Debemos cuidar a nuestro planeta de la misma forma que cuidamos a nuestro hogar.

¿Quién es capaz de destruir su sustento y el lugar que lo cobija?

(29/5/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por María Cristina Chaler) – En la nota anterior, consideramos varios factores de contaminación del suelo. En esta nota los ampliaremos.

Sobre el manto superior de nuestro planeta se ubica la corteza terrestre, que aloja la vida del planeta. La corteza marítima u oceánica tiene un espesor bastante menor que la corteza continental, que en los continentes varía entre los 20 y los 70 Km.

Consideramos suelo a la capa superficial sobre la que vivimos andamos y construimos nuestras hogares. Tiene alrededor de 30 cm. de espesor y es el producto de la erosión que ejercen el agua, el viento, el hombre y todos los seres vivientes.

El suelo se va formando muy lentamente y para el ser humano resulta un recurso vital, ya que proporciona alimentos, el espacio para desenvolverse e incluso materiales para explotar industrialmente, que contribuyen al progreso económico.

El suelo se encuentra relacionado con el reino vegetal y con los animales que lo habitan, de modo que la fauna y la flora de un lugar están íntimamente relacionadas y comunicadas a través del suelo que ocupan. Un cambio en la composición del suelo implica una cadena de cambios en todo el bioma relacionado con él.

El suelo posee:

– Una capa superior formada por los restos de vegetales y animales, que se van descomponiendo y trasformándose en humus (tierra) a través de un proceso que toma el nombre de humificación. En esta zona se encuentra una pequeña fauna (micro fauna) responsable del proceso.

– Debajo del humus encontramos una zona que posee poca materia orgánica y abundante agua proveniente de la capa superior, y está formada por minerales cuya variedad depende del lugar geográfico.

– La tercera y última capa está formada por roca y sedimentos sueltos, que no han sufrido la erosión externa.

Aquellos suelos muy ricos en humus son los más fértiles, porque su materia orgánica es importante para el desarrollo de la vida.

El suelo se degrada naturalmente por la erosión, pero también la actividad humana incide enormemente en él, y cuando es indiscriminada y no tiene en cuenta que el sistema está en perfecto equilibrio ecológico con el bioma que contiene, su alteración resulta irreversible. Esto es una amenaza que debemos tener en cuenta, porque un suelo alterado deja de ser útil, no sólo para el hombre, sino para todos los seres vivientes que lo habitan. Las especies que dependen del suelo se alterarán entonces, generando cambios en el ecosistema y finalmente en el planeta en general.

Contaminantes

El hombre ejerce sobre el suelo tres procesos contaminantes importantes: cultiva, genera industrias, y lo habita. En los últimos años las actividades económicas crecieron tanto y la ambición del hombre es tan desmedida, que la depredación del suelo avanzó peligrosamente.

Los cultivos contaminan a través de los fertilizantes y pesticidas. Estos últimos son poderosos venenos que, usados en exceso, perjudican enormemente la microfauna y microflora del suelo, ambas necesarias para que cumpla su función. El exceso de cultivos y las prácticas inadecuadas – mono cultivos, rotaciones mal encaradas, etc. – desgastan la composición del suelo hasta el punto de transformarlo en inservible en forma irreversible.

Las industrias generadas por el hombre usan grandes extensiones para asentarse. Si sus desechos y efluentes no son tratados adecuadamente, contaminan no sólo la superficie sino también las napas subterráneas.

Los asentamientos industriales sin control estricto pueden generar contaminación tóxica con metales pesados como el plomo (Pb), arsénico(As), cadmio (Cd), magnesio (Mg), zinc (Zn), etc, contaminación térmica provocada por efluentes expulsados a elevadas temperaturas, contaminaciones radioactivas y también acidificación del suelo (disminución del ph), que trae como consecuencia la destrucción de los nutrientes, la muerte de su fauna y el deterioro permanente.

El hábitat humano trae aparejado todo tipo de contaminación, desde la natural, que se da por el sólo hecho vivir, hasta la provocada por parte de una población no educada, es decir, que no toma conciencia de la importancia de cuidar el medio ambiente que la rodea y provoca infiltraciones que originan graves perjuicios. El uso de materiales no biodegradables para la limpieza, la basura no seleccionada adecuadamente, mal tratada o arrojada sin cuidado, las aguas domiciliarias, pinturas, solventes y venenos, contaminan con sus infiltraciones no sólo a la tierra, sino también a las napas de agua que circulan debajo de ella.

Lluvia ácida

Las lluvias ácidas son consecuencia de la contaminación atmosférica y están originadas por los gases, que al combinarse con el agua dan productos ácidos, y no sólo contaminan los suelos, sino que deterioran todo lo que tocan. Los óxidos de nitrógeno con el agua producen ácido nítrico y nitroso y los óxidos de azufre dan como producto ácidos sulfúrico y sulfuroso. Con el avance industrial, estas lluvias ácidas se fueron intensificando en los últimos años, perjudicando notablemente al suelo y modificando su composición y equilibrio.

La toma de conciencia

Nuestro país tiene suelos, aguas y clima privilegiados que debemos valorar y preservar para el futuro. Miradas ambiciosas están puestas en él y sólo los gobernantes íntegros no negociarán nada que tenga que ver con la degradación de nuestros recursos naturales.

Debemos ser concientes de que somos los dueños de un tesoro que hay que preservar y no tenemos que permitir que nos lo arrebaten. La educación de los ciudadanos es una forma de preservar el medio, sobre todo la educación en ciencias y valores, ya que el saber genera conciencia. Siendo concientes tendremos los cuidados necesarios y nos defenderemos de aquellos que quieran aprovecharse de nuestra ignorancia.

La caída de la educación, la pérdida de valores, el alto grado de individualismo y la falta de conciencia sobre la importancia que significa cuidar el medio que nos rodea ha llevado a la humanidad al borde de una crisis ambiental, que trae aparejada como consecuencias el envenenamientos del suelo, del agua, del aire y de la atmósfera que rodea al planeta. El cambio climático global es, a su vez, una de las consecuencias de la contaminación ambiental, que provoca el derretimiento de los cascos polares. En un corto plazo podría aumentar el nivel de los océanos y habría enormes catástrofes, muy difíciles de controlar.

Todos estamos sumergidos en la misma problemática, de modo que las medidas a tomar deben involucrar a todos los países del mundo, sobre todo a aquellos más desarrollados, que son los principales causantes de la contaminación ambiental. Los gobernantes son responsables. Deberá haber voluntades políticas puestas al servicio de evitar estos daños, pero para que se puedan concretar tendremos que ser menos individualistas y más solidarios.