Detectaron cuatro genes que aumentan el riesgo de padecer cáncer de mama y se suman a otro dos que ya habían sido descubiertos. Si bien en el origen de la enfemedad influyen el estilo de vida y las condiciones ambientales, algunos científicos esperan identificar más genes predisponentes y así mejorar su predicción, prevención y tratamiento.

(29/5/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – La presencia o ausencia de determinados genes o bien la mutación de algunos de ellos aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama en la población femenina.

Investigadores de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, encabezados por el doctor Douglas Easton, identificaron cuatro genes que incrementan el riesgo de sufrir cáncer de mama, según revela la revista científica Nature.

“Los tests serán más predictivos a medida que sean identificados más genes”, señala Easton refiriéndose a futuros exámenes para mujeres que podrán determinar la probabilidad de padecer ese tipo de cáncer. Esos estudios de detección brindarán la oportunidad de diseñar tratamientos de prevención o bien mejorar la eficacia de los tratamientos.

En la década de 1990 diversos estudios determinaron que las mutaciones en los genes BCRA1 y BCRA2 predisponen al desarrollo de cáncer de mama y de ovario. A partir de estos resultados, el año pasado el organismo que regula el uso de las técnicas de fertilización artificial en el Reino Unido -la Human Fertilization and Embriology Authority (HFEA)- autorizó la práctica del diagnóstico genético preimplantatorio (PGD, según sus siglas en inglés) para descartar embriones con mutaciones en los genes BCRA1 y BCRA2.

Mediante el empleo de este estudio, muchas parejas quieren evitar que sus hijas padezcan en el futuro esos trastornos, sin embargo, el problema es que los genes BCRA1 y BCRA2 sólo dan cuenta en realidad del 5 al 10% de los casos de cáncer de mama y ovario, porque hay muchos genes involucrados en la aparición de esas enfermedades. Además, los especialistas no dejan de señalar que el estilo de vida y las condiciones ambientales también influyen en el desarrollo de esas enfermedades.

Cuatro genes adicionales

A fin de identificar genes que aumentan el riesgo de padecer cáncer de mama, Douglas Easton y sus colegas compararon el ADN de 4.400 mujeres con cáncer de mama y 4300 mujeres que no tenían esa enfermedad.

Una vez que observaron diferencias genéticas, confirmaron los resultados al estudiar el ADN de 40 mil mujeres, la mitad de las cuales tenía cáncer de mama.

Los genes identificados fueron el FGFR2, el TNRC9, el MAP3K1 y el LSP1. A Easton no le sorprendería que hubiese más genes involucrados, “docenas o cientos”, que serán rastreados en futuras investigaciones.

A partir de los análisis genéticos realizados en las casi 50 mil mujeres que participaron en el estudio, Easton observó en algunas de ellas una versión del gen FGFR2 que aumenta la probabilidad -un 60 por ciento más- de padecer cáncer de mama en relación con aquellas que no lo tienen.

¿Es posible que en el futuro sean descifrados todos los factores genéticos que desencadenan el cáncer de mama? Si llegara ese día, los exámenes le indicarían a una mujer si tiene mayor o menor probabilidad de padecer dicha enfermedad. A partir de esos resultados, los médicos podrían también discutir con la paciente las mejores alternativas para prevenir o tratar su dolencia.

Pero lo cierto es que los médicos siempre destacan que además de los factores genéticos que predisponen al cáncer de mama, influyen en el desarrollo de la enfermedad el estilo de vida y las condiciones ambientales. De qué modo se combina la predisposición genética con estos factores es un aspecto que aún debe ser profundizado.

RECUADRO

Para tener en cuenta

De acuerdo con la Liga Argentina de Lucha contra el cáncer (LALCEC):

-Si un tumor mamario es detectado tempranamente significa una curación en un alto porcentaje de los casos. Ahí radica la importancia de realizar el autoexamen de mama y de acudir al médico lo antes posible cuando se detecta alguna anomalía.

-Los síntomas o cambios en la mama a los que se deben prestar atención incluyen cualquier protuberancia (masa), endurecimiento, hinchazón, formación de hoyuelos, irritación de la piel, deformación, retracción del pezón, escamas o dolor. Una mamografía puede detectar en forma temprana cambios en la mama que pueden ser una señal de cáncer.