Así lo afirmó la doctora en ciencias sociales Vanesa Vázquez Laba, investigadora del CONICET y responsable de la Dirección de Género y Diversidad Sexual de la Secretaría Académica de la UNSAM,  en el seminario “Desigualdades y violencia de género en el sistema científico y universitario” que dictó en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires del CONICET que funciona en el Instituto Leloir. La investigadora asesora a instituciones sobre cómo actuar en casos de discriminación por razones de género y/o violencia de género.

(Agencia CyTA-Fundación Leloir)-. En el ámbito de la ciencia, como en todas las esferas de la sociedad, hay mujeres que sufren distintos tipos de violencia: simbólica, económica, psicológica, física y sexual.  Así lo recuerda la socióloga y doctora en ciencias sociales Vanesa Vázquez Laba, investigadora del CONICET en el Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la UNSAM.

“La ciencia y los científicos suelen pensar que su práctica y sus disciplinas son neutrales a las cuestiones de género. Sin embargo, lo que sabemos desde la teoría feminista es que las relaciones académicas y científicas también son relaciones de poder y el género juega un papel fundamental en ese vínculo”, señaló Vázquez Laba.

“Otro claro ejemplo es el ocultamiento de la contribución de las mujeres en descubrimientos científicos fundamentales en la historia. Y la invisibilización de la violencia de género en los espacios de trabajo científico y académico, que también se esconde bajo el velo de la neutralidad científica”, añadió.

En la UNSAM, Vázquez Laba y un equipo interdisciplinario de investigadoras estudia las desigualdades y la violencia de género a nivel social y también dentro del campus. Y en 2015 pusieron en marcha un protocolo, que es pionero en el país, para la actuación en situaciones de discriminación por razones de género y/o violencia de género en la UNSAM, cuyos resultados positivos han despertado interés a lo largo del país.

“Asesoramos a varias instituciones para la elaboración o implementación de sus propios protocolos”, indicó Vázquez Laba.

El protocolo se basa en instrumentos de carácter normativo en los cuales se establece el procedimiento a seguir para garantizar el tratamiento óptimo de los casos de violencia de género. También implementan medidas de prevención, de protección, de investigación y de esclarecimiento de los hechos. Según el caso, se adoptan medidas pedagógicas, de sensibilización, de sanción, de suspensión, juicios académicos y otras acciones.

Mediante una encuesta que realizaron en 2016 en la UNSAM, las investigadoras del IDAES constataron que la violencia más recurrente en el espacio universitario es la simbólica. “Los comentarios sexistas y discriminadores, sobre todo por estudiantes varones, son un problema central de la vida universitaria y de la experiencia en las aulas”, indicó Vázquez Laba, quien también integra la Comisión Interdisciplinaria del Observatorio de Violencia Laboral del CONICET.

Sin embargo, las investigadoras comprobaron que no todas las consultas que se hacen en la Consejería en Violencia de Género de la universidad terminan en denuncia. “Muchas de las personas afectadas en una situación de este orden suelen solicitar que los casos sean abordados a través de otras medidas que no impliquen sanciones, como, por ejemplo, una llamada de atención y/o capacitaciones. Estas medidas son de carácter preventivo y apuntan al trabajo pedagógico para mejorar los vínculos entre las personas”, afirmó Vázquez Laba.

Por otro lado, la investigadora destacó que el protocolo de la UNSAM ha logrado un afianzamiento de la relación con los claustros de la universidad, en especial con las estudiantes que suelen recurrir a la Dirección para realizar sus consultas. “Esto significa que pueden canalizar a través de la institución la situación que atraviesan”, concluyó.

En la Fundación Instituto Leloir (FIL) y en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA) del CONICET que funciona en la FIL, “estamos trabajando para concientizar y sensibilizar a sus miembros sobre la problemática de género. El objetivo es prevenir conflictos y contribuir a un buen clima laboral en el que prevalezcan el respeto, la tolerancia y la cooperación entre los integrantes de los grupos de investigación”, afirmó Andrea Gamarnik, directora del IIBBA. Y agregó: “Para esto comenzamos a realizar distintas  actividades coordinadas por becarios e investigadores, como el seminario de Vanesa, quien nos trasmitió su experiencia como estudiosa del tema. En este momento estamos elaborando un protocolo interno para prevenir todo tipo de violencias. Cuando se empieza a caminar este sendero de concientización, no hay vuelta atrás”.

Vanesa Vázquez Laba (izq.), investigadora de CONICET y responsable de la Dirección de Género y Diversidad Sexual de la Secretaría Académica de la UNSAM, y Andrea Gamarnik, directora del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA) del CONICET que funciona en la Fundación Instituto Leloir

Vanesa Vázquez Laba, investigadora de CONICET y responsable de la Dirección de Género y Diversidad Sexual de la Secretaría Académica de la UNSAM.