En la Argentina habría más de 1.600.000 personas infectadas con el parásito de la enfermedad de Chagas. Con el objetivo de identificar las causas que impiden eliminar esa enfermedad de la lista de problemas de salud pública y diseñar políticas de prevención y tratamiento efectivas distintas instituciones llevan adelante líneas de investigación en ocho provincias de la Argentina y en países como Brasil, Bolivia, Colombia, Honduras y México.

(03/07/09 -Agencia CyTA-Instituto Leloir) – La enfermedad de Chagas constituye la cuarta enfermedad tropical más importante, solamente superada por la malaria, la tuberculosis y la esquistosomiasis. A su vez, la cardiopatía chagásica constituye en la Argentina la causa más frecuente de cardiopatía después de las causas más comunes tales como el infarto y la hipertensión.

“Análisis de datos realizados por la Organización Panamericana de la Salud, estimaron en 2006 que existen más de 55 mil nuevos casos de transmisión de la enfermedad de Chagas por año en América latina solo a través de la vinchuca y por transmisión congénita, es decir durante el embarazo de una madre infectada” señala el doctor Sergio Sosa Estani, investigador del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria con sede en Buenos Aires y Jefe del Servicio de Epidemiología del Centro Nacional de Diagnóstico e Investigación de Endemo-epidemias (CENIDE), ANLIS \”Dr. Carlos G. Malbrán\”, dependiente del Ministerio de Salud.

Asimismo el experto indica que “ese mismo análisis estimó para Argentina que habría 1.600.000 personas infectadas (portadoras del parásito), aunque se reconoce que esta cifra podría estar subestimada.”

Por su parte Sosa Estani destaca que en la Argentina se darían 1.300 casos de infección congénita de Chagas por año, a pesar de que solo se registraron en las notificaciones recibidas por el Ministerio de Salud 252 casos en 2008.

“Eso indica que menos del 20 por ciento de los niños nacidos de madres infectadas recibe diagnóstico y tratamiento oportuno. Un promedio de 2.100 niños de diferentes edades infectados por transmisión congénita de la enfermedad de Chagas son identificados por año a través del tamizaje serológico. Si se interviniese de manera oportuna en el momento del nacimiento, los niveles de curación serían cercanos al 100 por ciento”, destaca Sosa Estani, investigador de Conicet, y agrega: “Existen dos medicamentos autorizados para tratar a los bebés nacidos con infección y los niños detectados después del nacimiento. Son el benznidazol y el nifurtimox, provistos en Argentina por el Ministerio de Salud”.

Los bebés infectados, si son tratados se curan, enfatiza el investigador. Y continua: “Cuanto más temprano se realiza el tratamiento es más fácil curar la infección.”

Una de las dificultades que se presentan a la hora de tratar a los bebés y a los niños es que solo hay formas de pastillas para adultos. “Por fortuna, actualmente se esta trabajando en el desarrollo de una forma de presentación pediátrica de esta medicación que facilitará la administración y la hará mas segura”, afirma Sosa Estani que participa como asesor en el diseño de esos fármacos.

Teniendo en cuenta la problemática de la enfermedad de Chagas en la Argentina, el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), desarrolla en la actualidad varías líneas de investigación dirigidas a mejorar las políticas sanitarias de prevención y de tratamiento. “Pretendemos identificar las causas que dificultan la accesibilidad al diagnóstico y al tratamiento, como también diseñar métodos mas prácticos que mejoren la oportunidad de esta atención”, enfatiza Sosa Estani.

Proyectos de investigación

El IECS y el Centro de Investigación de Endemoepidemias del Ministerio de Salud están implementando diferentes proyectos de investigación clínica y epidemiológica en conjunto con otros organismos nacionales e internacionales, para mejorar el abordaje de la enfermedad de Chagas tanto en la Argentina como en la región.

Uno de ellos se dirige a evaluar si el uso de terapéutica tripanomicida con benznidazol reduce la carga parasitaria, la mortalidad y la progresión de la cardiopatía chagásica crónica. “El benznidazol es uno de los dos medicamentos aprobados para uso contra la infección de Chagas, explica Sosa Estani. Y continua: “El objetivo de este estudio es saber si este tratamiento, hasta ahora indicado a personas que solamente están infectadas, es útil también para aquellas otras que además de ser portadoras progresaron a una enfermedad cardiaca. De esta manera estamos evaluando si el tratamiento evita la progresión de la enfermedad permitiendo una mejor calidad de vida al paciente.”

