Se publicó “Una gloria silenciosa”, de Miguel de Asúa, libro que pone de relieve cuáles fueron los logros más importantes de las ciencias en la Argentina y explica sus aportes al conocimiento universal. El libro, que se concentra en el período transcurrido entre 1810 y 2010, apunta a relacionar la ciencia con el acontecer histórico y el sustrato social.

(06/09/10 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Después de la de José Babini, cuya primera versión tiene más de 50 años, acaba de ser publicada la primera historia de la ciencia en Argentina para el público general, que abarca desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Una gloria silenciosa. Dos siglos de ciencia en la Argentina (Editorial Libros del Zorzal) es el título del libro escrito por Miguel de Asúa, doctor en medicina y en historia y especialista en filosofía de la ciencia.

Esta obra está escrita con el lenguaje ameno y accesible. De acuerdo con Asúa su estilo de comunicación científica fue adquirido no sólo a partir de su experiencia como escritor, y como editor de Ciencia Hoy, una importante revista de divulgación científica de la Argentina, sino también a raíz de la necesidad de tener que dar clases a auditorios muy distintos, “en cuanto a nivel de educación y a estilo, gente de ciencias duras, sociales, humanidades, público general y también audiencias muy exigentes. La familiaridad con el mundo de habla inglesa, donde se acentúa la claridad del discurso, fue decisiva.”

La obra tiene 300 páginas y más de 140 ilustraciones, “muchas  de las cuales corresponden a fotografías nunca publicadas del Archivo General de la Nación”, señaló a la Agencia CyTA el doctor Asúa. Algunas de las imágenes, que son complementarias y que se articulan con episodios históricos de la ciencia argentina descritos en el libro, son un mapa de la argentina hecho en 1773 por misioneros jesuitas, la foto de un reloj solar fabricado por guaraníes de las misiones jesuíticas y fotos de un libro publicado por el diario La prensa de 1857 que difunde la teoría eólica de la formación de La Pampa. También se pueden visualizar  fotos de destacados investigadores del país y de los primeros observatorios  astronómicos del país en Córdoba y La Plata, entre muchas otras escenas y lugares. 

Fue en el marco de la celebración del Bicentenario de la Revolución de Mayo, que la Fundación Carolina de la Argentina le encomendó al doctor Asúa la tarea de escribir un libro que describiera la evolución de la historia de la ciencia en la Argentina, que si bien parte de los remotos orígenes virreinales de la ciencia en el Río de la Plata, se concentra en los dos siglos transcurridos entre 1810 y 2010.

“La idea de libro es doble. Por un lado, tratar de poner de relieve cuáles fueron los logros más importantes de las ciencias en nuestro país y explicar en qué consisten. Pero a la vez, intenté relacionar esta ‘cadena de cumbres’ con el resto del paisaje, es decir, con el acontecer histórico que fue el sustrato social dentro del cual creció nuestra tradición científica”, indicó Asúa. Y agregó: “El público suele haber oído hablar de nuestros Premio Nobel, pero son muy pocos los que entienden cuáles fueron los aportes de los grandes científicos argentinos al conocimiento universal.”

Pese a que Asúa, que se desempeña en la actualidad como investigador del CONICET, no pudo incluir a todos los hombres y todas las mujeres que forjaron la ciencia del país, el número de personajes mencionados en el índice oscila los 400, con lo que el libro no sólo se convierte en una obra de divulgación, sino también en un breve manual de referencia. “Este trabajo resume el cuarto de siglo de mi oficio en el tema y asocia temas de ciencia con temas de historia, es decir, que son dos libros en uno que están articulados con cuidado”, destacó el autor.

En la introducción del libro, Asúa escribe: “A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la Argentina pudo construir el sistema científico más sólido y con mayores logros de toda Iberoamérica. Podremos mantenernos a esta altura o deslizarnos en el tobogán de la decadencia, pero lo que nos depare el provenir no nos quitará nada de lo que hemos logrado.”

En la década de 1940 Bernardo Houssay ya discutía la cuestión del “drenaje de cerebros”, afirmó Asúa. “Es un fenómeno global, no sólo argentino, aunque nuestro país sea uno de los que más lo ha sufrido, debido a la muy buena calidad de nuestra educación científica. Creo que el único método efectivo para luchar contra la fuga de cerebros es generar aquí un oferta competitiva desde el punto de vista salarial y de financiación del trabajo, con perspectivas profesionales en una atmósfera previsible”, puntualizó.

Asimismo el especialista destaca que el libro cuenta con contribuciones especiales de otros colegas que le dan una dimensión de pluralidad y diálogo interno en el que se conjugan distintas visiones sobre importantes capítulos de la historia argentina. Tales son los aportes de Analía Busala, de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), Diego Hurtado de Mendoza,  director del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia y de la Técnica José Babini, de la UNSAM, Marcelo Montserrat de la Academia Nacional de la Historia, Eduardo Ortiz del Imperial College de Inglaterra, Irina Podgorny, del Museo de La Plata, y Lewis Pyenson de la Universidad de Western Michigan (Estados Unidos).

“Conocer la historia de la ciencia, en sus dimensiones académicas, sociales y políticas, nos ayuda a entender mejor de dónde venimos y a pensar con más fundamento adonde vamos. Me parece importante tomar conciencia de la espesa matriz socio-cultural dentro de la cual tomó forma nuestro sistema científico, para apreciar sus fortalezas y sus debilidades, aprender de la experiencia y formular proyecciones más realistas”, explicó Asúa.

Luego de mencionar a los muchos argentinos que se han atrevido a responder “las grandes preguntas” las que aspiran, como quería Francis Bacon (1561-1626) a iluminar los oscuros misterios de la naturaleza sin otro fin que desplegar lo que el filósofo canadiense Bernard Lonergan (1904-1984) llamó el “puro deseo de conocer”, Asúa concluye en su libro que “a ese juego exigente y duro, hemos contribuido a lo largo de más de dos siglos, a tal punto de habernos ganado un lugar decoroso en la gran corriente de la historia de la ciencia moderna. Es por eso, entre otras cosas, que podemos celebrar con dignidad este Bicentenario. Es por eso que podemos mirarnos a nosotros mismos en el límpido espejo de una gloria silenciosa.”

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Miguel de Asúa, Doctor en medicina, Doctor en historia y Master en historia y filosofía de la ciencia, autor del libro “Una gloria silenciosa”, Dos siglos de ciencia en Argentina.

Créditos: Libros del Zorzal