Luego de un viaje de casi 500 millones de kilómetros realizados en el tiempo previsto, la sonda MRO (Mars Reconnaissance Orbiter) llegó a la órbita de Marte para sumarse a otras naves que estudian ese planeta.

(03/04/06 – CyTA – Instituto Leloir. Por Alejandro Manrique) – El pasado 10 de marzo, la sonda estadounidense MRO se puso en órbita alrededor del planeta Marte mediante una delicada maniobra que consistió en el encendido de los motores y posterior frenado usando la atmósfera de ese planeta.

Lanzada en Agosto de 2005, la MRO se une a otras naves que ya están estudiando el Planeta Rojo: “Mars Global Surveyor” y “Mars Odyssey” de la NASA, “Mars Express” de la Agencia Espacial Europea y los robots exploradores “Spirit” y “Opportunity”.

Esta nueva nave, con un costo de 720 millones de dólares, viene a completar una flotilla selecta con los más avanzados instrumentos científicos, de ingeniería y comunicaciones, que le dan una capacidad de suministrar más de 10 veces la cantidad de datos que los provistos por la totalidad de las anteriores misiones a Marte combinadas y que permitirán la revisión de los libros de texto de astronomía planetaria.

La inserción en la órbita correcta de un planeta, es como impulsar una nave hacia el interior del “agujero de una cerradura” según los especialistas. La señal desde Marte a la Tierra demora en llegar unos 12 minutos, por lo que no hubo posibilidad entre el encendido de los motores y el impulso para que el equipo de control reaccionara o efectuara cambios. La MRO actuó en forma autónoma.

La sonda se posicionó por debajo de Marte y quedó sin comunicación, como estaba establecido, dejando al equipo de control virtualmente sin datos de su situación durante los seis minutos finales del encendido. Este era el tiempo que los ingenieros habían calculado para que la nave se frenara lo suficiente como para ser atrapada por la gravedad de Marte en una órbita elíptica muy elongada, que va desde los 45 mil kilómetros de distancia en su parte más alejada del planeta, hasta los 300 kilómetros de altura en la más cercana, completando una vuelta alrededor del planeta rojo cada 35 horas.

La maniobra consistió en una seguidilla de instrucciones determinadas de antemano, que la MRO logró cumplir en forma perfecta, calmando al ansioso equipo de control.

“Hemos ido directo hacia ese agujero de cerradura”, dijo un exultante Richard Zurek, científico del proyecto MRO en el JPL (Laboratorio de Propulsión a Chorro) de California, Estados Unidos. La alegría estaba justificada, Zurek ha sufrido más pérdidas de misiones a Marte que cualquier otro de sus colegas.

“Este es un momento muy emotivo para mí”, expresó Zurek. “Dos de las ocho investigaciones que se llevarán a cabo, se perdieron con la Mars Climate Orbiter y Mars Observer y ahora están en órbita en Marte”, agregó.

Los próximos meses se prepararán para lo que se conoce como “aerobraking” o maniobras de frenado, mediante las que se reducirá la distancia a la que se encuentra la nave, unos 45.000 kilómetros, hasta unos 300 kilómetros. Durante este tiempo, la MRO hará unas 500 aproximaciones, cuidadosamente calculadas, a la atmósfera del planeta, para disminuir gradualmente la gran órbita elíptica y lograr una de forma circular, la más ventajosa para la investigación científica proyectada, que comenzará en el mes de Noviembre venidero y durará dos años.

Durante la fase de descenso y frenado se llevarán a cabo experimentos científicos como, por ejemplo, el uso de la misma nave como instrumento de medición. Se podrá llegar a una altitud de 100 kilómetros sobre la superficie de Marte, lo que permitirá estudiar con un detalle sin precedentes la estructura de su atmósfera.

La MRO, que posee una antena de 3 metros de diámetro para el envío de información, no será un explorador de superficie, sino que orbitará el planeta Marte con instrumentos especialmente diseñados para comprender su climatología, la búsqueda de agua y la identificación de posibles lugares de descenso para futuras sondas.

Dentro de los instrumentos científicos que lleva a bordo, la MRO está equipada con cámaras capaces de tomar imágenes de la superficie marciana con gran resolución: podrá ver objetos del tamaño de una mesa.

Esta misión proporcionará un detallado informe de cómo Marte ha evolucionado a través de milenios, si hubo alguna vez océanos o ríos, y el clima que tuvo durante su pasado geológico.

“Cada una de las misiones actualmente en Marte ha adelantado lo que sabemos sobre la presencia y la historia del agua en Marte, uno de los principales objetivos de la MRO es descifrar cuándo existía agua sobre la superficie y dónde está ahora”, explicó Zurek.

“El agua es esencial para la vida, por lo que nos ayudará a orientar los futuros estudios para saber si Marte ha albergado vida alguna vez”, añadió con tono entusiasta.