Investigadores de la Universidad de Cornell, de Estados Unidos, descubrieron que una proteína presente en células embrionarias de ratón podría ayudar a fortalecer la resistencia a las arritmias y evitar ataques de corazón. Promisoria perspectiva para la prevención de afecciones coronarias.

(20-12-07 – Agencia CyTA. Instituto Leloir) – Un equipo de investigadores de Alemania y Estados Unidos llevó a cabo un transplante de células de corazón embrionarias en el tejido cardíaco de un ratón que sufría ataques al corazón. El ratón fortaleció su resistencia a las arritmias cardíacas y evitó las consecuencias fatales que pueden ocasionar los ataques al corazón.

El descubrimiento, publicado en la revista Nature, tiene grandes chances de ser utilizado en terapias de transplante de células para reparar los tejidos cardíacos.

El autor líder del trabajo, Michael Kotlikoff, de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, descubrió que una proteína denominada “conexina 43”, que se reveló en las células de corazón embrionarias transplantadas, mejoró las conexiones eléctricas en las otras células cardíacas.

Los investigadores mostraron que la renovación de las conexiones ayudó a la activación de las células transplantadas en el corazón. La técnica revirtió el riesgo de desarrollar arritmias ventriculares después de un ataque al corazón, una de las principales causas de muerte súbita en el mundo occidental.

Dado que por razones éticas no es posible utilizar células embrionarias humanas, los investigadores de la Universidad de Bonn desarrollaron un tejido muscular in vitro que generara la proteína “conexina 43” y lograron los mismos resultados reparadores que habían alcanzado con las células cardíacas embrionarias de ratón.

“Esta investigación, sobre todo, tiene implicancia desde el punto de vista del conocimiento básico de algunos mecanismos de la génesis de arritmias luego del transplante de mioblastos (células precursoras de las fibras musculares)”, señala el doctor Santiago Miriuka, jefe del área de Insuficiencia Cardiaca y Transplante Cardiaco de la Fundación para la Lucha de las Enfermedades Neurológicas Infantiles (FLENI).

“En un primer experimento observan que el implante de mioblastos aumenta la severidad de las arritmias ventriculares postinfarto de miocardio (músculo cardíaco). Este hecho ya fue observado clínicamente. Luego observaron que el implante de cardiomiocitos (células del miocardio capaces de contraerse de forma espontánea e individual) derivados de células madres embrionarias no generaba este aumento de las arritmias ventriculares. Finalmente, a los mioblastos los fuerzan a expresar conexina 43, una proteína encargada de la transmisión del impulso eléctrico cardiaco entre cardiomiocitos, y demuestran que luego del implante reducen la severidad de las arritmias ventriculares”, agrega el especialista.

Grandes posibilidades

Los científicos ya han transplantado una variedad de tipos de células en corazones con fallas y obtuvieron modestos resultados, aunque el transplante de células de músculo cardíaco únicamente llevó a más arritmias.

Sorprendentemente, cuando Bernd Fleischmann –coautor del trabajo- y sus colegas de la Universidad de Bonn, Alemania, transplantaron células de corazón embrionarias, la estabilidad eléctrica y la función de los corazones retornaron a la normalidad.

Los expertos reconocen el inexplorado potencial en el uso de terapias basadas en transplante de células para evitar enfermedades devastadoras, pero aún no pueden evaluar las funciones de estas células una vez que se transfieren.

En el laboratorio de Kotlikoff se estableció que las células embrionarias transplantadas originaban conexiones eléctricas con las células cardíacas normales. Mediante células de corazón modificadas genéticamente, visualizadas en un sensor fluorescente, los investigadores verificaron que las células cardíacas transplantadas se activaron durante las contracciones normales.

“Por primera vez pudimos ver cómo las células utilizadas en terapia funcionan con otras células en un órgano complejo dentro de un animal vivo, estableciendo así el mecanismo del efecto terapéutico”, explicó Kotlikoff.

Otro de los participantes en la investigación, Guy Salama, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittburgh, pudo también detectar señales eléctricas en la superficie de los corazones y determinó que las células implantadas mejoran la conducción en el tejido cardíaco dañado.

De acuerdo con el autor del trabajo, estos resultados tienen importantes implicancias terapéuticas, aunque deben verificarse en el contexto de un daño cardíaco que ocurre en forma natural. “Se podría prever el uso de las propias células del paciente al obtener células cardíacas provenientes de células madre para mejorar la función del corazón y disminuir el riesgo de arritmia”, auguró.