Un equipo de científicos japoneses “escribió” y recuperó una fórmula física en el genoma de un tipo de bacteria. La técnica podría abrir el camino para usar el ADN de animales o plantas para almacenar mucha información en poco espacio. Según los investigadores, el ADN sería un material más resistente que los CD, DVD y los discos duros que suelen romperse fácilmente.

(8/6/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Los CD, DVD y los discos duros son soportes físicos que pueden almacenar una gran cantidad de información, sin embargo, tienen la desventaja de que pueden romperse fácilmente. Por ese motivo, científicos de diversos países pretenden crear a partir de materia biológica dispositivos de almacenamiento de memoria más resistentes, que podrían durar miles de años. Esto quizás no sea importante para la finita vida de un individuo, pero tal vez sí podría serlo para la humanidad.

Investigadores del Instituto para las Biociencias Avanzadas de la Universidad Keio, Japón, crearon un método para guardar información en el ADN de un organismo viviente que podría ser transmitida a la descendencia, según revela la revista científica The Journal of the American Chemical Society.

Los creadores de la técnica, encabezados por el doctor Yoshiaki Ohashi, insertaron en el ADN de la bacteria Bacillus subtilis el mensaje “E=mc², 1905” que corresponde a la ecuación de la Teoría de la relatividad formulada por el físico Albert Einstein en el año 1905.

El mensaje fue traducido al sistema binario que en matemática es un sistema de numeración en el que los números se representan utilizando las cifras cero y uno (0 y 1) de acuerdo con determinado orden y que es utilizado por las computadoras para realizar sus operaciones. Mediante la combinación de esos números, que también pueden representar letras, es posible crear el mensaje “E=mc², 1905”, así como cualquier otro.

El experimento

Ohashi y sus colegas utilizaron la adenina (A), la guanina (G), la citosina (C) y la timina (T) -cuatro unidades básicas que conforman junto a otros elementos el ADN- para crear el mensaje. La unión de las bases representaban los números del sistema binario que a su vez representaban las letras y números del mensaje.

Una vez creado el mensaje mediante la unión de las bases del ADN, fue insertado en el genoma de la bacteria Bacillus subtilis. Días después, los investigadores recuperaron el mensaje tras descifrar la región del genoma donde fue inscripta la información.

Según Ohashi, la secuencia de nucleótidos –compuestos por las bases de ADN- que puede ser artificialmente insertada en el ADN de organismos vivientes puede ser una alternativa viable para almacenar información por dos razones: el ADN es un material resistente y por otro lado la información podría ser transmitida por herencia a las sucesivas bacterias durante miles de años.

Sin embargo, quedan varias cuestiones por resolver. Si bien las bacterias heredan copias idénticas de genes de sus precursoras, como si fueran clones, el ADN de las bacterias puede experimentar mutaciones que podrían modificar la información guardada. En ese sentido, los autores del trabajo consideran necesario desarrollar técnicas que de forma simultánea descifren el mensaje e interpreten la lógica de las mutaciones.

Si esa mutación no se produjera, una persona que no conoce la información “E=mc², 1905” inscrita en el genoma de la bacteria, sería capaz de descifrarlo simplemente comparando el genoma normal con el genoma de la bacteria genéticamente modificada: las diferencias revelarían el mensaje encriptado.

Bibliotecas y computadoras del futuro

Cabe preguntarse si en el futuro la humanidad dispondrá de bibliotecas vivientes compuestas de bacterias, insectos o plantas cuyos genomas modificados albergarán novelas, diccionarios o enciclopedias, entre otros datos. Con esas técnicas, más de una persona podría poner su biografía a salvo de la curiosidad ajena o bien enviar un mensaje de amor inscrito en el genoma de una rosa.

¿Cuándo llegara la era de las computadoras compuestas por millones de moléculas de ADN capaces de almacenar más información que un chip convencional, dotadas de neuronas artificiales que imiten o superen el funcionamiento del cerebro humano? ¿Habrá sistemas informáticos basados en una combinación de material biológico con circuitos electrónicos y silicio? Expertos en informática y de otras disciplinas están trabajando en esa dirección.