Preocupados por lo que trascendía internacionalmente acerca de la devaluación de los presupuestos del CONICET y las universidades nacionales, tres laureados por la Academia Sueca se comunicaron con el biólogo molecular argentino Alberto Kornblihtt para interiorizarse sobre la situación. Ellos mismos se ocuparon luego de convocar a otros premiados para que firmaran la misiva dirigida a las autoridades que ayer se hizo pública. El investigador argentino cuenta aquí el detrás de escena de una iniciativa sin precedentes.

(Agencia CyTA-Leloir).- La noticia sobre una carta en defensa de la ciencia argentina dirigida a las autoridades nacionales y firmada por 68 ganadores del Premio Nobel en distintas disciplinas ayer dio la vuelta al mundo. Pero hasta ahora no había trascendido cómo fue que se gestó esa iniciativa que puso en perspectiva, como nunca antes, los aportes del sistema científico local a escala global. Testigo privilegiado de las gestiones para que este apoyo sin precedentes fuera una realidad, el destacado biólogo molecular argentino Alberto Kornblihtt habló con a la Agencia CyTA-Leloir y brindó detalles del detrás de escena.

“Fue una propuesta directa de tres ganadores del Premio Nobel, que me escribieron 20 días atrás para que los ayudara porque le querían mandar una carta al presidente, a los legisladores y a la prensa, preocupados por lo que estaba pasando. Les dije que sí y les envié una reseña que incluía logros de la ciencia argentina que había recopilado la periodista científica Nora Bär”, explicó Kornblihtt, quien reconoció que se sorprendió con el análisis profundo que contiene el texto final.

Según contó el profesor emérito de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA e Investigador Superior contratado del CONICET, el primero en contactarlo fue Andrew Fire, ganador del Nobel de Medicina en 2006 por haber sido uno de los descubridores de los ARN reguladores, y a quien no conocía personalmente. Luego se comunicaron Robert Horvitz, que descubrió a través del gusano Caenorhabditis elegans el mecanismo de la muerte celular programada o apoptosis; y Richard Roberts, uno de los codescubridores del “splicing” o mecanismo de maduración del ARN.

Consultado acerca de las posibles razones detrás de ese apoyo tan contundente a la ciencia argentina, Kornblihtt reflexionó: “Creo que no somos conscientes de la importancia de nuestra ciencia y tecnología en el contexto mundial. Hay algo que viene de la escuela de Bernardo Houssay y Luis Federico Leloir, entre otros, y que tiene que ver con que en la Argentina siempre luchamos por hacer una ciencia que fuera original y no la cola de león de los proyectos del hemisferio norte. Siempre hemos querido ser líderes de nuestros propios temas de investigación. Eso es algo que reconocen estos científicos laureados”.

Luego de mencionar muchos de los logros generados desde este lado del planeta y que redundaron, por ejemplo, en beneficios clínicos para los pacientes de todo el mundo; o la larga tradición en astronomía, paleontología, arqueología y estudios ambientales y sociales que ostenta la Argentina, la carta insta, entre otras cosas, a dejar sin efecto las restricciones impuestas a los presupuestos del sector científico y tecnológico. “Congelar los programas de investigación y disminuir el número de estudiantes de doctorado y de investigadores jóvenes provocará la destrucción de un sistema que tardó muchos años en construirse, y que requeriría muchísimos más para ser reconstruido”, advierte el texto.

“A mí lo que más me importa es la repercusión que pueda tener en senadores y diputados, que son los que finalmente pueden poner un freno institucional al desguace del sistema de ciencia y técnica”, enfatizó Kornblihtt. Y si bien reconoció que no sabe qué impacto real puede tener la carta en las políticas futuras relacionadas con el sector, el científico piensa que sí sirvió para renovar las esperanzas entre sus colegas.

“Creo que es un aliciente para los jóvenes investigadores e investigadoras, que ven peligrar su futuro porque se redujeron las becas, porque hay incertidumbre sobre la confirmación de la entrada a la carrera del investigador y porque las promociones no salen. En ese contexto muchos están pensando en irse, lo cual es un drama para la Argentina”, deslizó.

Hasta el cierre de esta nota no trascendió cómo repercutió el tema entre los legisladores, pero quién sí habló esta mañana fue el vocero presidencial Manuel Adorni, quien en su conferencia de prensa diaria aseguró: “El gobierno nacional manifiesta su sorpresa ante una carta firmada por científicos extranjeros denunciando una situación de abandono en el CONICET”. Y tras asegurar que la gestión apuesta a la ciencia y la tecnología, añadió que “sin dudar de la honestidad intelectual de los Premio Nobel que firmaron la carta, cabe recordar que el buen análisis científico es aquel que evalúa los fenómenos en su contexto. Y el contexto nuestro es que Argentina es un país empobrecido, así que no se va a financiar la ciencia que no aporta un beneficio directo a la sociedad”.

En los últimos días, las repercusiones internacionales por la situación del sistema científico argentino han ido tomando distintas formas: ya antes de la carta de los premios Nobel, investigadores de renombre de diferentes partes del mundo habían hecho circular por redes sociales videos brindando su apoyo. Y en las últimas horas la revista Nature publicó un nuevo artículo sobre la crisis que enfrenta el sector, con declaraciones de investigadores y la opinión de un vocero de la Secretaría de Ciencia, que no da su nombre