(6/6/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – “Todos los seres vivos estamos formados por células y todas las células del organismo tienen exactamente la misma información genética, sin embargo, no todas se comportan igual y algunas de ellas tienen todavía la capacidad de generar nuevos tejidos y nuevos órganos, como si fueran células del embrión. A esas células se las conoce como células madre”, afirmó el doctor Alberto Kornblihtt, Profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, que abrió el debate sobre las Implicancias Legales, Éticas y Sociales de la Investigación con Células Madre en el Palacio San Martín de la Cancillería Argentina, el día de la apertura del Programa para el Avance de la Educación en Ciencias Biomédicas en Latino América (PABSELA).

PABSELA es un programa impulsado por Harvad Medical International para capacitar a investigadores biomédicos argentinos y latinoamericanos en las más modernas tecnologías vinculadas con temas como células madre, ingeniería de tejidos y proteómica (ciencia que estudia el conjunto completo de proteínas que se pueden obtener de un genoma), de creciente relevancia para el tratamiento de numerosas enfermedades. El proyecto cuenta con el apoyo de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación y con patrocinadores del sector privado, y es coordinado en la Argentina por investigadores de la Fundación Instituto Leloir y por los miembros de la Fundación CRIMSON.

Las células madre o stem cells son células indiferenciadas que se pueden obtener, según sea su tipo, de diferentes órganos o de embriones. Bajo ciertas condiciones, fisiológicas o experimentales, estas células podrían convertirse en células especializadas, como células cardíacas o células pancreáticas, entre otras. Los científicos y médicos tienen la esperanza de desarrollar terapias que curen diversos trastornos, reemplazando células enfermas o dañadas por células sanas especializadas creadas a partir de células madre.

Kornblihtt agregó que la definición de células madre parece a simple vista un poco simplificada, sin embargo, “además de connotaciones científicas o biológicas, está cargada de una serie de connotaciones que tienen que ver con la sociedad, con diversas concepciones sobre cómo pueden ser utilizadas las células madre en medicina para la cura de enfermedades y que pueden cambiar nuestras ideas sobre algunos aspectos culturales, sociales, políticos y económicos.”

En ese sentido, el empleo de células madre es un tema de investigación, de discusión y de legislación en varios países del mundo.

Kornblihtt presentó a los expositores, fueron los doctores Lino Barañao e Insoo Hyun. El primero, Profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y Presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), y el segundo, Profesor de Bioética de la Case Western Reserve University y Presidente del Comité de Ética y Políticas Públicas de la International Society for Stem Cell Research.

Debate ético

Lino Barañao destacó que el debate ético por el uso de células madre embrionarias divide las aguas entre quienes están a favor o en contra de su utilización en el ámbito de la investigación. Tal como explicó, quienes se oponen dicen que la vida comienza con la fecundación humana y que, por lo tanto, un embrión debe ser tratado como persona. En cambio, quienes apoyan este tipo de investigaciones sostienen que las características que definen a un ser humano se adquieren gradualmente durante la gestación, y por ese motivo “un embrión no es equivalente a una persona”.

Dado que el uso de células madre embrionarias genera polémica, científicos de diversos centros de investigación intentan generar células madre a partir de otras fuentes, por ejemplo, óvulos humanos no fertilizados, o bien transformando una célula extraída de un adulto en una célula madre mediante el empleo de distintas técnicas.

Por su parte, el doctor Insoo Hyun comentó su visita a la clínica de fertilidad asistida más antigua de París donde se encuentran congelados cientos de miles de embriones. El embrión más viejo era uno de 1984 que, de haber sido transferido al útero de una mujer en esa fecha, podría haber dado lugar a un individuo que hoy tendría 23 años.

Insoo Hyun dio un panorama sobre las diversas legislaciones que prohíben o permiten la investigación con células madre. “En algunos países un científico puede ser un héroe”, afirmó, pero en otros las mismas tareas pueden ser tipificadas como delito. Para dar un ejemplo, ilustró el caso de científicos alemanes que, si fueran a Singapur a trabajar con células madre embrionarias, al regresar a su país serían detenidos, dado que allí están prohibidas ese tipo de investigaciones.

Otro tema que abordó Hyun fue el de las mujeres que donan sus óvulos para experimentación. ¿Se les debería pagar, y en qué concepto? De acuerdo con las pautas establecidas por la Academia Nacional de Ciencias, el Instituto California para la Medicina Regenerativa y el Estado de Massachussets, en los Estados Unidos, las mujeres que donan óvulos para investigación de células madre embrionarias deberían simplemente recibir compensación por los gastos directos, por ejemplo, el reembolso del dinero gastado durante el viaje al centro de investigación o el pago del estacionamiento, en caso de que se hubieran desplazado en automóvil. Un hecho que a Hyun le parece injusto e injustificado considerando que los voluntarios que participan en otro tipo de investigaciones biomédicas, como los donantes de médula espinal, son remunerados.

Quienes están en contra de la compensación a las donantes de óvulos aseguran que la remuneración podría ser tan irresistible que las voluntarias no repararían en las desventajas de un procedimiento médico que exige tiempo, esfuerzo y molestias: la mujer debe ser medicada para producir más óvulos. Sin embargo, Hyun señaló que precisamente por esas razones las mujeres deben ser compensadas. Además, afirmó que es posible tomar medidas para que las voluntarias sean debidamente informadas sobre los procedimientos médicos. De esa forma, el dinero no interferiría con el proceso de decisión.

Este mismo experto sostuvo que diversos estudios demuestran que la percepción de los voluntarios no se ve alterada, aún cuando la compensación económica sea elevada.

Los detractores de ese tipo de donación argumentan que los óvulos podrían ser tratados como mercancía, no obstante, Hyun subrayó que los mismos no son considerados como productos que se compran y se venden. “La compensación sería por el tiempo de las mujeres, el esfuerzo y los inconvenientes, no por el número o la calidad de los óvulos”.

De acuerdo con Hyun, la compensación no debería estar determinada por los avatares del libre mercado, ni por las donantes, ni por los investigadores que trabajan con células madre, sino más bien por normas éticas que deben ser establecidas y discutidas.

Por tal razón, Hyun sugiere que existan comités de supervisión en Universidades y Centros de Investigación que regulen las donaciones de óvulos y otros materiales biológicos de acuerdo a normas éticas claramente establecidas.

Insoo Hyun trabaja actualmente en la Sociedad Internacional para la Investigación con Células Madre (ISSCR según sus siglas en inglés), junto a un equipo de colegas con quienes elabora guías con pautas éticas que puedan ser utilizadas para resolver diversas cuestiones referidas a la investigación con células madre.