Investigadoras de La Plata realizaron un estudio que revela la presencia del llamado pulgón de la frutilla en el cinturón hortícola platense. Además de generar daños al consumir tejidos de la planta, esos insectos transmiten tres tipos de virus nocivos para las plantas. La investigación, que también se centró en estudiar la biología de ese insecto y su relación con el ecosistema, abre el camino hacia estrategias de control centradas en reducir el empleo de insecticidas.

(20/10/10 – Agencia CyTA -Instituto Leloir)-. Quizás muchas personas que degustan frutillas solas o en exquisitos postres no conocen la cantidad de factores involucrados en el desarrollo del cultivo de ese fruto tan preciado en el sector gastronómico. 

Un trabajo publicado en la revista científica Journal of Insect Science revela la presencia de un tipo de pulgón, de la especie Chaetosiphon fragaefolii, llamado comúnmente “el pulgón de la frutilla”,  en el cinturón hortícola platense. El estudio fue realizado por las doctoras Claudia Cédola y Nancy Greco, docentes e investigadoras de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

En la Argentina son varias las regiones que se caracterizan por tener condiciones agroclimáticas propicias para el cultivo de frutillas, pero no todo es un jardín de rosas. “Las principales áreas productoras de frutilla en nuestro país, según la superficie cultivada, pertenecen a las provincias de Tucumán, Santa Fe (Coronda), Buenos Aires (Cinturones hortícolas de la costa atlántica, de la ciudad de Buenos Aires y de La Plata), Corrientes, Jujuy, Mendoza y Neuquén”, indicó a la Agencia CyTA la Dra. Greco, que también se desempeña como investigadora en el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE-CCT La Plata-CONICET). Y agregó: “En estos cultivos podemos encontrar varias especies de pulgones, siendo las más comunes Aphis gossypii, Aphis fabae, Macrosiphon euphorbiae, Myzus persicae y Chaetosiphon fragaefolii. Los pulgones se alimentan de savia y prefieren los brotes tiernos, las hojas jóvenes y los tallos, dejando marcas de alimentación reconocibles por decoloración, áreas en las que el tejido vegetal no puede realizar el proceso normal de fotosíntesis. Además, asociado a este tipo de alimentación los pulgones eliminan una sustancia azucarada que propicia el desarrollo de hongos, formando una película oscura sobre la superficie de la hoja llamada ‘fumagina’ o ‘carbonilla’ que contribuye a dificultar el proceso fotosintético.”

Pero ese no es el único problema que pueden producir los pulgones en los cultivos de frutillas. “Un daño todavía mayor es el que producen transmitiendo virosis a las plantas. Se conocen tres virus de relevancia en el cultivo de frutilla –transmitidos por Chaetosiphon fragaefolii, – que suelen ocasionar pérdidas en el rendimiento aún pudiendo ser asintomáticos”, destacó Cédola.

En el trabajo, publicado en la mencionada revista, las investigadoras, comunican la presencia de esa especie de pulgón en el cinturón hortícola platense, registrada previamente en otras áreas productoras. “Este conocimiento es importante para que los productores tengan en cuenta su aparición en el cultivo y los daños que ocasiona, poniendo de relieve la necesidad de que lo identifiquen”, afirmó a la Agencia CyTA la doctora Greco.

Amigos y enemigos naturales

Las autoras del estudio realizaron muestreos para conocer la diversidad de pulgones y de enemigos naturales, (principalmente hongos patógenos, depredadores y parasitoides)  en los cultivos de frutilla del cinturón hortícola platense. “Debido a las numerosas aplicaciones de insecticidas que se realizan en el cultivo, las densidades de pulgones que registramos fueron muy bajas y la frecuencia de aparición de Chaetosiphon fragaefolii fue menor con respecto a las otras especies. Sus mayores abundancias se registraron en otoño y en primavera”, subrayó Cédola. Y continuó: “Es de destacar que encontramos fauna benéfica (especies que favorecen el cultivo), pero ante la fuerte disrupción que provocan las aplicaciones químicas su presencia e importancia pasa casi inadvertida por los productores.”  

Al detectar la presencia del pulgón de la frutilla, las investigadoras realizaron ensayos en el laboratorio, en condiciones de temperatura, humedad  y fotoperíodo que se consideran óptimas para esos organismos con el propósito de conocer algunos de sus parámetros poblacionales básicos. “Encontramos que posee generaciones superpuestas, como es común en estos insectos, y una generación promedio dura alrededor de 17 días. En estas condiciones óptimas, cada hembra de una generación es reemplazada por 14 hembras en la generación siguiente, siendo la tasa de crecimiento per cápita de la población de 0,15 individuos por individuo por día, más baja que la de la especie Aphis gossypii”, puntualizó Greco. Y agregó: Los principales enemigos naturales que registramos en la zona para el pulgón de la frutilla (Chaetosiphon fragaefolii) fueron hongos entomopatógenos y coleópteros depredadores típicos de pulgones, como las conocidas ‘vaquitas’”.

Manejo integrado de plagas

De acuerdo con las investigadoras del trabajo, el tipo de estudios que realizaron son indispensables en el marco del paradigma actual del control de plagas que es el Manejo Integrado de Plagas, basado en la integración de distintas técnicas, “principalmente culturales y biológicas, para el control de una o varias plagas en un cultivo o en una región. Este tipo de manejo, si bien contempla el uso de insecticidas químicos, propone una frecuencia de aplicación mínima, y de productos que no dañen a los organismos benéficos. Las herramientas de control deben estar basadas en la biología y ecología de las plagas y de su interacción con la planta y con sus enemigos naturales.”

En este sentido, Cédola destacó que es primordial conocer las especies de pulgones que están presentes en el cultivo de frutilla, así como las especies de depredadores y parasitoides que los atacan y el grado de control que ejercen, para desarrollar estrategias de control biológico. “El conocimiento de la abundancia estacional permite planificar los monitoreos que deben realizarse antes de tomar medidas de control, mientras que los valores de los parámetros poblacionales en condiciones óptimas permiten, por comparación con los registros de campo, interpretar el efecto de los factores de mortalidad que ocurren naturalmente y programar estrategias de manejo que las aprovechen”, afirmó la investigadora.

Por su parte, Greco remarcó que el cultivo de frutilla tiene otra plaga muy importante que es la “arañuela roja”, un ácaro que causa severos daños en todas las regiones productoras del país. “Nosotros hemos desarrollado un plan de manejo centrado en la acción de un ácaro depredador, que es un excelente agente de control biológico de esta plaga. Nuestro desafío ahora es integrar esta estrategia con el control de las poblaciones de pulgones, principalmente de Chaetosiphon fragaefolii, en el marco del Manejo Integrado de Plagas”, afirmó. 

Nos parece importante resaltar la necesidad de que todos aquellos que trabajamos en temas relacionados con el área agrícola y además en organismos del Estado, tomemos un firme compromiso en difundir y compartir los resultados de nuestras investigaciones con la comunidad”, concluyeron las autoras del estudio.

 NOTA FRUTILLAS

 

 

 

 

 

 

 

Pulgón de la frutilla.

Créditos: UNLP