Para el obstetra francés Michel Odent, la medicina actual y la sociedad en su conjunto interfiere con la programación natural del parto, una sabiduría corporal que tiene la mujer. Asegura que es preciso crear las condiciones para que se manifieste esa capacidad.

(25/03/2013. Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller)-. Sus libros han sido traducidos a 22 idiomas. Su reciente publicación es “El Nacimiento en la Era del Plástico” y su autor es el obstetra francés Michel Odent.

En el libro se refiere a la sabiduría corporal innata de las mujeres para traer a sus hijos al mundo la cual es interferida por la medicina actual.  Desde 1962 el doctor Michel Odent comenzó a indagar acerca de cómo podrían evitarse las cesáreas y desde entonces focaliza su atención en la fisiología del parto.

Al respecto dice que el parto se inscribe, así como, la medicina en general en la era del plástico. “Todas las actividades humanas son constantemente influenciadas por la era del plástico, en particular desde comienzos del siglo XX. Yo mismo he vivido la historia del plástico en paralelo con la historia de la medicina. Para explicar por qué estamos en la era del plástico, puedo decir que cuando hice mis estudios en el hospital se veían catéteres de plástico y otros materiales. Todas las enfermedades se relacionan con ese material. Todas las disciplinas medicinales han sido transformadas por el plástico”, indicó a la Agencia CyTA Odent en el marco de una serie de conferencias realizadas en Buenos Aires recientemente organizadas por la revista Madrehayunasola! de Mujer Integra S.A., en la que se abordaron temas relacionados con la vida fetal y el parto, destinado a médicos, parteras, obstetras, enfermeros, doulas (mujeres que preparan a las parejas antes, durante y después del parto) y público general.

Odent afirmó que se puede decir que hay especialidades médicas que han nacido a causa de la era del plástico, por ejemplo la neonatología, es decir, la pediatría especializada en los recién nacidos,  “dentro de una unidad de neonatología, lo que se ve son a bebes en incubadoras de plástico con catéteres de plástico.” Y ese material también se ve durante el parto cuando a la mujer le administran oxitocina sintética, una hormona sintética con el fin de provocar el parto. El uso de esta hormona en los partos es un tema delicado, que debería ser explorado sin dilaciones en mayor profundidad y en múltiples aspectos y sobre el que Odent señala: “Es probable que, a un nivel cuasiglobal, interfiramos rutinariamente con el desarrollo del sistema de oxitocina de los seres humanos en una fase crítica de la interacción gen-medio ambiente.”

En este contexto el especialista dice que este condicionamiento cultural, entre muchos otros, impide que la mujer que va dar a luz libere las “hormonas del amor” como la oxitocina natural que es segregada por una estructura primitiva del cerebro llamada hipotálamo guardada en la glándula pituitaria y cuya liberación pone en marcha el “programa arcaico mamífero” que tiene la mujer para poder parir.  “Para comprender conviene recordar que recientemente se ha estudiado los efectos comportamentales de las hormonas aplicadas en el nacimiento. La fisiología moderna demuestra que para parir una mujer -como todos los mamíferos- libera una hormona cuyo elemento principal es la oxitocina mezclada con otras como las endorfinas y prolactinas, entre otras. Para dar a luz la mujer debe liberar un verdadero cocktail de las hormonas del amor, y una observación que uno puede hacer es que hoy en la era de la oxitocina sintética que se inyecta por catéter es difícil que ese cocktail se libere en la programación natural del parto”, indicó el especialista francés.

Para Odent se puede decir que las hormonas del amor se han vuelto inútiles “y eso es algo nuevo en la historia de la humanidad. Para una manera más rápida esto nos obliga a plantear preguntas nuevas por ejemplo qué va a pasar en las futuras generaciones si esto continúa así. ¿Qué va a pasar si las hormonas del amor devienen inútiles? Las mujeres están perdiendo la capacidad de parir.”

