Investigadoras de Puerto Madryn los encontraron en tres sitios del golfo San Matías. Este tipo de animales microscópicos son utilizados en varios países como bioindicadores de contaminación ambiental.

(Agencia CyTA-Fundación Leloir)-. Los diminutos nematodos o gusanos marinos son el componente más abundante y diverso del sedimento costero: en playas fangosas pueden encontrarse 20 millones de ejemplares por metro cuadrado. En cualquier sitio examinado pueden identificarse de 70 a 80 especies.

Ahora, científicas de Puerto Madryn, Chubut, lograron identificar entre esa multitud tres especies nuevas para la ciencia, lo que amplía el conocimiento de la biología marina. Fueron halladas en el golfo San Matías y miden entre 1 y 2 milímetros de longitud.

Tal como describe la revista “Zootaxa”,  las investigadoras emplearon un tamiz con una apertura de malla en el orden de los micrones y descubrieron a las tres nuevas especies en diferentes puntos rionegrinos dentro del golfo: Metoncholaimus sanmatiensis, en la playa de San Antonio Oeste; Metoncholaimus perdisus, en Banco Perdices; y Metoncholaimus paracavatus, en la playa Cormoranes, al sur del balneario Las Grutas.

Tal como se trabaja con este tipo de organismos, los mismos fueron montados en portaobjetos para poder ser fotografiados, dibujados y medidos. “Con la información obtenida para cada especie, se cotejaron los resultados con las especies del género descriptas anteriormente y se determinó que eran nuevas para la ciencia”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir Virginia Lo Russo, del Instituto de Diversidad y Evolución Austral (IDEAus), que depende del CONICET.

Si bien aún no se estudió el rol ecológico de estas especies en particular, se sabe que los nematodos  “forman parte de la cadena trófica de especies de gran importancia económica”, agregó Lo Russo, quien trabaja en el Laboratorio de Meiofauna Marina (LAMEIMA) del IDEAus que lidera la doctora en biología Catalina Pastor de Ward.

Los ciclos de vida de los nematodos van desde los 2,5 días a 18 meses dependiendo de la especie. Tienen poca movilidad y viven confinados en resquicios del suelo marino. Esto permite usarlos como bioindicadores de contaminación ambiental, porque cualquier disturbio climático o por acción del hombre se refleja rápidamente en su estructura comunitaria. “Varios países han incorporado a estos organismos en monitoreos de biodiversidad”, aseguró.

Las autoras del estudio: Virginia Lo Russo (izq.) y Catalina Pastor de Ward.

Metoncholaimus sanmatiensis, una de las nuevas especies de gusanos marinos descubiertas en el golfo San Matías, Provincia de Río Negro.