Roger Kornberg, científico estadounidense hijo de Arthur Kornberg, que había ganado el Nobel de Medicina en 1959, obtuvo el Premio Nobel de Química 2006. El comité Nobel de la Real Academia Sueca de Ciencias le atribuyó el premio por su trabajo referido al proceso de transcripción, es decir, al modo en que la información de los genes es copiada y transferida a aquellas partes de la célula donde se fabrican las proteínas. Kornberg es el primer investigador en describir concretamente ese proceso a nivel molecular.

(5/10/06 – Agencia CyTA–Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Roger Kornberg, profesor de medicina de la Universidad de Stanford, California, obtuvo el Premio Nobel de Química -una medalla de oro y un cheque de 1.1 millón de euros- en reconocimiento por sus estudios sobre la transcripción, es decir, el proceso mediante el cual se copia la información del ADN.

El ADN es la sustancia química portadora de la información genética. En las células eucariotas (que tienen todos los seres vivos menos las bacterias), el ADN se encuentra en el núcleo asociado a proteínas llamadas histonas, constituyendo un complejo llamado cromatina.

“Cada porción de ADN que codifica (da la orden) para formar una proteína se llama gen. Para que esa orden se cumpla el gen debe primero copiarse a una molécula de ARN llamada mensajero. La fabricación del ARN mensajero se llama transcripción. Luego, el ARN mensajero sale del núcleo de la célula, se dirige al citoplasma de la misma y allí fabrica la proteína correspondiente”, explica Alberto Kornblihtt, Investigador Principal del CONICET y Profesor Titular Plenario con dedicación exclusiva de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

Kornblihtt señala que el proceso de transcripción está altamente regulado y es llevado a cabo por una serie de proteínas ya fabricadas por la célula que reconocen al gen, modifican la cromatina y lo copian. “Esto es muy importante porque de los 25 mil genes que tiene cada célula humana, por ejemplo, no todos se transcriben al mismo tiempo y en el mismo tipo celular. Esta regulación diferencial de la transcripción es lo que hace que las células se diferencien para cumplir distintas funciones dentro del organismo”, destaca el experto.

Las proteínas desempeñan múltiples papeles en las células y fuera de ellas, en el resto del organismo. Son constituyentes indispensables de las membranas, del esqueleto interior y externo de las células, del núcleo y los organelos celulares como las mitocondrias. Cumplen funciones en fluidos como la sangre. Pueden actuar como hormonas, enzimas. Son responsables de la contracción muscular, la adherencia, la comunicación de las células y el movimiento de los espermatozoides, por ejemplo.

“El comité Nobel de la Real Academia Sueca de Ciencias le concedió el Premio Nobel de Química al doctor Kornberg porque descifró las propiedades, las funciones y las asociaciones entre sí de las proteínas que forman la cromatina y que efectúan la transcripción de los genes”, puntualiza Kornblihtt.

Los trabajos de Kornberg culminaron en la creación de detalladas imágenes que describen cómo ocurre la transcripción. Esas imágenes fueron obtenidas a partir de un método físico de laboratorio llamado cristalografía de rayos X, que permite determinar con mucha precisión la estructura tridimensional de las moléculas de proteínas.

¿Por qué es importante determinar la forma? “Porque la función de cada proteína depende justamente de su forma. La cristalografía se basa en purificar la proteína que uno quiere estudiar, en primer lugar, luego cristalizarla como si fuera un mineral y posteriormente someterla a una especie de “radiografía” con rayos X, cuya foto debe interpretarse mediante algoritmos matemáticos complejos que permiten deducir la estructura tridimensional”, explica Kornblihtt.

Arthur Kornberg, el padre de Roger Kornberg, es una de las figuras más prestigiosas de la Bioquímica. “Recibió el Premio Nobel en 1959, por el descubrimiento de la primera enzima capaz de duplicar al ADN. Desde entonces se convirtió en el experto de más renombre en duplicación del ADN. Es notable que su hijo haya seguido los pasos y se haya dedicado a la transcripción, que es el otro proceso importante que le ocurre al ADN”, destaca el investigador argentino.

“Alteraciones en el proceso de transcripción pueden producir enfermedades coronarias cáncer y varios tipos de inflamación. Por lo tanto, el conocimiento básico descubierto es fundamental para entender el funcionamiento normal y patológico de los seres vivos, y en particular del hombre, a fin de elaborar estrategias terapéuticas”, concluye Kornblihtt.