Investigadores de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Noreste comprobaron que la publicidad de los medicamentos de venta libre conduce a la automedicación entre los universitarios.

(13/08/08 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Catriel López Acosta – UNNE) – Tras advertir trastornos de conducta y en el rendimiento académico de los alumnos, docentes de la Facultad de Odontología de la UNNE encararon una investigación que permitiera determinar cuál era el consumo de medicamentos de la población estudiantil en esta carrera. La marcada influencia publicitaria de la industria farmacológica en la automedicación fue uno de los datos elocuentes.

De acuerdo con una nota publicada en la revista de divulgación “Ciencia y Técnica” de la UNNE, Julio Lotero, profesor titular de Farmacología en la citada facultad y profesional a cargo del trabajo, explicó que para los alumnos relevados, la ingesta de fármacos es sinónimo de salud. Entre los encuestados, el 84 por ciento reconoció que alguna vez consumió medicamentos influenciado por la publicidad.

El relevamiento demostró que los fármacos más utilizados corresponden a los indicados para el sistema nervioso central y el sistema músculoesquelético. En su gran mayoría, son analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos (AINEs). Al respecto, Lotero señala que con esa tendencia, se produce un consumo elevado de AINEs, sustancias que pueden dar lugar a la aparición de efectos adversos importantes; sobre todo, a nivel del aparato gastrointestinal.

Analizando las drogas de consumo más frecuente, entre las mujeres encuestadas se evidenció la utilización de un peligroso psicofármaco anticonvulsivante: el clonazepam Se verificó que en una oportunidad, fue tomado como ansiolítico, por indicación de familiares.

Los profesionales a cargo del trabajo señalaron que “deberían evaluarse los verdaderos motivos del uso de ese psicofármaco a fin de determinar la racionalidad de su utilización, debido a la posibilidad que tiene de afectar la capacidad cognitiva y el rendimiento psicofísico en el estudiante de Odontología por la gran actividad manual que despliega durante su trayecto formativo ya desde el comienzo de la carrera”.

El trabajo es un estudio “observacional” y “descriptivo”. Se examinó un total de 100 estudiantes, 20 de cada año de la carrera. A través de diferentes métodos científicos, los datos fueron extraídos por monitores, a través de una encuesta estructurada con preguntas cerradas y abiertas. Las variables consideradas fueron: edad, sexo, año que cursa, medicamentos que consume, finalidad terapéutica, quien se los recomendó e influencia de la publicidad.

Cabe acotar que conjuntamente con Lotero, trabajaron María Sartirana, Adriana Tejero, Belén Tarallo, Ángel Torres, Pablo Montiel y Sergio Morales.

Medicalización de la salud

En el trabajo en cuestión, los investigadores explican que los medicamentos juegan un rol importante en el mantenimiento de la salud en la medida en que sean seguros, eficaces, eficientes, accesibles y utilizados adecuadamente por los que los necesiten. Pero aclaran que las intervenciones farmacológicas no siempre son necesarias, ya que para muchas enfermedades son auto-limitantes; y además, hay prácticas no farmacológicas para tratarlas.

Asimismo, señalan que por cuestiones culturales y sociales de la población, la sobre-prescripción y la dispensación por parte de profesionales de la salud, así como la presión de la industria farmacéutica a través de la publicidad, muchas veces “engañosa”, hacen del uso del medicamento sinónimo de salud. “Tal conducta ha creado un problema para la salud pública y para la sociedad toda denominado ‘medicalización de la salud’”, dijo Lotero a Ciencia y Técnica.

Los investigadores también mencionan que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce y acepta la automedicación. Pero sólo cuando esta es “responsable”. Y ejemplifican con el uso de medicamentos de libre acceso (sin receta médica) para el alivio de síntomas poco graves como las dolencias leves de garganta, estómago, oído o la tos, siempre y cuando esa automedicación no reemplace “el contacto del profesional con el paciente”.

Automedicación “irresponsable”

En un resumen del trabajo, el grupo sostiene que “como consecuencia del advenimiento explosivo de nuevas especialidades farmacéuticas con pocas diferencias con otros medicamentos ya existentes, se estimula su consumo por políticas fundamentadas en el mercado y en el criterio de oferta-demanda, sin tener en cuenta juicios de valor basados en evidencias científicas y justificaciones razonables para la conservación de la salud”.

“Se ha evolucionado hacia una automedicación ‘irresponsable’ o auto-prescripción, puesto que se deja absolutamente de lado el papel del profesional médico u odontólogo para la prevención y el tratamiento de problemas agudos de salud y de algunos síntomas de enfermedades crónicas”, sostienen. “En la auto-prescripción, es el paciente quien decide qué medicamento tomará, sin indicación ni supervisión facultativa”, agregan.

El documento esboza, además, que “la automedicación es un problema relacionado con una serie de complicaciones tales como el enmascaramiento de la enfermedad, aparición de efectos adversos, prolongación o agravamiento de la enfermedad, propensión o resistencia a los medicamentos empleados, fomento de la fármaco-dependencia, trastornos de la conducta y del rendimiento académico”.

Justamente, la constatación de lo citado en ese último párrafo fue lo que dio sentido a la investigación .Más precisamente, los objetivos específicos del trabajo fueron cuantificar y establecer la frecuencia del consumo; pero además, determinar las causas que lo motivaron. Y en ese punto, se comprobó la influencia de la publicidad en el fomento de la auto-prescripción.