La NASA investiga el origen de unos misteriosos remolinos sobre la superficie lunar. Aparentemente son planos y forman parches magnéticos, restos de un viejo campo magnético global que ya ha desaparecido.

(11/07/06 – CyTA-Instituto Leloir. Por Ricardo Gómez Vecchio)- Sí, remolinos en la Luna, tal como lo está leyendo, pero no de viento. Su aspecto es similar a los que se forman en una taza de café cuando le agrega un poco de crema y revuelve, pero son de un tamaño un millón de veces mayor, y por ahora un poco misteriosos para los científicos, según el sitio de la NASA.

Bob Lin, de la Universidad de California en Berkely, quien los ha estado estudiando desde hace casi 40 años, dice que son muy extraños y que su origen no es claro. Parecen marcas rizadas de polvo lunar pálido, que se tuercen y giran a lo largo de docenas de kilómetros sobre la superficie. Cada remolino es plano y está protegido por un campo magnético.

Uno de los remolinos, Reiner Gamma, puede observarse incluso con un telescopio de aficionado. Si quiere probar, está cerca de la orilla oeste del Océano de las Tormentas y a primera vista parece un cráter un poco raro. Eso es precisamente lo que pensaban la mayoría de los astrónomos hasta 1966, cuando el Orbitador Lunar II de la NASA sobrevoló y fotografió el Reiner Gamma desde su campo de alcance. Para sorpresa de los expertos, lo que apareció en esa foto moteada en blanco y negro no era un cráter.

Poco tiempo después, en la cara oculta de la Luna, descubrieron otros dos remolinos situados en puntos completamente opuestos a las cuencas de impacto del Mar de las Lluvias y del Mar del Este. Según parece, los impactos de cuerpos procedentes del espacio en una de las caras de la Luna han creado remolinos en la otra cara. Pero nadie puede explicar cómo.

El misterio creció en 1972, cuando Lin y sus colaboradores descubrieron que los remolinos estaban magnetizados, mientras investigaban la cola magnética terrestre. Esta es una estela, como un encordado de fuerzas de campo magnético, y se extiende desde la Tierra hasta casi dos millones de kilómetros en el espacio profundo. La provocan los vientos solares que soplan contra el campo magnético de la Tierra.

Para estudiar esa cola magnética de la Tierra, Lin y su equipo construyeron dos pequeños satélites y le pidieron a la NASA que los pusiera en órbita alrededor de la Luna, astro que atraviesa la cola una vez al mes mientras orbita alrededor de nuestro planeta.

La NASA aceptó, y las tripulaciones del Apolo 15 en 1971 y Apolo 16 en 1972 desplegaron dos “mini-satélites”. Estos satélites fueron puestos en órbita alrededor de la Luna y obtuvieron datos que fueron recolectados por los detectores de electrones y magnetómetros de abordo.

Cuando los mini-satélites volaron a solo 96 km sobre el terreno lunar, entraron y salieron de un extraño dominio magnético. Campos de fuerza magnéticos brotaron desde la superficie lunar, alcanzando y afectando a los sensores de los satélites. Así, los científicos se dieron cuenta de que la corteza de la Luna debía estar magnetizada. Pero no en forma de un campo magnético global, como el de la Tierra, sino como un manto de parches magnéticos. El campo más intenso lo localizaron, justamente, sobre los remolinos lunares.

Según Lin, los remolinos tienen campos magnéticos de algunos cientos de nano-Tesla (nT) de intensidad al nivel de la superficie. Para que puedan comparar, el campo magnético terrestre es de 30.000 nT.

\”Si usted camina alrededor de un remolino con una brújula magnética, la aguja oscilara adelante y hacia atrás de manera confusa. Usted se perdería rápidamente debido a que el campo magnético está tan revuelto\”, explica Lin.

Lin cree que esos extraños campos magnéticos son una pista importante para determinar el origen de los remolinos.

\”Hace casi cuatro mil millones de años –hipotetiza– la Luna tenía un núcleo de hierro líquido y un campo magnético global. Supongamos que un asteroide choca con la Luna. La explosión provocaría una nube de gas cargado eléctricamente (\plasma\’) que barrería la luna