Este estudio se realiza en Argentina, Brasil y Colombia y Bolivia. En Argentina participan 15 centros de 9 provincias (Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Corrientes, San Juan, Catamarca, Provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos aires). La investigación cuenta con la aprobación de ANMAT y es financiado por el Ministerio de Salud de la Nación, por el Programa de Investigación de Enfermedades Tropicales de la Organización Mundial de la Salud y por el Instituto Canadiense de Investigación en Salud, entre otros organismos.

Otra línea de investigación está destinada a identificar determinantes o factores de riesgo de pérdida de oportunidades para el diagnóstico y tratamiento etiológico de niños infectados congénitamente con Trypanosoma cruzi en Argentina. “Hasta ahora, con los métodos que disponemos, antes de que el bebé salga del hospital se puede hacer el diagnóstico usando una técnica sensible pero muy engorrosa para realizar. El método consiste en buscar el parásito en una pequeña muestra de sangre del bebé, pero exige mucho tiempo de observación en el microscopio y la capacidad de detección depende de la habilidad del observador. Si los resultados dan negativo, de todos modos, se debe realizar un seguimiento al bebé hasta los diez meses de edad, lo que genera una alta pérdida de oportunidad ya que los papás muchas veces no prosiguen el estudio”, explica Sosa Estani.

Frente a esta realidad, el investigador y sus colegas están evaluando las dificultades que se presentan en los hospitales para garantizar la continuidad del control. “Nuestro objetivo es ajustar procedimientos en el hospital y mejorar nuestra comunicación con las familias para que regresen a los controles”, subraya Sosa Estani.

Este estudio cuenta con financiamiento del Centro Fogarty Internacional (Estados Unidos), y se realiza en cooperación con la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane (Estados Unidos), el Instituto Maternidad Nuestra Sra. de las Mercedes, en la provincia de Tucumán, y la Maternidad Sardá de Buenos Aires.

Actualmente estamos preparando otro estudio para buscar maneras prácticas de diagnosticar la infección congénita en el bebé. Hasta ahora, en la mayoría de los casos, se debe seguir hasta los 10 meses de edad para la confirmación, pero estamos buscando estrategias para reducir el seguimiento a no más de 3 meses”.

Otro trabajo en desarrollo consiste en evaluar la calidad de la atención de los pacientes infectados con Trypanosoma cruzi, residentes en áreas endémicas de la Argentina. “Este estudio tiene por objeto estimar la tasa de cobertura del tratamiento e identificar las causas que dificultan la accesibilidad al diagnóstico y al tratamiento de los niños menores de 15 años a nivel de los servicio de salud de diferentes regiones del país”, señala el doctor Fernando Rubinstein, investigador y director académico del IECS.

El estudio, coordinado por el IECS en cooperación con el CeNDIE, el Servicio Nacional de Chagas y Jurisdicciones provinciales, ha recibido un subsidio de investigación del Programa Carrillo-Oñativia de apoyo a la investigación del Ministerio de Salud y de la fundación Bunge y Born.

Por último, un proyecto, finalizado recientemente, se dirigió a evaluar el uso de sangre de cordón umbilical usando pruebas rápidas, que dan resultado en 15 minutos, para detectar la infección con Trypanosoma cruzi en mujeres embarazadas que llegan al parto.

“Este línea de investigación evaluó una metodología que permite detectar la infección en las madres de manera muy práctica. El test rápido consiste en un dispositivo sobre el cual se coloca una gota de sangre de cordón umbilical, en forma similar a los tests caseros de embarazo, y dependiendo de la presencia de anticuerpos o no, una raya da resultado negativo y dos rayas da positivo”, explica Sosa Estani.

Está técnica sería útil en lugares donde existe baja cobertura de control pre-natal. La evaluación de este método se llevó a cabo en la Argentina, en Honduras, en México y en Bolivia.

“Los conocimientos que generan este tipo de trabajos son clave para mejorar la calidad de atención de la población. Una vez que ya se logró la interrupción de la transmisión por transfusiones en Argentina gracias a los controles de los donantes, y se alcance la aspirada interrupción de la transmisión a través del vector (“vinchuca”), diagnosticar y tratar oportunamente a las personas ya infectadas, permitirá eliminar la enfermedad de Chagas como problema de salud pública”, concluye Sosa Estani.