La Ipomoea Fistulosa provoca daños irreversibles a los animales que la ingieren. No obstante, por sus propiedades adictivas, la buscan con ahínco. Por las pérdidas económicas que les provoca, los ganaderos están tomando conciencia de la necesidad de erradicarla.

(19/05/08 – Agencia CyTA, Instituto Leloir. Por José Goretta -UNNE) – Investigadores de la UNNE identificaron la planta vulgarmente llamada Aguapié o Mandiyurá como responsable de serios trastornos hepáticos y nerviosos en cabras, ovejas y vacas, que los lleva a la muerte. Esta vegetación, abundante en el noreste argentino, especialmente en la provincia de Corrientes, provoca grandes pérdidas a las actividades ganaderas intensivas, si no es debidamente controlada por los productores. Lo curioso es que produce “adicción” en los animales, los que luego de comerla, rechazan otros alimentos.

El efecto se produce en la producción extensiva, donde los animales pastorean y disponen de gran variedad de plantas que incluyen algunas especies tóxicas. Entre ellas, están las del género “Ipomoea”, que comprende de 450 a 500 especies. Siete de ellas se encuentran en el país. La variedad existente en Corrientes y la región del NEA es la “Ipomoea Fistulosa”, presente en lugares anegadizos y húmedos como bañados y esteros.

“Los animales la ingieren mezclada con la pastura y luego de aceptarla, la buscan con avidez, como se demuestra en este trabajo. Esta particularidad podría estar relacionada con la presencia de ácido lisérgico, una sustancia letal que esta planta contiene y que lleva a una especie de adicción” explicó Elvio Ríos, uno de los autores del trabajo y miembro del Departamento Clínicas de la Facultad de Veterinaria de la UNNE.

En la investigación, esta planta fue estudiada para determinar los efectos concretos que producía sobre el sistema nervioso, hepático y el estado general de los animales. Se trabajó con cabras, la especie más susceptible, seguida de la ovina y la bovina. La intoxicación fue inducida por administración de hojas y tallos a razón de 50 gramos por día entre cuatro y diez semanas.

De acuerdo con los resultados, se verificó que en condiciones naturales con oferta suficiente de alimento, los animales no ingieren esos vegetales. El consumo ocurre en determinadas épocas del año por falta de forraje. Entonces, los más afectados son los animales jóvenes.

Al iniciarse la experiencia, los animales se resistían a ingerir la planta. Sin embargo, luego de una semana la aceptaron. Y con el transcurrir del tiempo, la consumieron con avidez, al punto que al ofrecerles el alimento, primero comían Mandiyurá y luego alfalfa.

Intoxicación y merma en el peso

Entre los síntomas principales se detectaron: temblores musculares, incoordinación, movimientos laterales de la cabeza, rechinamiento de dientes. Sin embargo, los animales no perdían el apetito por la planta tóxica e incluso, se alimentaban y bebían acostados.

Se comprobaron pérdidas marcadas de peso en el tiempo de la experiencia, así como disminución de la frecuencia cardíaca y respiratoria. En el sistema nervioso provoca la muerte de neuronas, desaparición del contorno celular, hemorragias en la médula espinal y congestión en el cerebelo, entre otras consecuencias. Es en el sistema hepático, donde ejerce sus efectos tóxicos: aumenta la presencia de agentes adversos en tejidos del hígado y acumula glóbulos rojos en los vasos sanguíneos.

“El grado de toxicidad de los vegetales depende de muchas variables relacionadas con la planta, tales como estadio vegetativo, época del año y condiciones climáticas, entre otros factores. También varía según la especie animal intoxicada, la edad, los momentos del ciclo reproductivo y el estado nutricional y/o sanitario”, explicó Ríos. Y agregó que habitualmente se ve afectado el ganado que merodea campos no suficientemente preparados para el pastoreo, o grandes extensiones, donde no puede controlarse el crecimiento de esta especie.

Ataque al sistema nervioso

“Esta vegetación provoca grandes pérdidas en actividades ganaderas intensivas, si no es debidamente controlada por los productores”, reveló el investigador

Autores de trabajos anteriores abonaban la teoría de que la aparición de los síntomas nerviosos podía ser consecuencia indirecta de las lesiones hepáticas que provoca la planta; y no porque las sustancias tóxicas afectaran directamente el sistema nervioso central. En la investigación de la UNNE, se concluyó que si bien el hígado es afectado por la intoxicación, los intensos síntomas nerviosos observados en todos los animales no pueden ser atribuibles a la disfunción hepática. A su entender, las verdaderas razones del deterioro que lleva al ganado a la muerte son las afecciones del sistema nervioso.

No es la única planta tóxica de la región, pero es la más importante en cuanto a sus efectos adversos y hasta letales que causa en el ganado en determinadas explotaciones.

Es común encontrarlas al costado de las rutas. En los últimos tiempos, los productores han empezado a identificarlas.