Investigadores argentinos y del exterior estudian ambientes extremos de la Tierra para estudiar formas de vida que podrían existir en otros planetas. Algunos ecosistemas de la Puna Andina y las aguas de la Antártida se incluyen entre esos sitios.

(Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Los ecosistemas de Lagunas Andinas de Altura de la Puna Andina (LAPAs) en el Noroeste de Argentina son sistemas de lagunas de escasa profundidad casi inexplorados, distribuidos en un área geográfica a altitudes que van desde 3000 a los 6000 metros sobre el nivel del mar, y en ambientes de difícil acceso. Estas condiciones extremas presentes en las LAPAs simulan un ambiente marciano y  por ello han sido catalogados como análogos de Marte en la Tierra por muchos astrobiólogos.

Por sus características geográficas (alta altitud y baja latitud), las LAPAs están expuestas a un gran nivel de irradiación ultravioleta como así también a condiciones de estrés químico y físico tales como amplias fluctuaciones de las temperaturas diarias, hipersalinidad, y variabilidad de acidez, baja presión de oxígeno, escasa disponibilidad de nutrientes, y altas concentraciones de metales pesados y metaloides, especialmente de arsénico.

Otra coincidencia de las LAPAs con Marte es la presencia de evaporitas en ambos ambientes,  un tipo de formación que se asemeja a ´´piedras´´ generado por depósitos salinos y concomitante evaporación de agua y precipitación de sulfatos, cloruros, entre otros minerales. “Nuestro trabajo experimental indica que tanto en las evaporitas como en los lagos de las LAPAs, existe una gran diversidad de microorganismos extremófilos, llamados así ya que son capaces de sobrevivir en esas condiciones. Dado que se entiende que en otros planetas las condiciones suelen ser extremas o inhóspitas, el estudio de los extremófilos puede ayudar a extrapolar hipótesis sobre la posible presencia de vida en otros planetas. Por ello, nosotros estudiamos esas bacterias en la LAPAs que sobreviven al límite de lo posible”, indicó a la Agencia CyTA la doctora María Eugenia Farías, Investigadora Independiente del CONICET-Líder Laboratorio de Investigaciones Microbiológicas de Lagunas Andinas (LIMLA), PROIMI.

Ambientes extremos

En general se investiga la distribución de la vida en todo el espectro de condiciones ambientales, particularmente aquellos lugares donde las condiciones ambientales son tales que constituyen un desafío para la vida, como pueden ser los extremos de altas temperaturas en sistemas hidrotermales submarinos (en las dorsales oceánicas) y continentales, por ejemplo, el Parque nacional de Yellowstone de Estados Unidos y en lugares de muy baja temperatura como la Antártida, indicó a la Agencia CyTA Fernando Gómez, doctor en Ciencias Geológicas e investigador de CONICET en el Centro de Investigaciones en Ciencias de la Tierra de la Universidad Nacional de Córdoba. Y continuó: “Asimismo se estudian lagos alcalinos como el Mono Lake de Estados Unidos o ambientes muy ácidos como son sistemas de drenaje acido de minas (el Río Tinto, en España), y lagos hipersalinos con intensa radiación ultravioleta, como por ejemplo donde trabajamos nosotros en la Laguna Negra en la Puna de Catamarca, Argentina. Incluso científicos han encontrado bacterias en las profundidades de la Tierra, a 2800 metros de profundidad.”

Si bien se supone que la vida podría ser similar a la que hay en la Tierra, en el sentido de que pueden estar basada en la química del carbono (como en la tierra) y utilizar el agua como solvente donde se producen las reacciones químicas, los científicos no descartan la posibilidad de formas de vida muy diferentes. “Como sea se supone que además debe tener algún mecanismo para obtener energía (metabolismo), ser capaz de reproducirse y transferir información lo que le permitiría evolucionar en sentido darwiniano”, destacó Goméz..

La mayor parte de las investigaciones en astrobiología (en otros planetas y lunas como Marte, Europa, Titan, entre otras) se desarrollan a través de programas de NASA o de la Agencia Espacial Europea dadas las capacidades tecnológicas y económicas que ellos poseen. Sin embargo en muchos países se accede a este tipo de investigaciones a través del estudio de ambientes particulares en nuestro planeta y que son análogos a los que se supone existen en otros planetas y en este caso este tipo de investigación es más accesible para cualquiera.

“En nuestro laboratorio estamos tratando de entender las interacciones que hay entre microbios y minerales en ambientes extremos y que son ambientes análogos a los que se supone existieron en el pasado distante de nuestro planeta, cuando la vida primitiva apareció, y potencialmente a otros planetas como por ejemplo Marte”, afirmó el investigador del CONICET.

Gómez y su equipo tratan de entender las interacciones biológicas y químicas que se producen y el registro que dejan a través de señales texturales y geoquímicas  que quedan preservadas en rocas y minerales. Entender esto nos ayuda a comprender el registro geológico que constituye el único archivo de la historia de nuestro planeta y sus interacciones con la Biosfera. “Asimismo estamos interesados en el control que microbios pueden tener en la precipitación de minerales, por ejemplo, carbonatos y su posible aplicación tecnológica como puede ser secuestrar CO2 o fijar metales pesados y contaminantes”, concluyó.

 NOTA PUNA

 

Foto de la Puna.

Créditos: Gentileza de la doctora María Eugenia Farías