Así lo demostró un estudio preclínico liderado por científicos del Instituto Leloir y del CONICET y publicado en Scientific Reports, aunque se requieren estudios en pacientes humanos para verificar su eficacia y seguridad.

(Agencia CyTA-Leloir)-. Mediante estudios preclínicos en ratones investigadores argentinos comprobaron que una proteína de la bacteria de la brucelosis podría incrementar la potencia de un tratamiento contra el melanoma, el cáncer de piel más agresivo.

“Aunque se deben realizar más análisis para comprender completamente los mecanismos antitumorales que desencadena, la proteína lumazina sintasa (BLS) de la bacteria Brucella surge como una plataforma prometedora para la terapia contra el melanoma”, afirmó la doctora en Biología Paula Berguer, directora del trabajo e investigadora del CONICET en el Laboratorio de Inmunología y Microbiología Molecular liderado por Fernando Goldbaum en la Fundación Instituto Leloir (FIL).

En la actualidad, contra distintos tipos de cáncer se administran “inhibidores de punto de control inmunológicos”, anti-PD-1 o anti-PD-L1. Este tipo de tratamientos levanta “frenos internos” del sistema inmune para destruir células tumorales.

Sin embargo, dado que la inmunoterapia con anti-PD-1 o anti-PD-L1 no genera muy buenos resultados contra melanoma, “decidimos probar una herramienta que pudiera mejorar su desempeño”, indicó Berguer.

Fácil de producir

Berguer y equipo trabajaron con BLS, una proteína proveniente de Brucella pero que por ingeniería genética puede ser obtenida en grandes cantidades a partir de otra bacteria llamada Escherichia coli.

“En el laboratorio estudiamos exhaustivamente las características de BLS y observamos que, además de ser una proteína muy estable y de fácil obtención, despierta una respuesta inmunológica potente y duradera”, subrayó Berguer.

Y continuó: “Descubrimos que gran parte de la respuesta que BLS genera es gracias a su capacidad de unirse a una proteína en la membrana exterior de células de la inmunidad innata, el receptor de tipo Toll 4 (TLR4)”.

Los autores del estudio, publicado en “Scientific Reports”, comprobaron que en ratones con melanoma BLS tiene un efecto antitumoral per se que aumenta de manera sinérgica por el uso combinado con la inmunoterapia anti-PD-1, logrando disminuir la velocidad de crecimiento del tumor y aumentando significativamente su sobrevida.

Al estudiar qué mecanismos podrían estar actuando, los investigadores vieron que la administración de BLS en los animales portadores de melanoma hace que en las zonas cercanas al tumor disminuya la proporción de células regulatorias, que normalmente frenan la respuesta inmune y que aumenten las células capaces de montar una respuesta que ayude a eliminar las células tumorales.

Además, el tratamiento con BLS indujo un aumento en la cantidad de ciertas células inmunes llamadas “natural killers” (NK) y del interferón gamma (IFN-g), los cuales contribuyeron a generar una adecuada respuesta antitumoral en los estudios preclínicos.

“Los resultados obtenidos en nuestro trabajo sugieren que la administración de BLS incrementa la susceptibilidad del tumor al tratamiento con anticuerpos anti-PD-1. Estudios adicionales tendrían que realizarse en el futuro para poder sentar las bases para la realización de ensayos clínicos en humanos que comprueben su seguridad y eficacia”, concluyó Berguer.

Los resultados del trabajo forman parte de la tesis doctoral de Ana Farias bajo la dirección de Berguer en la FIL. Y también participaron Fernando Goldbaum, Ariadna Soto, Carla Goldin, Santiago Sosa y Camila Gil, de la FIL y del CONICET; y Franz Puttur, del Imperial College London, en Londres, Reino Unido, quien realizó un importante aporte de imágenes de microscopía de los tumores.

Imagen de células del sistema inmune dentro del melanoma, el cáncer de piel más agresivo.