Condicionamientos culturales

Lo que puede ser interesante para poner en perspectiva la situación actual es que el sistema de la oxitocina comienza a debilitarse, a degradarse, se aplica la oxitocina sintética porque muchas mujeres no alcanzan a poner en marcha su sistema natural de oxitocina por razones múltiples que se resumen en una serie de condicionamientos culturales.  “En la actualidad la mujer no es capaz de parir por si misma, ella tiene necesidad de la interferencia cultural. Por ejemplo la palabra obstetricia,  para parir se necesita de alguien delante de ella,  no puede parir por si misma, por rituales o creencias se hizo necesaria la presencia de otras personas en el parto”, destacó Odent.

Esta tendencia de condicionamientos que han hecho que surja un paradigma dominante de que la mujer no puede parir por si misma no es nueva “ha sido reforzada por teorías de personas que guían sobre cómo respirar, entre otras prácticas.”

“El principal factor de condicionamiento cultural es la dependencia a las imágenes, estamos en la era del video, de las fotos, de la televisión. Hay una epidemia reciente del video, estamos en la era del mensaje visual, qué es lo que uno ve, una mujer que tiene un parto rodeada de 4 personas que miran, un hombre, alguien que filma, el mensaje es que se tiene un parto rodeado de personas, incluso el padre participa”, puntualizó.  Y agregó: “Y con técnicas como la cesárea la mujer no pare por si misma. ¿Como salir de esa situación, de que la mujer no es capaz de parir por si misma, como salir de este abismo?”

La esperanza es el poder de la fisiología moderna de volver útil las hormonas del amor, lo contrario de los condicionamientos culturales, el parto es un proceso involuntario, la parte activa del cuerpo maternal  durante el parto son estructuras cerebrales arcaicas como el hipotálamo y la glándula hipofisiaria, “para liberar estas hormonas del amor, uno puede ayudar este proceso pero puede haber situaciones que inhiban este proceso”, subrayó Odent.

La fisiología moderna puede indicar qué situaciones inhiben este proceso, aseguró. “Se trata de proteger a la mujer de situaciones que inhiban este proceso involuntario que es el programa natural del parto del cual está dotada. “No se trata de guiar, de ayudar a la mujer, sino  de protegerla de situaciones que inhiben este proceso involuntario. Las cesáreas resuelven rápidamente el tema del nacimiento, en 20 minutos, por eso aumenta su practica.”

La fisiología puede indicarnos el camino a seguir, dijo Odent. Y continuó: “Esto nos lleva a hablar del concepto de adrenalina y oxitocina. La adrenalina se libera en situación de urgencia, cuando tenemos miedo, cuando nos sentimos observados, y en estos casos no se puede liberar la hormona del amor que es la oxitocina, esto significa que la mujer no debe sentirse observada y debe estar en un ambiente cálido, se dice que para el parto de requiere un gran gasto de energía, como si se tratara de un maratón, pero si uno asimila la relación adrenalina-oxitocina, vera que se trata de que la mujer esté  relajada y de que libere la oxitocina, no la adrenalina que esta asociada al esfuerzo.”

Para ello la mujer durante el parto precisa de una inhibicion neocortical. “Lo que caracteriza al ser humano es el desarrollo neocortical, la parte racional. Las inhibiciones del proceso involuntario del parto provienen de la neocorteza, es una manera de explicar la dificultad del parto en la especie humana, el poder de las inhibiciones que provienen de la neocorteza, el nacimiento debe apoyarse en la parte primitiva del cerebro, no en la neocorteza. Durante el parto esta región del cerebro debe ponerse en reposo”, enfatizó. Y para lograr eso, es importante el silencio ya que el lenguaje estimula la parte racional. Se debe evitar la luz fuerte que también estimula esa región del cerebro y que la mujer no se sienta observada. En resumen la mujer que da a luz debe sentirse segura.”

Sin duda que en situaciones patológicas la intervención de la medicina es importante, comentó Odent, pero lo importante es “respetar el programa natural del parto de la mujer”.