Los resultados de una investigación, realizada por expertos en psicología del deporte de la Universidad de Hong Kong y de la Universidad Vrije de Holanda, sugieren que un desplazamiento imperceptible del arquero podría influir en la dirección del tiro penal, aumentando de ese modo las probabilidades de atajar el gol. El presidente de la Asociación de Psicología del Deporte Argentina, Marcelo Roffè, opina que en este, como en otros aspectos, las generalizaciones no son válidas.

(08/10/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – En un partido de fútbol, tirar un penal genera una intensa variedad de emociones no sólo en quien debe anotar un gol sino también en los hinchas de los dos equipos que se enfrentan.

El arquero, que se ve igualmente implicado en esa circunstancia caracterizada por altos niveles de adrenalina, está en una situación de desventaja que las estadísticas cuantifican al expresar que sólo un 18 por ciento de los penales son atajados, según consta en un trabajo publicado en la revista Psychological Science.

Una investigación realizada por expertos en psicología del deporte y aparecida recientemente en esa revista sugiere el modo en que el arquero podría atajar más penales. Tras una serie de estudios, Rich Masters, investigador del Instituto de Desempeño Humano de la Universidad de Hong Kong y un equipo de psicólogos de la Universidad Vrije de Ámsterdam, en Holanda, concluyeron que el ligero e imperceptible desplazamiento de un arquero a la derecha o a la izquierda del centro de la línea del arco induce al tirador del penal a patear, de forma inconsciente, hacia el lado opuesto.

Estudios

Al analizar 200 tiros de penal en videos de partidos de fútbol del mundial, de la Copa de Naciones Africanas, de Campeonatos Europeos y de los partidos de la Asociación de Fútbol de la Unión Europea, los investigadores notaron que los arqueros se mantenían ligeramente a la izquierda o a la derecha del centro del arco el 96% de las veces.

“El promedio de la distancia del desplazamiento del centro exacto del arco, a la izquierda o a la derecha, fue de 9,95 cm”, afirma Masters, autor del estudio, y agrega: “No hubo relación entre el lado en el que los arqueros se paraban y la dirección hacia la cual se tiraban”.

Según Masters y sus colegas 94 de las 190 ocasiones en las que los arqueros se tiraron hacia la izquierda o hacia la derecha –en 10 oportunidades se quedaron parados-, lo hicieron hacia el lado con menos espacio lo que significa que los arqueros no se apartaban del centro del arco como estrategia.

De los 200 penales, 103 fueron pateados hacia el lado de mayor área líbre, 71 hacia el lado de menor espacio, y 16 fueron tirados al centro del arco.

El profesor Masters y sus colegas también realizaron estudios experimentales en los cuales un grupo de voluntarios debían “patear” penales en videojuegos que reproducían las dimensiones del arco, las áreas y la distancia del tiro penal.

Los participantes se comportaron de forma similar a la de los jugadores profesionales dado que la mayoría tiró el penal hacia el lado de mayor espacio disponible, aún cuando no podían distinguir de forma conciente la diferencia imperceptible entre ese lado y el de menor espacio del arco.

Conclusiones

Basándose en los resultados del estudio, Masters y sus colegas señalan que el desplazamiento óptimo que debe realizar el arquero para influir en la percepción del jugador que va a tirar el penal se sitúa entre los 6 y 10 centímetros del centro del arco.

Para Masters, los resultados sugieren que el tirador del penal no es capaz de notar el desplazamiento del arquero en ese rango y que es un 10% más probable que patee hacia el lado de mayor espacio libre.

“Está claro que algunos arqueros se paran hacia un lado de arco de forma evidente para influenciar de algún modo el tiro, pero al percibir el jugador esa estrategia, lo que sigue es similar a lo que pasa en un juego de poker”, señala Masters.

Con relación a la investigación de Masters, el licenciado Marcelo Roffè, experto en Psicología del Deporte y de la Actividad Física y actual presidente de la Asociación de Psicología del Deporte Argentina, opina que la investigación es interesante, pero que las generalizaciones no son buenas.

“El fútbol es también engaño y si el arquero te invita a tirar hacia un lado algunos caerán en la trampa y otros más astutos, no. Yo creo que el hecho de que el arquero se mueva mucho, se adelante y hable con el jugador antes de la ejecución, aumenta sus posibilidades”, afirma Roffè y agrega: “El penal es muy difícil, porque parece fácil, pero lo fácil psicológicamente conlleva el pensamiento ‘no lo puedo errar, lo tengo que hacer’, entonces el jugador falla”.

Para el experto en psicología del deporte el pensamiento que puede predominar, si no hay trabajo psicológico, es \”lo puedo errar\”, y como somos lo que pensamos, el futbolista lo malogra.

“El fútbol tiene tres instancias por resolver, la primera es si el futbolista posee la técnica necesaria; la segunda, si se encuentra bien físicamente y no está ni golpeado ni muy cansado o lesionado, y la tercera, la psicológica, es decir, la relación con los pensamientos y las presiones internas y externas”, concluye Roffè quien se desempeñó como Psicólogo de las Selecciones Juveniles de Fútbol de AFA del 2000 al 2006.

Más allá del estudio publicado en Psychological Science, para el hincha que sigue con atención la transmisión del partido una sola palabra puede ser irrefutable si juega su equipo. Y, con o sin penal de por medio, sin duda, la palabra clave es ¡gol!