Un equipo de investigadores de Harvard observó que una noche de descanso ayuda a fortalecer la capacidad de recordar, en especial si al día siguiente los sujetos reciben más información que pueda interferir con los datos ya almacenados.

(12/07/06 – CyTA-Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – Un reciente estudio comprobó que dormir fortalece la memoria declarativa, aquella que interviene en la consolidación y evocación de la información, particularmente cuando el cerebro se ve obligado a seguir recordando datos que puedan interferir con los ya almacenados, según informa la revista Scientific American.

El investigador Jeffery Ellenbogen y un grupo de colegas de la Harvard Medical School, de Estados Unidos, solicitaron a 60 personas sanas que memorizaran 20 pares de palabras tomadas al azar, como “sábana” y “pueblo”. Los participantes fueron distribuidos en cinco grupos de 12 y no tuvieron tiempo límite para aprenderlas.

Dos de los grupos comenzaron a trabajar a las nueve de la mañana y regresaron para la prueba de memoria a las nueve de la noche del mismo día, sin siesta de por medio. Otros dos iniciaron la recordación a las nueve de la noche y volvieron a las nueve de la mañana del día siguiente, después de una noche de descanso.

En la primera comparación, los que habían descansado superaron por poca diferencia a los que estaban sin dormir: el 94 por ciento de los primeros recordaron sin problemas los pares de palabras, contra el 82 de los restantes.

Sin embargo, cuando los investigadores le dieron una vuelta de tuerca al experimento, obligando a las personas de dos de los grupos a aprender un nuevo conjunto de palabras 12 minutos antes de la prueba, la diferencia se hizo mucho más pronunciada: el 76 por ciento de los que estaban descansados pudo recordar los pares iniciales, mientras que sólo el 32 por ciento de los que no habían pegado un ojo logró hacerlo.

“Después de dormir, los recuerdos se muestran más resistentes a las perturbaciones”, explican los investigadores en el informe de trabajo, publicado el 10 de julio pasado en la revista Current Biology.

Para descartar que la hora del día haya jugado a favor de la recordación —se sabe que mucha gente está “más fresca” a la mañana—, el equipo de la Harvard utilizó al quinto grupo de participantes como control.

Los sujetos de ese grupo aprendieron los 20 pares de palabras a las nueve de la noche y regresaron para la prueba (incluido el test de interferencia) a la misma hora del día siguiente. Los resultados fueron prácticamente equivalentes a los del grupo que fue evaluado de mañana: el 71 por ciento recordó los pares originales sin inconvenientes.

En consonancia con estudios en animales que muestran cómo la información se vuelve a representar en el cerebro durante el descanso, los investigadores concluyen que “el sueño orquesta el fortalecimiento de los recuerdos y los vuelve menos vulnerables a la interferencia”.