(26/02/08 – Agencia CyTA-Instituto Leloir- Por María Cristina Chaler) – Para que las enzimas funciones correctamente, es necesario:

• Poseer una carga genética adecuada, que garantice que nuestro organismo las fabrique con la estructura correcta, ya que un pequeño cambio en su conformación, modifica enormemente su función.

• Aportar los nutrientes para que el Gran Laboratorio pueda fabricar y seguir manteniendo sus funciones biológicas. Una alimentación pobre no proveería las sustancias que necesitamos para elaborarlas; y una alimentación con excesos o inadecuada, podría modificar cadenas metabólicas y entorpecer su funcionamiento.

• Evitar el alcoholismo, la drogadicción, la contaminación atmosférica, la contaminación de los suelos y del agua, ya que todo ello introduce en el organismo vivo, moléculas extrañas y no esenciales para la vida, que entorpecen o inhiben la actividad biológica enzimática. En consecuencia, generan cambios o bloquean sus funciones específicas. Muchas moléculas pueden actuar como inhibidores irreversibles y anular las funciones de determinadas enzimas.

Las diferentes cadenas metabólicas se abastecen de sustancias endógenas (provenientes del interior), que son fabricadas por el propio organismo. A su vez, requieren de determinadas moléculas exógenas (provenientes del exterior) que debemos incorporar mediante la alimentación. Estas son las sustancias esenciales como los minerales, las vitaminas, determinados aminoácidos, que el organismo no puede elaborar por sí solo, pero que necesita para funcionar correctamente. De todas ellas hemos hablado en notas anteriores.

Las enzimas, que son esencialmente proteínas con funciones específicas, se distribuyen por todo el ser vivo y son las encargadas de regular las velocidades de las cadenas metabólicas que se producen en cada uno de los tejidos.

A través de la investigación bioquímica se ha demostrado que existen diferentes proteínas, con semejantes propiedades enzimáticas. Estas reciben el nombre de isozimas o isoenzimas, cuya posibilidad de existencia confiere una gran eficiencia al momento de actuar, ya que en cada órgano se fabrica la forma más adecuada para su buen funcionamiento.

La determinación de la concentración plasmática de enzimas en análisis clínicos de laboratorio ayuda al diagnóstico de algunas enfermedades, permite especificar cuál es el órgano enfermo y la medida del daño celular que éste posee. Por ejemplo, tanto en el infarto de miocardio, como en la hepatitis, el dosaje de la concentración de enzimas en plasma es de gran utilidad, ya que su aumento da una idea del deterioro del órgano dañado y de la intensidad de este daño. Asimismo, mediante el análisis de la actividad enzimática en ciertos tejidos y en sangre pueden identificarse ciertas enfermedades genéticas que se producen por la incapacidad que tiene el organismo para sintetizar determinadas enzimas.

Es necesario que conozcamos cómo funciona nuestra bioquímica para tomar conciencia de la importancia de una buena alimentación. Aquel que la desconoce, comete excesos por ignorancia. La educación en Ciencias deberá encararse para formar gente más sana y consciente de sus responsabilidades.