La provincia de Chubut estrenó una ley, junto a su decreto reglamentario, para regular el avistaje embarcado de ballenas. Las medidas tienden a que los turistas puedan observar a los mamíferos más grandes del planeta minimizando el impacto sobre los animales y su hábitat. Incluyen un código de “buenas prácticas”de avistaje y el documento de la “técnica patagónica” para realizar esa actividad turística.

(03/04/08 – Agencia CyTA_Instituto Leloir. Por Laura García Oviedo) – La lancha se acerca lentamente hacia la zona donde nadan las ballenas. Curiosos chicos y grandes, con sus chalecos salvavidas anaranjados, observan con atención el mar. De repente, logran distinguir el lomo negro de una ballena franca, e incluso ven surgir su cola en forma de V. Es un momento que toda persona que lo vivió, nunca olvidará. En la actualidad, el desafío es que más gente pueda vivir esa experiencia sin alterar el hábitat ni el comportamiento de las ballenas.

Para promover el turismo sustentable, recientemente la provincia del Chubut aprobó una nueva legislación que tiene como meta principal regular el avistaje embarcado en Península Valdés y a la vez proteger a la ballena Franca Austral. Más de cien mil visitantes se embarcan cada año desde las playas de Puerto Pirámides, en Península Valdés, para hacer avistaje de este gigantesco animal.

“La aprobación de la nueva ley es un hecho casi histórico para la actividad del avistaje de ballenas en Chubut, hacía mucho tiempo que debió haberse hecho este trabajo, ya que la reglamentación anterior no se adaptaba a la realidad actual en esta área de cría de ballenas francas, ni describía correctamente los principios básicos del avistaje de cetáceos”, dijo a la Agencia CyTA, Diego Taboada, presidente del Instituto de Conservación de Ballenas de la Argentina. La meta fue “respaldar a los operadores turísticos y aprovechar al máximo el potencial de esta actividad, tratando de minimizar sus efectos sobre las ballenas y su habitat”.

El experto agregó que el nuevo marco de regulación se la actividad se elaboró mediante un proceso en el que participaron diversos sectores del gobierno, investigadores, empresas y ONG’s. “Puede ser un modelo a imitar en la región, ya que en muchas comunidades costeras aún no se cuenta con legislaciones adecuadas o recién se comienza a evaluar la posibilidad de establecer este tipo de actividad turística. Por eso, la experiencia de avistajes que lleva más de 30 años en Península Valdés es muy válida”, dijo Taboada.

Disminución del impacto

En 1984 entró en vigencia la Ley Nº 2381, creada sobre la base de la legislación de la actividad turística de otros países. En los últimos años, diversos sectores comenzaron a reclamar la necesidad de actualizar la normativa en base a la experiencia local y adaptándola a esta área de cría de ballenas francas, y así se gestó y promulgó la Ley Nº 5714/07 y el decreto 167/08.

La provincia de Chubut la introdujo a fines de 2007. Por ella, se prohíbe toda actividad de acercamiento y/o de persecución de la ballena Franca austral (Eubalaena australis). Asimismo, está prohibida la navegación, la natación y el buceo cerca de un ejemplar cetáceo sin el permiso otorgado por las autoridades provinciales.

Con respecto al servicio turístico, la ley afirma que “deberá desarrollarse en el marco de la práctica responsable en concordancia con la conservación de la especie, evitando y/o minimizando posibles efectos negativos”. Las empresas que quieran continuar con la actividad deberán presentarse a un concurso público con el fin de recibir los permisos, y deberán pagar un canon. El 6 por ciento de los fondos recaudados se destinarán a asistencia educativa de la Municipalidad de Puerto Pirámides.

El 29 de febrero de 2008, se aprobó el decreto provincial 167/08 que reglamenta la nueva ley. Así, para minimizar el impacto en la nursery de las ballenas – los golfos de la Península Valdés son los lugares donde las ballenas van a dar a luz y donde crían los primeros meses a sus ballenatos– sólo seis empresas recibirán un permiso para trabajar en la zona con una sola embarcación por salida y con un máximo de 70 pasajeros a bordo.

Código patagónico

La nueva legislación incluye en sus anexos documentos realizados por especialistas en el tema. Uno de ellos es la “Técnica Patagónica de Avistaje de Ballenas”, creada en base a la experiencia de los capitanes de avistaje. Se determina que la duración mínima del avistaje debe ser de 90 minutos, y a no menos de 500 metros de la costa de Puerto Pirámides.

Entre otros puntos, se prohíbe toda maniobra que separe a la madre de su ballenato, así como el contacto físico de las personas con las ballenas. Asimismo, se establece que tanto los acercamientos como los alejamientos de las lanchas deben hacerse de manera paulatina.

Por su parte, el código de buenas prácticas para el avistaje de ballenas, pionero en la región, hace hincapié en que los pasajeros deben mantener silencio o un nivel de voz bajo, no deben tocar a los animales y no deben arrojar residuos de ningún tipo al agua. La distancia mínima entre la embarcación y un ejemplar debe ser de 15 metros. “En el caso de que una ballena decida aproximarse más, usted es un afortunado”, afirma el documento, que estará disponible para todos los visitantes.

Otra novedad es que mediante el artículo 14 del decreto reglamentario se creó un “Consejo consultivo del Avistaje de Ballenas”. Estará presidido por la denominada “autoridad de aplicación” e integrado por las empresas habilitadas para realizar la actividad, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, y cualquier otro organismo que la Autoridad de Aplicación considere necesario. Una de las tareas de ese consejo será “garantizar los principios de conservación del recurso y desarrollo sustentable de la actividad”.

En la actualidad, el mundo se divide en dos grupos: el que defiende el uso sustentable de las ballenas mediante actividades pacíficas como el avistaje turístico, al que pertenece, entre otros, la Argentina; y el que promueve levantar la moratoria que rige sobre la cacería comercial de ballenas, liderado por Japón.

El 15 de junio comenzará una nueva temporada de avistaje de ballenas en Península Valdés. Según Diego Taboada, la gran meta es lograr “una sana relación entre ballenas y humanos”. Sin dudas, la observación de esos gigantescos mamíferos desde una embarcación puede realizarse de manera pacífica. Y es una experiencia inolvidable.

RECUADRO

RESULTADOS EN LA MESA

(03/04/08 – Agencia CyTA_Instituto Leloir. Por L.G.O.) – La legislación de la actividad de avistaje de ballenas en Chubut fue producto de un trabajo participativo que se fue gestando entre diferentes sectores. En septiembre de 2004, el Instituto de Conservación de Ballenas organizó un taller de especialistas en Puerto Pirámides donde participaron funcionarios de gobierno, ONG’s y representantes de las empresas de avistaje de esa comunidad. Entre otras cuestiones, se evaluaron las medidas necesarias para actualizar la normativa.

En 2006, la Dirección de Conservación y Áreas Protegidas de Chubut convocó a la comunidad de expertos a formar una mesa técnica del avistaje de ballenas. Entre fines de 2007 y principios de 2008, la serie de reuniones tuvo sus frutos con la aprobación de la Ley 5714/07 y el decreto 167/08.

¿Cuál es el siguiente paso? Según los expertos, en breve se completará todo ese trabajo con el llamado a una nueva licitación de empresas para la realización de esta actividad. “Se pondrá a prueba la relación entre ballenas y humanos, la cual se ve empañada cotidianamente en un mundo en donde el fantasma de la reapertura de la cacería comercial y la venta de carne de cetáceos es cada día mayor”, según opinan los expertos.