La doctora en Química Ana Sol Peinetti, investigadora del CONICET en el Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía (INQUIMAE), ganó los 15 mil dólares correspondientes a la 5ª edición del certamen impulsado por Josefina “Fima” Leloir, sobrina y ahijada del Premio Nobel argentino en 1970. La directora del Laboratorio de Bionanotecnologías busca desarrollar un test de diagnóstico rápido y de alta sensibilidad ante la sospecha de dengue y otras infecciones virales, diseñados para ser utilizados no sólo en hospitales y centros de atención primaria, sino también en el hogar o en aeropuertos.
(Agencia CyTA-Leloir).- Ana Sol Peinetti tiene 38 años y desde hace cinco dirige su propio laboratorio en el Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía (INQUIMAE), que depende de la UBA y el CONICET. Allí busca respuestas a preguntas biomédicas cada vez más complejas, combinando las técnicas de bioingeniería y bioquímica de ADN en las que se especializó durante el posdoctorado que realizó en Estados Unidos, con su formación en química de materiales. Por su trayectoria y sus logros en tan poco tiempo, y por su proyecto de aplicar nanotecnología para mejorar el diagnóstico rápido y preciso de enfermedades infecciosas, resultó ganadora –por el voto unánime del jurado– de los 15 mil dólares que otorga la 5ª edición del Premio Fima Leloir “a la Excelencia de Jóvenes Investigadores”.
“Recibir este premio es una gran alegría y una gran motivación, sobre todo en este momento difícil que atraviesa la ciencia argentina”, dijo Peinetti. “A veces nos olvidamos de la tradición científica de nuestro país, que reconoce a la ciencia como motor de progreso y para resolver problemáticas locales, y creo que este premio, de algún modo, viene a recordarnos eso y a incentivarnos a los jóvenes científicos sobre lo importante que es hacer ciencia en Argentina”, añadió.
Recibida en la Universidad de Buenos Aires (UBA), Peinetti está al frente del Laboratorio de Bionanotecnologías del INQUIMAE, donde dirige un grupo de 6 personas con el que, en 2020, puso en marcha proyectos de vanguardia con metodologías que no estaban disponibles en el país. Uno de los ejes principales de su trabajo se centra en la obtención de aptámeros (secuencias cortas de ADN) que son específicos para distintos virus y capaces de diferenciar serotipos o variantes, clave para el caso del dengue. El objetivo es desarrollar test rápidos, similares a los de embarazo o los de antígenos que se usaron durante la pandemia por COVID-19, pero que sirvan para hacer diagnósticos certeros y no sólo para monitoreo.

El objetivo de Peinetti es dar un salto tecnológico que permita el desarrollo de kits de antígenos de alta sensibilidad para el diagnóstico de enfermedades infecciosas como el dengue.
“La idea es crear una nueva generación de test para enfermedades infecciosas porque los actuales tienen el problema de que, si dan positivo, no quedan dudas. Pero ante un negativo no tenemos la certeza de que esa persona no esté infectada”, aseguró Peinetti, quien busca resolver esa falta de sensibilidad actual de los test de antígenos –son los que detectan una proteína del virus o la bacteria- de manera de que puedan ser utilizados con precisión diagnóstica en el hogar, hospitales o aeropuertos. “Queremos seguir determinando antígenos porque tienen la ventaja de tener menos riesgos de contaminación cruzada en comparación con lo que ocurre con el material genético del patógeno. Pero eso requiere muchos desafíos tecnológicos”, enfatizó.
A diferencia de una molécula de ADN, de la que se pueden obtener muchas copias por medio de técnicas de PCR, por ejemplo, es muy difícil obtener muchas proteínas a partir de una sola. Entonces, el eje de su proyecto es transformar el antígeno detectado en una señal de ADN a la que se pueda amplificar dentro del mismo kit. Y eso se logra por medio de los aptámeros que Peinetti y su equipo están desarrollando.
“Epidemias previas de arbovirus (dengue, zika, chikunguña) y pandemias han puesto en evidencia el gran desafío que tienen los sistemas de salud a la hora de realizar una vigilancia epidemiológica adecuada y diagnósticos oportunos, en parte debido a que las pruebas de diagnóstico disponibles no son adecuadas para su uso fuera de instalaciones médicas. Por lo tanto, las soluciones en el punto de atención (PoC) para el diagnóstico descentralizado y accesible de arbovirus son esenciales para controlar la propagación de estas enfermedades y proporcionar el tratamiento diferencial necesario para cada una”, describió Peinetti en el proyecto con el que se presentó al Premio Fima Leloir.
“La incorporación de estos aptámeros en nanoestructuras nos permite desarrollar test con la alta sensibilidad que requiere el diagnóstico de antígenos virales”, añadió.
Ida y vuelta
Luego de hacer el doctorado en la UBA, en 2017 Peinetti viajó a los Estados Unidos gracias a una beca Pew para realizar su posdoctorado en ingeniería de biomoléculas en el Departamento de Química de la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign, bajo la dirección del profesor Yi Lu. Al finalizarla, en 2019, buscó la manera de poder cumplir su deseo de regresar al país y de la mano del Programa Raíces y distintos subsidios nacionales e internacionales, a fines de 2020 pudo volver y establecer su propio laboratorio en el INQUIMAE.

Ana en 2020, recién llegada al país, rodeada con las cajas sin desarmar que darían forma a su nuevo laboratorio del INIQUIMAE.
Entre otras distinciones, la científica obtuvo en 2021 el premio nacional L’Oréal-UNESCO “Por la Mujer en la Ciencia” en la categoría Joven; uno de los premios del Fondo de Innovación de la fundación estadounidense Pew Charitable Trusts (2024); y el Pew-Chan Zuckerberg Initiative Repatriation Award (2025).
“Siempre tuve la idea de volver. Hacer ciencia acá, buscando solucionar problemas del país, es lo que más me interesa y le da sentido a lo que hago”, concluyó la flamante ganadora de la edición 2025 del Premio Fima Leloir.
El Premio Fima Leloir se instauró por primera vez en 2016 con el fin de alentar a científicos/as jóvenes dedicados/as a la investigación básica en ciencias biomédicas, biología o fisiología. Se entrega cada dos años y, a través de él, se busca reconocer a quien se destaque por su producción científica, la relevancia de sus contribuciones y por la perspectiva futura de liderar un proyecto de investigación. Este año, además del premio a Ana Sol Peinetti, recibieron menciones de honor los doctores María José Iglesias, directora del Laboratorio “Regulaciones Redox en Plantas”, del IFIBYNE-UBA-CONICET; y Agustín Mangiarotti, del Centro de Investigaciones en Química Biológica de Córdoba (CIQUIBIC-CONICET-UNC).
Los ganadores de las ediciones anteriores del premio fueron Federico Ariel (entonces en el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral; actualmente en el IFYBINE); Ezequiel Petrillo (IFYBINE); Emilio Kropff y Daiana Capdevila (Fundación Instituto Leloir). En esta oportunidad, Peinetti ganó por el voto unánime de los cinco miembros del jurado: Claudia Lanari, del IByME; José Echenique, del CIBICI, que pertenece a la Universidad Nacional de Córdoba; María Elena Álvarez, del CIQUIBIC, también de Córdoba; y Juan D. Goutman, del INGEBI. A ellos se les sumó, como representante de la Fundación Instituto Leloir, Ariel Chernomoretz, jefe del Laboratorio de Biología de Sistemas Integrativa.