Investigadores del Instituto Gino Germani de la UBA realizaron un estudio que indica que las violentas protestas ocurridas este año en la terminal ferroviaria de Constitución, tras la suspensión de tres servicios de trenes, fueron protagonizadas por pasajeros de forma espontánea. Los resultados contradicen el argumento que asegura que los incidentes fueron premeditados.

(21/8/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Algunos incidentes de características similares ocurridos en estaciones de trenes en los últimos años llamaron la atención de numerosos medios de comunicación del país.

En noviembre de 2005, cuando por desperfectos técnicos no arrancaban los trenes en la estación de Haedo, un grupo de pasajeros indignados atacó las instalaciones y comercios cercanos. Además, prendieron fuego al antiguo edificio de la estación, que resultó totalmente destruido. Durante cinco horas, la zona fue un caos. Como resultado de los incidentes quedaron 21 heridos y 87 detenidos.

El 15 de mayo del año en curso, en la terminal ferroviaria de Constitución, tras la suspensión de tres servicios de trenes, pasajeros indignados incendiaron las boleterías y la oficina de informes y se enfrentaron durante dos horas con la policía. Como resultado hubo 21 heridos (9 usuarios y 12 policías) y sólo 16 detenidos. Días después el presidente de la Nación quitó la concesión a la empresa que operaba la línea y envió al congreso una nueva ley de regulación de la actividad ferroviaria.

¿Conspiración o hartazgo?

Luego de los incidentes acaecidos en la terminal de Constitución, Fernando Jantus, el entonces vocero de la empresa ferroviaria Metropolitano, sostuvo que los manifestantes que produjeron los disturbios no eran pasajeros.

“Jamás vi este hecho, es cierto que la bronca de la gente en estos tiempos, digamos, sale a la luz enseguida, pero hay algo que es desmedido, a su vez las agresiones a la policía; una persona que va a trabajar, que vuelve a su casa, no agrede a la policía. Creo que algunos han aprovechado esta situación para crear un desmán que fue lo que pasó”, declaró Jantus poco después de los incidentes a radio Continental.

A fin de averiguar si la reacción de las personas que participaron en esos incidentes era espontánea o premeditada, investigadores y estudiantes del Taller de investigaciones sobre Cambio Social y el Programa de Investigaciones sobre Cambio Social (P.I.Ca.So.) dirigidos por el profesor e investigador Juan Carlos Marín, del Instituto Gino Germani (UBA), realizaron entrevistas a pasajeros de las ex líneas Roca y Sarmiento.

Esas entrevistas tuvieron como objetivo conocer las opiniones de los usuarios de trenes acerca del servicio prestado por las empresas concesionarias y las reacciones más comunes que surgen frente a los problemas del mismo, así como también sobre los incidentes sucedidos en la estación de trenes de Constitución.

El estudio estuvo dirigido y coordinado por el doctor Julián Rebón y el licenciado Gustavo Quintana. Éste último señala: “Para conocer la opinión de los usuarios de trenes, entrevistamos a 460 pasajeros de las ex líneas Roca y Sarmiento que utilizan las cabeceras terminales de dichas líneas en horas de alto flujo de pasajeros. Se seleccionaron estas líneas por su relevancia en el flujo de pasajeros y por los problemas que presentan sus servicios”.

Resultados

Casi el 80% de los entrevistados compartió el motivo por el cual se iniciaron las protestas en la ex línea Roca en mayo de 2007. Sin embargo, el 68% no consideró legítima la forma de expresión del malestar frente a los problemas del servicio.

A pesar de que no existe consenso con las formas de protesta empleadas, el 47% de los entrevistados entendió que las mismas tienen cierta “efectividad” para resolver los problemas que afectan al servicio.

En relación con el origen de los incidentes, y en oposición a la versión brindada por la empresa, casi un 60% señaló que fueron “fruto de la bronca de los usuarios”. Solamente un 24% compartió la opinión de la empresa, que sostenía que los hechos habían sido previamente planificados.

“La gran mayoría de los pasajeros utilizan el tren como medio para trasladarse a sus trabajos, el pésimo servicio les ocasiona grandes complicaciones a su vida laboral. Existe un hartazgo con la situación que conduce a que, por más que no se comparta la metodología, se identifiquen con quienes protagonizaron los incidentes a partir del malestar que comparten” señala Rebón.

“Según el 65% de los pasajeros, la principal responsable de los problemas del servicio es la empresa concesionaria. Sólo un 28% le asigna la responsabilidad al gobierno Nacional”, subraya Quintana.

Soluciones

Con respecto a las medidas necesarias para mejorar el servicio, el 37% sugiere multar a la empresa concesionaria y el 22% rescindir los contratos. El 20% reclama un cambio más profundo: reestatizar el servicio. Solamente el 4% planteó aumentar los subsidios y el 2%, aumentar las tarifas, en sintonía con los reclamos de la empresa concesionaria.

Quintana señala: “Notamos que las principales respuestas se centran en medidas que intenten corregir el actual sistema de gestión del servicio, algunos con medidas puntuales y otros planteando el desafío de volver a estatizar el servicio. Sólo muy pocos se encuentran en sintonía con las fórmulas de moda en los 90 para mejorar y operar el servicio, basadas en aumentar la rentabilidad empresaria”.

Pese a la baja calificación que existe sobre el servicio, son escasos los que admitieron haber realizado reclamos formales ante la empresa. Casi un 70% de ellos no realizó nunca un reclamo. Al mismo tiempo, más del 70% no confía en que los entes reguladores de los servicios públicos sirvan para resolver los problemas de la gente.

Ante esta falta de confianza en los mecanismos institucionales, más de la mitad de los consultados considera a la autoorganización y al reclamo de la gente formas adecuadas para resolver sus problemas.

Los investigadores aseguran que la situación de gran malestar entre los usuarios y la falta de percepción de canales institucionales para canalizar de modo efectivo sus reclamos promueve que recurrentemente se produzcan incidentes.

“Probablemente, muchos de quienes estuvieron involucrados en esos hechos no habrían pensado en participar en los destrozos de trenes y de sectores de las estaciones como forma de reclamo si se les hubiese preguntado previamente, pero a veces la bronca y el hartazgo con la situación es más fuerte” concluye el doctor Rebón.

RECUADRO

MÁS DE LO MISMO

Durante 2007, una encuesta encargada por el Ente Regulador de Servicios Públicos de la Ciudad de Buenos Aires entre usuarios de medios de transporte público mostró a los ferrocarriles como el servicio de peor funcionamiento. En el sondeo se les pidió a 1.059 usuarios que les pusieran una nota del 1 al 10 a los subtes, trenes, colectivos y taxis que atraviesan diariamente el área metropolitana. Las últimas en la lista fueron las líneas de ferrocarriles con un 4,2.