en el grupo de bebés cuyos padres fumaban.

El Médico Neumonólogo Reynaldo Smith, del Servicio de Cuidados Intensivos y de Medicina Respiratoria del Hospital Británico de Buenos Aires, explica: “La cotinina es un metabolito no psicoactivo producto de la degradación hepática de la nicotina. Se puede detectar en la sangre, en la saliva y también en la orina, y puede ser utilizado para determinar el grado de tabaquismo involuntario y de fumador activo”.

Los resultados del estudio también revelan que los bebés que dormían en la habitación de sus padres e incluso en la misma cama tenían más cotinina en su orina. Es posible que eso ocurra porque los bebés inhalan las partículas del humo acumuladas en objetos y en la ropa que están próximos, indican los investigadores.

Muerte súbita

Wailoo coincide con los resultados de investigaciones previas, que consideran que el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) está asociado, entre otros factores, al tabaquismo. Este síndrome se caracteriza por la muerte inesperada de un bebé aparentemente normal cuya autopsia no ofrece evidencias que expliquen las causas.

Si bien la investigación de Wailoo estudia los efectos de la exposición al humo del tabaco ambiental en los bebés, Smith aclara que el SMSL está también asociado, entre otras posibles causas, a los efectos del tabaco durante la gestación: “Es muy difícil separar los efectos producidos por el tabaquismo materno durante el embarazo y los producidos por la exposición después de nacer, ya que las madres que fuman durante el embarazo continúan fumando después del parto”.

El doctor Smith, quien también dirige RESPIRE, un programa médico para dejar de fumar, destaca algunas consecuencias del tabaquismo materno sobre el feto: disminución de peso, alteraciones endocrinas, aumento de la mortalidad prenatal (aborto espontáneo, placenta previa) y nacimiento cronológico prematuro, daños neurológicos y disminución del crecimiento y la función pulmonar, entre otras. “En diversos estudios el asma infantil se ha asociado al tabaquismo fetal”, afirma el experto del Hospital Británico.

Soluciones

Desde el punto de vista de Wailoo, así como hay leyes que liberan a los sectores públicos del humo del tabaco, debería existir una legislación que proteja a los bebés.

“Hay dificultades prácticas para prevenir el hábito del tabaco en las viviendas, ya que depende de la buena voluntad de los padres o de las personas que cuidan a los niños”, afirma Wailoo y agrega: “Se precisan programas de educación que sirvan como estrategias para reducir el daño asociado al humo inhalado por los bebés. El reconocido deseo maternal de proteger a los niños es la gran esperanza para el futuro”.