Para compensar las situaciones de desbalance de la microbiota intestinal o de enfermedades que sufren los teneros durante la crianza artificial, investigadores de la Universidad Nacional del Litoral estudian el empleo de bacterias probióticas.

(26/06/09 -Agencia CyTA-Instituto Leloir / Prensa UNL. Por Priscila Fernández)– Nos prometen mantener altas nuestras defensas y muchos otros beneficios si los tomamos cada mañana, pero los productos probióticos no son una exclusividad del hombre. Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) estudian el uso de bacterias probióticas en terneros para compensar las situaciones de desbalance de la microbiota intestinal o de enfermedades que sufren durante la crianza artificial.

“Vimos algunas diferencias a favor del probiótico, en comparación con la alimentación normal: hay una mejora en el peso y en el consumo del balanceado comercial. Un dato interesante es que los terneros que consumen probióticos estarían en condiciones de ser deslechados -sacados de una dieta líquida- antes que los que no consumen probióticos”, señaló Laureano Frizzo, docente e investigador del departamento de Salud Pública de la de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de la UNL.

Pero los estudios no se limitan a medir los efectos, por el contrario, los expertos están interesados en comprender a través de qué mecanismos se generan estos beneficios. “Está muy de moda decir que los probióticos estimulan el sistema inmune, pero nosotros estamos intentando medir esos efectos mediante un estudio inmunohistoquímico”, explicó.

Para ello, evalúan parámetros del sistema inmune en tejidos de animales. “Observamos la producción de inmunoglobulina A, vemos qué pasó con las células de la defensa como los linfocitos T, los linfocitos B y los macrófagos. De esta manera podemos tener una idea más acabada de cómo los probióticos hacen lo que hacen”, detalló Frizzo.

Las mejores bacterias

Al igual que los humanos, los terneros nacen libres de microorganismos y entran en contacto con ellos tomándolos desde el medio, la leche materna y los alimentos en general. De allí obtienen bacterias benéficas que conforman la microbiota intestinal y los protegen frente a las enfermedades. Pero en el caso de las vacas lecheras, las crías son separadas de las madres a los cinco días de nacidos, por lo que son más vulnerables a contraer enfermedades bacterianas en las guacheras.

Una forma de enfrentar este problema de manera natural es aprovechar las bacterias benéficas que se encuentran en la flora de terneros sanos y que son propias de ellos –por lo que se llaman indígenas- y suministrársela a otros. “Recuperamos bacterias ácido-lácticas de terneros sanos, las estudiamos en el laboratorio, las seleccionamos e identificamos”, contó el investigador.

A partir de ese trabajo, diseñaron un inóculo con tres cepas bacterianas de origen bovino: Lactobacillus casei DSPV 318T, Lactobacillus salivarius DSPV 315T y Pediococcus acidilactici DSPV 006T.

Prevenir enfermedades

Para mejorar la salud de los terneros en las primeras semanas de vida, los investigadores también estudian qué efectos tienen los probióticos frente a los patógenos.

“Reprodujimos de manera experimental una enfermedad, en este caso la salmonelosis que es producida por Salmonella, un patógeno primario muy común en las guacheras. Lo que hicimos fue introducir los probióticos en la dieta para ver si podíamos proteger los terneros frente al patógeno. Los resultados preliminares muestran que no hubo una protección total, sino más bien, un retardo en la aparición de las lesiones”, comentó Frizzo.

Frente a estos resultados, el equipo se plantea generar otro modelo de enfermedad utilizando un patógeno que produzca sólo daño intestinal sin migración hacia otros órganos internos, como sucede en el cuadro de Salmonella. De esta manera podrían ser más evidentes los efectos benéficos generados.