De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 500 mil mujeres mueren cada año como consecuencia del embarazo o del parto. Ese y otros organismos internacionales hicieron un llamamiento mundial para acelerar los esfuerzos tendientes a mejorar la salud materna.

(01-10-08 -Agencia CyTA-Instituto Leloir) – Más de 500 mil mujeres mueren cada año como consecuencia del embarazo o el parto, y más de un millón de recién nacidos fallecen durante las primeras 24 horas de vida por falta de cuidados de calidad suficiente, revela un comunicado de prensa de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esta dramática realidad hizo que la OMS, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, según sus siglas en inglés), el Fondo de las Naciones Unidas para la Población y del Banco Mundial emitieran una declaración conjunta a fines del mes pasado en la que destacan la necesidad de intensificar el apoyo para mejorar la salud materna, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

De acuerdo con la OMS, la mortalidad materna registra la mayor inequidad sanitaria del mundo: el 99 por ciento de las defunciones maternas se dan en los países en desarrollo (la mitad de ellas en África). En el Níger (país limitado al norte por Argelia y Libia, al sur por Nigeria y Benin, al este por Chad y al oeste por Burkina Faso y Mali), las mujeres tienen a lo largo de la vida una probabilidad de 1 entre 7 de morir por causas relacionadas con el embarazo, mientras que en Suecia esa probabilidad es de 1 entre 17400.

Algunos de los objetivos que deben ser cumplidos, según ese organismo internacional, son: estimar los costos de los planes nacionales y movilizar con rapidez los recursos necesarios; ampliar los servicios de salud de calidad para asegurar el acceso universal a la salud reproductiva. En especial, en lo que hace a la planificación de la familia, la disponibilidad de personal cualificado en el parto y la atención de emergencia obstétrica y del recién nacido.

También se incluye dentro de los objetivos mencionados, la prevención y el tratamiento de la infección por el VIH y la lucha contra los obstáculos financieros que entorpecen el acceso a la salud, en particular de los más pobres.