Este es uno de los mensajes principales de la 5ta. Conferencia Internacional de Turismo Sostenible “Planeta, Personas, Paz – P3” con sede en San José, Costa Rica. Esa actividad económica genera el 9% del PBI mundial y contribuye con más del 5% de los gases de efecto invernadero.

(16/10/2015 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Así como el cambio climático puede modificar los destinos turísticos y todas las actividades asociadas, este creciente rubro económico –que genera el 9 por ciento del PIB mundial– puede transformarse en una estratégica fuerza para mitigar esa amenaza ambiental de escala global.

Este fue uno de los mensajes principales de la 5ta. Conferencia Internacional de Turismo Sostenible “Planeta, Personas, Paz – P3” con sede en San José, Costa Rica, organizada semanas atrás por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) y la Cámara Nacional de Ecoturismo y Turismo Sostenible (CANAECO).

“El turismo contribuye con el 5% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de origen antropogénico, pero si se incluye todos los gases de efecto invernadero puede llegar al 12,5%”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir Lenin Corrales, especialista en Biología de la Conservación y Cambio Climático egresado de la Universidad Nacional de Costa Rica e integrante de la Comisión Mundial de Gestión de Ecosistemas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Este tipo de gases provienen, entre otras fuentes, de la aviación, del transporte terrestre, de los cruceros, del alojamiento y de actividades individuales de los turistas.

El cambio climático no es un evento del futuro remoto. Ya está impactando en la formulación de decisiones en el sector turístico, indicó el arquitecto Gustavo Olveyra, representante del Ministerio de Turismo de Uruguay (MINTUR) en el Grupo de Coordinación del Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático y la Variabilidad, quien mencionó un estudio de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República de ese país. Basados en modelos climáticos globales aprobados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, los científicos de esa casa de estudios estimaron que es probable que Uruguay tenga un incremento de temperatura de 0,3-0,5 ºC para 2020 y de 1,0 a 2,5 ºC para 2050.

“El nivel del mar (en costas uruguayas) aumentaría entre 5 y 10 cm para la década de 2020, y entre 12 y 20 cm para la década de 2050”, puntualizó Olveyra. “Las marejadas de tormenta se producirían sobre un nivel medio del mar más elevado, y los cambios de velocidad del viento influirían tierra adentro a mayor distancia. El resultado más directo de estos y otros fenómenos es el aumento de la erosión”, aseguró.

Un caso paradigmático es el de la República de Maldivas (en el Océano Índico),que en 2012 recibió cerca de un millón de turistas.  Una fracción de los 1200 islotes que la conforman ya ha sido inundada y gran parte podría desaparecer en el futuro si no se toman medidas urgentes contra el aumento del nivel del mar.

Voluntad política y social

Desde el MINTUR, Olveyra promueve en Uruguay la respuesta al cambio climático en zonas costeras mediante la acción conjunta de funcionarios, académicos, empresarios y otros miembros de la sociedad civil. Por ejemplo, en cuatro gobiernos departamentales, incluyendo el de la capital, Montevideo, están contemplando la instalación de pasarelas para evitar que los peatones remuevan la arena y la vegetación que permite la formación de dunas.

Para la doctora Mónica Araya, fundadora y directora ejecutiva de Nivela, un centro de gestión en desarrollo y sustentabilidad de Costa Rica, la disminución de  emisiones de carbono (sobre todo por la quema de combustibles fósiles para transporte) es posible si se acelera el paso a las energías renovables.

Araya, quien también lidera la ONG Costa Rica Limpia y colabora con programas ambientales de las Naciones Unidas, reconoció que hay tres dinámicas “fascinantes y sin precedentes que marcan un nuevo ritmo político frente al desafío climático. La cooperación climática entre China y Estados Unidos era impensable hace cinco años. Hoy admiten que el cambio climático es real y enumeran las acciones que tomarán”, destacó.

Por otra parte, la fuerza devastadora de eventos meteorológicos como las sequías de California y San Pablo se ha hecho tan tangible para ciudadanos, empresas y políticos que crea espacio para asumir más responsabilidad ante la advertencia de impactos climáticos. “En tercer lugar, con el nuevo acuerdo climático que se firmará en la Cumbre del Clima en París a fin de año, además de los países industrializados, las naciones más pequeñas presentarán sus planes para reducir emisiones”, dijo Araya.

El argentino Alejandro Varela,  director general adjunto para las Américas de la Organización Mundial de Turismo (OMT), afirmó que por el lugar que ocupa en la economía mundial, el turismo ha sido identificado como uno de los once sectores clave que pueden promover la transición a una economía verde. “Las autoridades políticas, las empresas y los propios turistas comparten esta responsabilidad”, afirmó.

Diego González, presidente de la junta directiva de CANAECO, señaló en tanto que con una gestión sustentable, el turismo se convierte “en un instrumento noble de distribución de riqueza, de protección de la biodiversidad y de fortalecimiento de las culturas.”

“La solución al cambio climático no puede recaer exclusivamente en el gobierno y congreso de turno porque sus ciclos son muy breves. Hasta el Papa ha entrado en el debate”, señaló Araya. “¿Se hace lo suficiente? No, pero cada vez se está haciendo más, no menos.  Es importante superar el derrotismo”, añadió.

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El compromiso de los turistas es clave en la lucha contra el cambio climático.

Créditos: CANAECO-Costa Rica / Lex van den Bosch

 

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Calzada construida sobre el sistema de dunas (protector de las costas) en el Departamento de Canelones, Uruguay. Las acciones de adaptación costera buscan solucionar esta problemática.

Créditos: Gentileza de Gustavo Olveyra