Tras analizar drogas que producen “ruidos fantasmas” con efectos secundarios, un equipo internacional, liderado por la científica del CONICET Ana Belén Elgoyhen, identificó neurotransmisores y proteínas asociados al trastorno.
(14/02/2014 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller)-.Un relevamiento liderado por científicos argentinos abre el camino para el posible desarrollo de terapias para los acúfenos o ruidos fantasmas.
Varios pacientes asocian el comienza del trastorno a un trauma sonoro por el uso reiterado de iPods, Mp3 y otros reproductores de música a todo volumen; a la concurrencia a una discoteca; o a un trabajo en el que no se usan protectores. En otros casos, el origen de ese “sonido fantasma” es desconocido.
El 20 por ciento de la población mundial padece esta condición y el uno por ciento en un grado severo. Éste último grupo suele experimentar trastornos de ansiedad, depresión, disfunciones cognitivas e insomnio.
Hay estrategias para aliviar los acúfenos, pero hasta la fecha no hay aprobado ningún fármaco para tratarlo. Ahora, la revista “Pharmacometrics & Systems Pharmacology” describe la identificación de neurotransmisores y enzimas que estarían involucrados en la percepción de estos sonidos que atormentan a los pacientes.
“El hallazgo podría guiar la elección de terapias farmacoterapéuticas aún no exploradas”, señaló a la Agencia CyTA la autora principal del estudio, la doctora Ana Belén Elgoyhen, directora del Laboratorio de Fisiología y Genética de la Audición en el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular (INGEBI) y vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Investigaciones en Neurociencias.
Para llegar a esos resultados, Elgoyhen y sus colegas aplicaron una metodología moderna de farmacología de redes informáticas para integrar datos a gran escala depositados en bases de datos públicas. “Integramos información de todas los fármacos reportados que producen acúfenos como efecto adverso y de sus blancos farmacológicos descriptos, llegando a un total de 1.313 pares de drogas y blancos biológicos”, puntualizó la investigadora del CONICET y también profesora adjunta del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la UBA.
En la actualidad hay algunos tratamientos que pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes como las terapias sonoras, counselling y algunos fármacos. “Nuestro objetivo es seguir con esta línea de investigación para poder, en algún momento, allanar el camino hacia el diseño de una terapia efectiva”, indicó Elgoyhen, quien en 2012 fue distinguida como Investigadora de la Nación Argentina.
En el estudio también participaron investigadores de la Universidad de Regensburg, en Alemania; de la Universidad de Dallas, en Estados Unidos; y de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda.
Por sus aportes al entendimiento de las bases moleculares de la audición la científica del CONICET Ana Belén Elgoyhen obtuvo en 2008 el “Premio L’Oréal-Unesco For Women in Science” y en 2012 fue distinguida como Investigadora de la Nación Argentina.
Créditos: Gentileza de la Dra. Ana Belén Elgoyhen
Gracias, Dra. Elgoyhen por sus aportes al tema.
Soy sorda bilateral profunda, sin resto auditivo, implantada en 2009. Mi sordera fue progresiva a partir de los 11 años, por causas que se desconocen hasta la pérdida de todo resto, a los 30 años, quedando solo la lectura labial como medio de comunicación. Terminé la escolarización primaria como oyente, el secundario y la carrera de Filosofía (UBA) (1974) como hipoacúsica, y la carrera de Edición (UBA, 1978) como sorda profunda, sin resto y lectura labial. Así que conozco bien toda la gama de esos “sinvergüenzas virtuales” que son los acufenos, molestos, intangibles, que llegan para quedarse, y que pueden llegar a enloquecer al portador, como casi me ocurrió al poco tiempo de conexión del implante coclear, en el trabajo, cuando en la obra en construcción de enfrente comenzaron a serruchar metal. fue fulminante, porque el ruido me afectó más rápido que el movimiento de mi mano para apagar el procesador. Tardé varias semanas en normalizar mi memoria, estaba dispersa, temía un acv.
Lo que puedo afirmar es que las causas del malestar acufénico son casi incontables, y tienen mucho que ver el estado emocional, la irrigación del cerebro, muchas veces dificultada a causa de la contractura cervical, del cuello, de la zona en general. En los peores momentos me recetaron vasodilatadores, masajes descontracturantes, y nada de estrés, causa principal de la mayoría de los males en la actualidad.
Con el implante, y con los audífonos, más el autocontrol, se pueden “domar” bastante, por ejemplo, si uno fue oyente poniéndoles música.
Hay un libro muy lindo al respecto de Oliver Sacks, “Musicofilia”, donde toca el tema desde el arte y la neurociencia, y explica cómo Beethoven y otros músicos pudieron componer siendo sordos.
Lo que quería comentar es que quedo a disposición para cualquier pregunta o contacto que deseen entablar. Soy miembro del comité asesor por el Programa Discapacidad en la Universidad (Universidad de Buenos Aires) y el de Filosofía y Letras, de la misma institución.
Saludos cordiales.
Lía Reznik