Los menores de cinco años constituyen el grupo más afectado por ahogamiento accidental en la Argentina, patología creciente que se cobra 100 mil víctimas al año en el mundo. Se recomienda una prevención y familiarización temprana con el medio acuático.

(19-10-2007. Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Alejandro Manrique) – Según un trabajo publicado en la revista especializada “Academic Emergency Medicine”, el ahogamiento por accidente causa en la Argentina más de 150 víctimas anuales, siendo el mayor porcentaje de esas víctimas menores de 5 años.

Los datos surgen de una investigación realizada por el doctor Diego Alejandro Besada, médico del Servicio de Terapia Intensiva del Hospital Interzonal General de Agudos “Pedro Fiorito” de Avellaneda, Buenos Aires. Fueron dados a conocer en el Primer Congreso Interamericano de Emergencias Médicas.

El proceso de búsqueda de información se llevó a cabo mediante una revisión bibliográfica sobre ahogamiento en bases de datos como el Medline y publicaciones del género, que abarcó desde 1962 hasta 2005. Se incluyó un análisis comparativo de información entre diversos países de América Latina y la Argentina.

El ahogamiento por accidente se presenta como causa de muerte en todos los grupos de edades. En menores de 5 años constituye la primera causa de fallecimiento, superando incluso a los accidentes de tránsito. Este grupo representa más del 20% del total de casos registrados.

Además de los accidentes, también se presentan otras causas de ahogamiento debidas a acciones criminales y suicidas, así como factores que originan la patología, entre ellos, caídas, crisis, falta de dominio del cuerpo dentro del agua y traumatismos.

Se determinó que el ahogamiento por accidente de menores de cinco años causa cerca de 100 mil muertes por año en todo el mundo. En el caso de nuestro país, en los últimos años, la cifra oscila entre 150 y 180 muertes anuales, siendo los niños y los adultos jóvenes los más afectados.

El trabajo establece como recomendaciones principales la prevención y el contacto temprano con el agua, de forma de evitar las víctimas y reducir las secuelas producidas.