Científicos de Bahía Blanca desarrollaron nutracéuticos que incorporan compuestos que reducen la inflamación y niveles de colesterol en plasma.

(Agencia CyTA-Fundación Leloir. Por Bruno Geller)-. Investigadores de Bahía Blanca demostraron que la impresión 3D puede usarse para la producción de nutracéuticos o “alimentos medicinales” de administración oral que proporciona beneficios a la salud, incluyendo la prevención y el tratamiento de enfermedades.

El estudio, publicado en la revista “Food Research International”, fue liderado por Camila Palla e Ivana Cotabarren, investigadoras del CONICET en la Planta Piloto de Ingeniería Química (PLAPIQUI) y docentes del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Sur (UNS).

“Las frutas y verduras son componentes fundamentales de una dieta saludable, y disminuyen el riesgo de padecer algunas enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías y determinados tipos de cáncer. Sin embargo, los estilos de vida actuales han llevado a una disminución de la ingesta de vegetales y la preparación de alimentos de alto nivel nutritivo, por esta razón desde la ciencia hacemos esfuerzos para crear productos que puedan compensar estas deficiencias y tener un rol importante en la prevención de enfermedades”, afirmó Palla.

Palla, Cotabarren Diego Colaneri (profesional técnico de PLAPIQUI) y Sofía Cruces, alumna de la UNS al momento de la realización del proyecto, adaptaron una impresora 3D para su uso con materiales semisólidos. La impresión 3D es una técnica de fabricación que implica la deposición de materiales capa por capa para formar una estructura tridimensional que se controla mediante un software de computadora.

Con esa tecnología, lograron producir nutracéuticos de propiedades mecánicas estables basados en la mezcla de dos componentes: un oleogel o material semisólido obtenido a partir de aceite vegetal; y fitoesteroles, que son nutrientes vegetales con propiedades beneficiosas para la salud.

Se ha demostrado que los fitoesteroles son capaces de reducir la inflamación y los niveles de colesterol “malo” en plasma, así como aumentan las lipoproteínas de alta densidad (HDL) que, entre otras funciones, retiran el colesterol de las arterias y lo transportan al hígado para su excreción”, explicó Palla.

“Sin duda, esta línea de investigación es el puntapié para que los oleogeles y otros materiales con propiedades nutritivas o beneficiosas para la salud puedan ser usados en la impresión de productos nutracéuticos y alimentos funcionales”, afirmó Cotabarren.

El desarrollo de productos con características personalizadas en el área de la alimentación y de los productos nutracéuticos en el ámbito científico y tecnológico es muy escaso y las potenciales aplicaciones deben aún ser exploradas. “Se requieren más investigaciones para determinar si es factible usar impresión 3D para la obtención de matrices alimenticias que permitan mejorar la entrega de compuestos activos al organismo, al igual que para la obtención de productos personalizados”, concluyó Cotabarren.

Los autores del avance: Camila Palla (Izq.), Ivana Cotabarren, Sofía Cruces y Diego Colaneri.

Los investigadores de Bahía Blanca demostraron que con una impresora 3D se pueden fabricar nutracéuticos o alimentos con componentes beneficiosos para la salud.